Respecto a la basura, se insiste en la importancia de la aplicación del principio comunitario de las tres erres (reducción, reutilización y reciclaje) como principal hábito con el que minimizar la producción de residuos y avanzar hacia una gestión más racional de los mismos.

Guía de buenas prácticas para reducir la generación de residuos y ahorrar agua y energía
Portada de la guía de buenas prácticas elaborada por Sogama

La Sociedade Galega do Medio Ambiente (Sogama) acaba de editar, en formato digital, un manual de buenas prácticas para ayudar a los ciudadanos a llevar a cabo una gestión más sostenible de los residuos producidos en sus hogares, así como de la energía y el agua consumida, contribuyendo al ahorro, tanto desde la dimensión medioambiental como económica.

Desde la vertiente de los residuos, y ayudándose de los tres personajes corporativos que simbolizan las tres erres (Román, Rita y Roque), la guía proporciona las claves para reducir su producción, tanto en el hogar como en el trabajo, la escuela y el tiempo de ocio, recurriendo a gestos tan sencillos como la planificación responsable de las compras, la reutilización de los productos hasta agotar su vida útil (es el caso, por ejemplo, de las bolsas de plástico), la preferencia por envases recargables, el máximo aprovechamiento del papel impreso, la apuesta por la fabricación de compost doméstico a partir de la materia orgánica o la adecuada separación de las distintas fracciones de material contenidas en la basura, depositándolas en los correspondientes contenedores para posibilitar su posterior reciclado.

Uso más eficiente de agua y energía

La guía incide también en el ahorro de energía en la iluminación, aconsejando para ello el uso de bombillas de bajo consumo –que duran entre 8 y 10 veces más que las incandescentes convencionales–, una correcta limpieza de lámparas y luminarias, y optando por los colores claros en paredes y cortinas.

Respecto a los aparatos eléctricos y electrónicos, se puede ahorrar energía recargándolos solo el tiempo necesario y conectándolos a tomas de corriente múltiples con interruptor para poder apagar la toma eléctrica cuando los equipos no estén en funcionamiento, pues en modo stand by siguen consumiendo energía.

En el caso de los electrodomésticos, se recomienda ubicar el frigorífico lejos de cualquier fuente de calor, cubrir las caceloras para que los alimentos se cocinen más rápido y planchar la ropa de una sola vez, en lugar de repartir la tarea en varias.

Respecto a la calefacción, se insiste en aislar bien las juntas de las ventanas y puertas, utilizar termostatos y relojes programables para regular la temperatura, y abrir las persianas y contraventanas durante las horas de sol para aprovechar el calor.

En cuanto al aire acondicionado, se alude a la necesidad de habilitar las unidades en lugares con sombra, en la zona norte de la casa, lo que permitirá utilizar un 10% menos de electricidad, y no colocar bombillas o televisores cerca del termostato, ya que al detectar el calor de estos aparatos, el aire acondicionado funciona más tiempo del necesario.

Para el ahorro de agua, el manual se centra en escenarios claves: la cocina, aconsejando lavar cargas completas en el lavavajillas y lavadora, no abusar de detergentes, lejías o productos abrillantadores, y controlar las averías para evitar fugas; el baño, dando preferencia a la ducha, instalando sistemas de doble descarga y dejando de usar el inodoro a modo de papelera; y el jardín, aplicando técnicas de riego por goteo y microaspersión, instalando depósitos de aguas pluviales y optando por la máquina de lavado para el coche.

La guía se distribuirá estos días entre distintas entidades y colectivos sociales (ayuntamientos, centros escolares, asociaciones, etc.) a fin de que éstos se involucren en la divulgación de estos pequeños gestos, con los que se pretende introducir la sostenibilidad en nuestra forma de vida.

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