La Alianza Residuo Cero lamenta que se haya perdido la oportunidad de tener una normativa más ambiciosa que apueste firmemente por la prevención, pero valora que se hayan afianzado algunas de sus peticiones como el SDDR o la fiscalidad ambiental finalista.

Los ecologistas ante la nueva ley de residuos
Residuos en una planta de reciclaje RSU. Foto: RESIDUOS PROFESIONAL

La semana pasada, los grupos parlamentarios del Senado votaron las enmiendas de la Ley de Residuos y Suelos Contaminados. Desde la Alianza Residuo Cero -formada por Amigos de la Tierra, Ecologistas en Acción, Greenpeace, Retorna, Rezero y Surfrider-, denuncian en un comunicado que el texto aprobado «no está a la altura de la problemática y desprotege la salud de las personas». Sin embargo, sí reconocen el valor de algunas de las medidas introducidas que «permiten un tímido avance en las políticas de residuos».

Para las organizaciones ecologistas, el documento ha perdido fuelle a su paso por el Senado en algunos aspectos, mientras que en otros ha servido para afianzar sus peticiones. Así, consideran que el Senado ha perdido la oportunidad de «reforzar y apuntalar las políticas encaminadas a la reducción de residuos«.

La Alianza Residuo Cero, a pesar del «sabor agridulce» que le deja de la votación, celebra que una parte de las medidas a negociar no han sido rebajadas ni bloqueadas. «Es una buena noticia que los fabricantes se vean obligados por ley a responsabilizarse de sus residuos, y que muchos de estos costes dejen de ser asumidos por la ciudadanía con sus impuestos», afirma.

La plataforma valora así algunos de los aspectos básicos de la Ley que se han estado negociando los últimos días en la Cámara Alta:

Puntos negativos de la Ley de Residuos a su paso por el Senado

  • Sin prevención de residuos en origen no hay reciclaje que valga. «La ley, que debería basarse principalmente en la prevención, establece porcentajes de reducción mínimos, lo que aboca a un escenario de generación de residuos desproporcionado. La ley incide una y otra vez en el error de apostar por el reciclaje cuando la forma de garantizar un uso eficiente de los recursos y la energía es la prevención en origen de la generación de residuos en origen, tal y como marca la Unión Europea».
  • Sustancias tóxicas en los envases. «El Senado pierde la oportunidad de marcar un antes y un después con la prohibición de sustancias tóxicas consideradas disruptoras endocrinas, que están presentes en envases alimentarios como los bisfenoles y ftalatos. Estas han sido asociadas a infinidad de posibles efectos negativos sobre la salud, como daños sobre el desarrollo del aparato reproductor, alteraciones en el neurodesarrollo, enfermedades metabólicas o, entre otros, incremento de riesgo de algunos cánceres ligados a las hormonas. Se debería, como mínimo, recuperar el texto que salió del Congreso donde se prohibía el Bisfenol-A».
  • No queda garantizada la recogida de calidad (sin impropios) de la fracción orgánica de los residuos domésticos. «Se dilata en el tiempo la obligatoriedad de la recogida separada de la materia orgánica. Un grave error, ya que significa seguir enterrando en el vertedero recursos valiosos en lugar de transformarlos en compost. Uno de los puntos más preocupantes de la medida es que plantea un máximo de residuos impropios del 20% (residuos no orgánicos), aspecto que incidirá negativamente en la viabilidad técnica de las instalaciones y gravemente en la calidad del compost».

    Puntos positivos de la Ley de Residuos a su paso por el Senado

  • Sistema de depósito, devolución y retorno sí, pero dejando atrás el vidrio y la reutilización de envases. «El texto, que salió en diciembre del congreso, por fin establecía un Sistema de Depósito, Devolución y Retorno de envases (SDDR) de bebidas, una demanda histórica del movimiento ecologista. Sin embargo, se trata de una victoria a medias al no incluir las botellas de vidrio y, en consecuencia, aprovechar este sistema para fomentar circuitos de limpieza y relleno de las botellas. Como parte positiva, finalmente se aprobó una enmienda transaccional de amplio consenso entre los grupos parlamentarios para definir una hoja de ruta clara para su implantación».
  • La ley avanza en la aplicación de la responsabilidad ampliada del productor siguiendo las directrices europeas. «Los productores se verán obligados a asumir todos los costes asociados al tratamiento de los residuos que generan, lo que incluiría la recogida en vías públicas, zonas verdes y entornos naturales, como playas y medio marino. Esto implica que la ciudadanía, por fin, dejará de asumir estos costes. La medida abarcará a su vez textil y artículos voluminosos. Sin embargo, no se aplicará a otros sectores productivos, también demandados por las organizaciones (productos de higiene íntima, colchones, monodosis, cápsulas de café, juguetes, bengalas marítimas y embarcaciones recreativas, entre otros)».
  • Aumenta la fiscalidad ambiental finalista. «Una de las buenas noticias que deja el texto a su paso por el Senado es el fin a la actual supremacía de los tratamientos finalistas, como el vertido y la incineración, una prioridad en la normativa europea. La nueva norma penalizará estos tratamientos con un nuevo impuesto tanto al vertido como a la incineración y la coincineración. Lo recaudado deberá invertirse en políticas dirigidas a la reducción de residuos».

El paso por el Senado ha sido el penúltimo trámite antes de que la Ley de Residuos y Suelos Contaminados sea aprobada definitivamente y entre en vigor. Ahora la última palabra será del Congreso. La Alianza Residuo Cero insta a diputados y diputadas a recuperar alguna de las medidas que aprobaron con mayoría en el Congreso.

“Es hora de que se tomen el problema de los residuos en serio: afecta a nuestra salud, afecta al clima, al medio ambiente, a las materias primas. No estamos hablando de una problemática aislada. No podemos perder otra década para contar con una ley que ponga fin al problema ambiental, de salud y económico que suponen las políticas de residuos”, concluyen las organizaciones.

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