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Una investigación revela por primera vez el nivel de microfibras sintéticas procedentes de las lavadoras que finalmente terminan en la tierra, principalmente debido al uso como fertilizante de lodos de depuradora en los que los microplásticos quedan atrapados.

Los microplásticos generados al lavar la ropa también terminan en sistemas terrestres

La cantidad de microfibras sintéticas que vertimos en nuestras vías fluviales ha sido una cuestión de gran preocupación en los últimos años, y por una buena razón: cada ciclo de lavado libera en sus aguas residuales decenas de miles de diminutas y casi invisibles fibras plásticas cuya persistencia y acumulación puede afectar a los hábitats acuáticos y a los sistemas alimentarios, y en última instancia a nuestros propios cuerpos en formas que aún se desconocen.

Y de acuerdo con los investigadores de la Escuela Bren de Ciencias Ambientales y Administración de la Universidad de California Santa Bárbara (EE.UU.), ese no es el panorama completo. En un nuevo estudio, publicado en la revista PLOS ONE, encontraron que el volumen de microfibras sintéticas que liberamos a los ambientes terrestres en nuestros ciclos de lavado rivalizan -y pronto podrían eclipsar- con la cantidad que termina en nuestros océanos, ríos y lagos.

«Las emisiones de microfibras en los ambientes terrestres era un proceso conocido. Pero la magnitud del problema no era bien conocida», dice Jenna Gavigan, quien dirigió el estudio, el primero en examinar el problema a escala mundial.

Utilizando conjuntos de datos globales sobre la producción, el uso y el lavado de ropa con tasas de emisión y retención durante el lavado, el tratamiento de aguas residuales y la gestión de lodos, Gavigan y sus colegas estiman que 5,6 millones de toneladas (t) de microfibras sintéticas han sido emitidas por el lavado de ropa entre 1950 y 2016, de las cuales 2,9 millones de toneladas han llegado a los cuerpos de agua y otros 2,5 millones se han distribuido entre ambientes terrestres (1,9 Mt) y vertederos (0,6 Mt).

«Si se observan las cifras se puede ver el enorme crecimiento de la producción de ropa sintética y, como resultado, el aumento de la contaminación por microfibras sintéticas», dijo el profesor de ecología industrial y coautor del artículo, Roland Geyer.

De hecho, según el documento, cerca de la mitad del total de las emisiones de microfibras sintéticas desde 1950 (los albores de la producción masiva de fibras sintéticas) se generaron sólo en la última década. Gracias en gran parte al apetito global por la moda rápida y su tendencia hacia fibras sintéticas más baratas y de producción masiva, así como al mayor acceso a las lavadoras, nuestra ropa está contaminando no sólo el océano, sino también la tierra.

Acumulación de microplásticos en los lodos de depuradora

¿De dónde viene esta enorme -y hasta ahora, en gran parte inadvertida- masa de microfibras sintéticas? En el esfuerzo por evitar que entren en nuestras vías fluviales, estos microplásticos se están acumulando en los lodos de las plantas de tratamiento de aguas residuales.

«El tratamiento de aguas residuales no es el fin de la contaminación», dijo el profesor de ecología industrial Sangwon Suh, quien también es participa del estudio. Con una eficiencia de eliminación de aproximadamente 95-99%, todos los microplásticos, excepto los más pequeños, quedan atrapados en el lodo, que se trata y se convierte en biosólidos, y «se utiliza predominantemente en aplicaciones terrestres», como fertilizante y enmiendas para el suelo.

«Un porcentaje menor va al vertedero», dice Gavigan, y añade que «el porcentaje más pequeño se vierte en el océano en algunos países, y parte de él se incinera», añade.

«Así que entonces se convierte en un problema de contaminación terrestre -señaló Geyer-. Lo convertimos en un problema de contaminación ambiental diferente en lugar de haberlo resuelto».

Cómo prevenir la emisión de microfibras

Según los investigadores, prevenir las emisiones en la fuente – ya sea mediante el uso de dispositivos de captura de microfibras en las lavadoras, seleccionando un método de lavado más suave, lavando la ropa con menos frecuencia o renunciando a los tejidos sintéticos- sería más eficaz para mitigar la contaminación por microplásticos que tratar de capturar las fibras después de que el agua residual se envía a la planta de tratamiento.

En palabras de Nick Mallos, director de Trash Free Seas de Ocean Conservancy, «cuando se trata de la contaminación por microfibras, estos nuevos hallazgos muestran que el océano ha sido el canario en la mina de carbón, y que la contaminación por plásticos está mucho más extendida en nuestro medio ambiente de lo que se pensaba en un principio. Afortunadamente, existen soluciones simples y efectivas, como añadir filtros a las lavadoras. Instamos a los fabricantes a hacer estas modificaciones estándar».

Esta evaluación global de las emisiones de microfibras sintéticas forma parte de un panorama más amplio de microplásticos en el medio ambiente que los investigadores esperan completar a medida que descubran las vías que toman estas minúsculas fibras. Por ejemplo, ¿qué otras fuentes contribuyen con estas fibras al medio ambiente? ¿Cómo se mueven y qué sistemas pueden ser afectados? ¿Cómo interactúan estas microfibras con la biota de una región? Obtener respuestas a estas y otras preguntas podría conducir a prácticas que mitiguen o prevengan los efectos de la contaminación mundial por microplásticos, incluso cuando aumente el consumo.

«Hay enormes incógnitas -dice Sangwon Suh-. La cantidad de microplásticos y microfibras que se generan es bastante masiva y sigue aumentando, y si continúa habrá grandes cambios, de cuyas consecuencias aún no estamos seguros. Eso es lo que lo hace preocupante».

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