El mal uso de las toallitas húmedas causa problemas medioambientales y de gestión de agua y residuos, además de conllevar costes económicos de limpieza estimados entre cuatro y seis euros por persona y año, han denunciado varios expertos.

Es una cantidad que “puede parecer pequeña, pero en ciudades con millones de habitantes la cifra se dispara” y, a nivel nacional, sobrepasa los 200 millones de euros en toda España, ha explicado el presidente de la Asociación Española de Abastecimientos de Agua y Saneamiento (AEAS), Fernando Morcillo.

Morcillo ha señalado que la mayoría de los fabricantes de toallitas húmedas “incumple los estándares de calidad” porque las toallitas, que forman parte del textil no tejido, “deberían tener fibras enlazadas de forma caótica para deshacerse, como sucede en el caso del papel higiénico, pero pocos fabricantes cumplen este requisito”.

La razón es que, en lugar de emplear celulosa pura, “muchas empresas abaratan su producción a costa del material” y utilizan una “masa de residuos plásticos de tercera categoría”.

Y el resultado es que los tejidos “no se desintegran con facilidad y por tanto no son biodegradables” además de estar “humectados con productos químicos contaminantes”.

A ello hay que añadir que la red de alcantarillado cuenta con un sistema de desagüe en tubos de transporte donde “pueden producirse vertidos de aguas residuales debido a los atascos generados por las toallitas”, como de hecho ha sucedido recientemente en ciudades como Valencia o San Sebastián.

Los supermercados tienen, para Morcillo, un “papel fundamental” a la hora de afrontar este problema mediante la concienciación de sus clientes porque no es raro que “las toallitas se coloquen junto al papel higiénico y mucha gente cree que se pueden desechar igual”, a lo cual contribuye su etiquetado y publicidad engañosa cuando se describe este producto como “papel higiénico húmedo”.

Incluso “hemos encontrado marcas que invitan al usuario a desechar dos o tres toallitas por el inodoro antes de tirar de la cadena”, ha denunciado este especialista, “pese a que ningún estudio avala que la infraestructura de saneamiento pueda asumirlo”.

Un estándar de calidad necesario

Los fabricantes que sí velan por la calidad del producto “somos los primeros que estamos interesados en que se exija un estándar de calidad”, ha apuntado a Efe el director general de Estrategia y Servicios Generales del Grupo Ubesol -interproveedor de Mercadona-, Antonio Guerola, quien lamenta que las toallitas sean “la parte más visible de la amalgama de residuos retirados” de las redes de saneamiento.

Sin embargo, no son los únicos desperdicios de este tipo porque “también hemos encontrado bastoncillos de algodón, tampones e incluso preservativos”, ha indicado este especialista.

Por ello la compañía de Guerola lleva un tiempo “trabajando con la AEAS y con otras entidades para crear una norma común” y asumible por todo el sector que permita mejorar la situación.

El problema de estos residuos es tan preocupante en algunas ciudades que el Grupo Parlamentario Socialista (GPS) ha presentado en el Congreso de los Diputados una proposición no de ley que insta al Gobierno a impulsar una campaña institucional para alertar a los consumidores.

La iniciativa, respaldada por la Organización de Consumidores y Usuarios, pide una coordinación de los tres niveles administrativos -nacional, autonómico y municipal- para lanzar esta campaña en un plazo de seis meses.

La portavoz de Consumo del GPS, Begoña Tundidor, ha precisado que “el 95 % del papel higiénico se disuelve en agua en media hora pero, dos días después de tirar una toallita por el inodoro, apenas se ha disuelto el 36 % de su composición”.

Por ello ha insistido en que “no estamos en contra del uso de toallitas, pero sí debemos fomentar un uso adecuado”, recordando que “no deben depositarse en el inodoro, sino en la basura o en los contenedores de reciclaje para papel”.

Fuente:
EFE

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