La Asociación de Gobiernos Locales asegura que los vapeadores desechables provocan incendios en los camiones de basura y es casi imposible reciclarlos si no se someten a un tratamiento especial, con los costes que ello conlleva.

Ayuntamientos británicos piden la prohibición de los cigarrillos electrónicos desechables

La Asociación de Gobiernos Locales (LGA) del Reino Unido, que representa a los ayuntamientos de Inglaterra y Gales, ha pedido al Gobierno británico que prohíba la venta y fabricación de cigarrillos electrónicos de un solo uso antes de 2024 por motivos medioambientales y sanitarios.

La LGA afirma que es crucial que la prohibición entre en vigor rápidamente, ya que con la UE proponiendo una prohibición en 2026 y Francia desplegando una prohibición en diciembre de este mismo año, existe el riesgo de que a medida que estos mercados cierren, los vapeadores desechables inunden el Reino Unido.

Los ayuntamientos aseguran que estos dispositivos de un solo uso son un peligro para la recogida de residuos y provocan incendios en los camiones de basura.

Estos vapeadores están diseñados como una unidad, por lo que las pilas no pueden separarse del plástico, lo que hace casi imposible reciclarlos sin someterlos a un tratamiento especial.

Las pilas de litio dentro del plástico pueden aumentar bruscamente de temperatura si se dañan y volverse inflamables.

Esto supone un coste importante por los daños causados por el fuego a los equipos y el tratamiento especializado necesario para tratar los residuos peligrosos.

Con 1,3 millones de unidades desechadas cada semana, los cigarrillos electrónicos de un solo uso se han convertido también en un elemento habitual de la basura en las calles.

Por otro lado, los ayuntamientos también están preocupados por el impacto que el vapeo está teniendo en los niños y los jóvenes. En concreto, consideran que la comercialización de vapeadores con diseños y sabores diversos podrían atraer a los niños, en particular los que tienen sabores afrutados y a chicle, y envases coloridos. Por eso reclaman nuevas medidas estrictas que regulen la exposición y comercialización de los productos de vapeo habituales de la misma forma que el tabaco.

David Fothergill, presidente de la Junta de Bienestar Comunitario de la la LGA , ha afirmado que «los ayuntamientos no son contrarios a los vapeadores, que han demostrado ser menos nocivos que el tabaco y pueden utilizarse como herramienta para dejar de fumar. Sin embargo, los vapeadores desechables son fundamentalmente defectuosos en su diseño y productos intrínsecamente insostenibles, lo que significa que una prohibición total resultará más eficaz que los intentos de reciclarlos más.

«Los vapeadores de un solo uso ensucian nuestras calles como basura, son un peligro en nuestros camiones de basura, son caros y difíciles de tratar en nuestros centros de reciclaje. Sus colores, sabores y publicidad son atractivos para los niños y las sanciones para los minoristas que los venden no van lo suficientemente lejos», ha añadido.

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