Un estudio ha analizado el efecto en organismos acuáticos de las partículas generadas por el roce de la banda de rodadura con la carretera.
Las micropartículas de los neumáticos generadas durante su uso en carretera son un importante contaminante medioambiental, y una parte significativa de ellas se vierte en los cursos de agua cercanos a las redes de tráfico. Se calcula que alrededor del 18% de estas partículas acaban llegando al agua dulce, mientras que el 2% llega a los estuarios.
Según ha demostrado una nueva investigación, las micropartículas de plástico liberadas al medio ambiente por los neumáticos de carretera comunes deben tratarse como un contaminante «altamente preocupante», que puede superar los límites de seguridad crónica en algunos entornos muy contaminados.
Un equipo expertos de la Universidad de Plymouth y la Universidad de Exeter, en Reino Unido, ha analizado la toxicidad crónica de las partículas y los lixiviados químicos encontrados en una serie de marcas de neumáticos populares. A continuación, han estudiado el efecto que estas partículas y sustancias químicas tendrían en pequeños crustáceos planctónicos, la pulga de agua (Daphnia magna).
Los investigadores descubrieron que los contaminantes plásticos de los neumáticos tenían un efecto claro tanto en la reproducción como en el desarrollo de la pulga de agua, que también presentaba una absorción visible de partículas en su tracto digestivo.
Al examinar los lixiviados -líquido que ha atravesado el material de los neumáticos, llevándose consigo algunas de las sustancias químicas nocivas- encontraron una fuerte presencia de zinc, titanio y estroncio, así como de muchas sustancias químicas orgánicas.
En total, de las numerosas sustancias químicas orgánicas presentes durante la prueba, se encontraron más de 50 en las cinco marcas de neumáticos, y un número significativo de esas sustancias químicas se clasificaron como muy tóxicas.
Según los investigadores, este nuevo trabajo demuestra que las partículas de los neumáticos son contaminantes peligrosos y deben tratarse como una preocupación especial cerca, o posiblemente por encima, de los límites crónicos de seguridad ambiental en algunos lugares.
Aunque investigaciones anteriores sugerían la existencia de concentraciones de estas partículas en el medio ambiente, no se conocían tan bien los efectos toxicológicos que tienen sobre los organismos acuáticos.
Para este estudio, el equipo utilizó varias marcas populares de neumáticos de todo el mundo para generar una mezcla de micropartículas de la banda de rodadura. A continuación se estudió la toxicidad tanto de las partículas como de los lixiviados químicos en la especie de prueba, la pulga de agua.
Los resultados, publicados en la revista Journal of Hazardous Materials, sugieren que las partículas de los neumáticos eran más tóxicas para la pulga de agua que los microplásticos de polietileno, más comúnmente estudiados.
«Nuestros trabajos anteriores han demostrado que los residuos de la carretera son una fuente importante de microplásticos en el medio ambiente» explica Richard Thompson, jefe de la Unidad Internacional de Investigación sobre Basuras Marinas de la Universidad de Plymouth. «En los últimos años, hemos trabajado con socios de la investigación y la industria para determinar cómo se distribuyen esas partículas y su potencial para causar daños. Este nuevo estudio es de vital importancia porque demuestra el potencial de efectos nocivos en una especie de invertebrado acuático, en concentraciones similares a las que hemos registrado cerca de las carreteras en el Reino Unido. Se trata claramente de un tema que debemos seguir estudiando».
«Los neumáticos ejercen una compleja presión tóxica sobre la fauna porque liberan gran cantidad de sustancias químicas tóxicas, además de partículas diminutas que pueden ser ingeridas, por lo que se producen efectos tanto químicos como físicos», añade el Dr. Paul Boisseaux, investigador postdoctoral en Ecotoxicología de la Universidad de Exeter y autor principal del estudio.