Las enmiendas orgánicas estabilizadas (compost) son una alternativa sostenible a los fertilizantes inorgánicos, logrando rendimientos similares en cultivos frutales, hortícolas y de secano y mejorando la biodiversidad y la capacidad de retención hídrica de los suelos, según una tesis doctoral recientemente leída en la Universidad Politécnica de Cartagena (UPCT).

Una tesis demuestra los beneficios del compost frente a los fertilizantes inorgánicos
Carmen Chocano Vañó, junto a uno de los cultivos en los que ha comprobado los efectos del compost

Investigadores del Centro de Edafología y Biología Aplicada del Segura (CEBAS-CSIC) han realizado experimentos en invernaderos y terrenos agrícolas de Murcia y Albacete que demuestran que una gestión adecuada de los residuos de origen animal y vegetal consigue rendimientos agrícolas similares a los fertilizantes tradicionales, e incluso mejora la calidad de productos como la lechuga, cuyo contenido de nitratos en las hojas es menor utilizando el compost. Un bajo contenido en nitratos es importante porque estos se transforman en nitritos, cancerígenos y responsables de enfermedades en la sangre.

La tesis de Carmen Chocano Vañó evalúa distintas prácticas de cultivo alternativas para proteger los suelos e incrementar el rendimiento de las cosechas. “El objetivo es mejorar la sostenibilidad del suelo y la calidad de los cultivos en ambientes semiáridos mediante la valorización de los residuos orgánicos en forma de enmiendas, reduciendo el uso de fertilizantes inorgánicos”, explica la autora.

“Los suelos mediterráneos tienen problemas de salinidad y escasez de materia orgánica y de microorganismos que lo regeneran”, argumenta Chocano. “El uso de fertilizantes inorgánicos como meros aportes de nutrientes ha reducido la biodiversidad microbiana y ha desencadenado problemas de contaminación”, añade.

Frente a estas prácticas convencionales, y en combinación con ellas, la tesis propone poner en valor los residuos orgánicos convirtiéndolos en un recurso agrícola como es el compost, para aumentar la eficiencia y sostenibilidad de los cultivos al tiempo que se mejoran las propiedades microbiológicas del suelo y la capacidad de retención hídrica, esencial antes las recurrentes sequías.

Foto portada:
USDA

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