Según destaca el informe, el papel ideal de las tecnologías de tratamiento térmico de residuos es recuperar la energía y los materiales que no se pueden reciclar y reducir la necesidad de vertedero.

Planta de valorización energética de residuos

La Asociación Internacional de Residuos Sólidos (ISWA) ha publicado recientemente el Libro Blanco sobre Tecnologías de Valorización Energética de Residuos. Este documento pretende ser una visión de conjunto que analiza los aspectos técnicos, económicos, legislativos, institucionales, sociales y, sobre todo, medioambientales de las tecnologías térmicas disponibles que producen energía a partir de residuos.

El objetivo general del documento es presentar los requisitos previos esenciales que deben cumplirse para garantizar la viabilidad a corto y largo plazo de la construcción y explotación de instalaciones de valorización energética de residuos sólidos urbanos (RSU). Las directrices también incluyen una visión general de las tecnologías de combustión y tratamiento térmico de residuos, así como de la infraestructura y financiación necesarias.

Según el informe, el tratamiento térmico de residuos es «una tecnología limpia y sólida» que puede adoptarse en las zonas céntricas de las ciudades. Christophe Cord’homme, vicepresidente del Grupo de Trabajo sobre Recuperación de Energía de ISWA, asegura que estos sistemas de valorización «proporcionan energía sostenible y disponible localmente, reduce la dependencia de los combustibles fósiles y contribuye a la protección del clima al evitar las emisiones de metano de los vertederos».

Cord’homme destaca también que el tratamiento térmico «evita la enorme contaminación de las peores opciones, como los vertederos o las quemas a cielo abierto». Además, apoya su instalación lo más cerca posible de los centros urbanos, respetando así «el principio de proximidad para el ‘metabolismo’ de nuestras ciudades». De esta forma, ofrecería «una solución higiénica, segura y fiable» para el tratamiento de los residuos municipales, «combinada con la producción de energía renovable no intermitente y la recuperación de minerales y metales».

Así, los autores del Libro Blanco concluyen que, «como sumidero final, la energía a partir de residuos es parte integrante de un sistema de residuos y recursos eficiente y sostenible, que va de la mano del reciclado y el tratamiento biológico de los residuos cuando se trata de reducir la cantidad de residuos vertidos y de eliminar los vertederos y las quemas al aire libre, protegiendo así el medio ambiente y la salud humana y mitigando el cambio climático».

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