Investigadores de la Universidad de Cambridge han desarrollado un reactor alimentado por energía solar que convierte el CO2 capturado y los residuos plásticos en combustibles sostenibles y otros productos químicos valiosos.
Obtienen un biofertilizante a partir de residuos de cultivo de tomate y energía solar
[themoneytizer id=»17425-1″] Los investigadores han demostrado que mediante esta técnica, denominada biosolarización, el cultivo del tomate presenta unas condiciones de producción y calidad similares a los tratados con fertilizantes químicos convencionales, y a la vez, un control de plagas efectivo y sostenible.