Científicos de la Universidad de Missouri realizan pruebas sobre el terreno de carreteras restauradas con mezclas que incluyen residuos plásticos reciclados o caucho de neumáticos fuera de uso.

Mezclas asfálticas para carreteras con residuos plásticos
Una muestra de mezcla de prueba de pavimento asfáltico diseñada por el MAPIL. Foto Universidad de Missouri

Investigadores de la Universidad de Missouri (UM), en Estados Unidos, están utilizando materiales reciclados, incluidos los residuos plásticos, como solución sostenible para arreglar carreteras deterioradas.

En colaboración con el Departamento de Transporte de Missouri (MoDOT), los investigadores del Laboratorio de Pavimentos Asfálticos e Innovación de Mizzou (MAPIL) de la UM crearon recientemente una carretera de prueba en el mundo real utilizando materiales reciclados como neumáticos usados y residuos plásticos a lo largo de una parte de la carretera interestatal 155 en el Bootheel de Missouri. Este método innovador pretende ayudar a reducir el número de elementos que van a parar a los vertederos o que se filtran al medio ambiente, según Bill Buttlar, director del MAPIL.

«Nos entusiasma que, aunque nuestro planteamiento es complicado en el laboratorio, es sencillo de ejecutar sobre el terreno, por lo que resulta fácilmente adaptable, escalable y rentable para incorporarlo a muchos tipos de entornos viarios», afirma Buttlar.

El proyecto I-155 lleva un paso más allá la anterior carretera de pruebas del grupo, instalada en un tramo del Stadium Boulevard de Columbia (Missouri). En lugar de limitarse a probar cuatro tipos diferentes de materiales reciclados, el proyecto I-155 evaluará la eficacia en el mundo real de nueve tipos diferentes de materiales reciclados en la creación de pavimento asfáltico para carreteras. Esto incluye tres tipos diferentes de polietileno (PE) -un material que se encuentra habitualmente en las bolsas de plástico de los supermercados- y caucho de neumático triturado.

«Estos proyectos nos brindan la oportunidad de construir intencionadamente la próxima generación de carreteras con estos materiales, no como una especie de vertedero lineal, sino también para ayudar al medio ambiente y, al mismo tiempo, hacer que el valor de los dólares gastados en infraestructuras de transporte como ésta se extienda mucho más en el futuro», dice Buttlar, que también es titular de la Cátedra Glen Barton de Pavimentos Flexibles de la UM.

«En el campo de la investigación de materiales de transporte, tenemos que ver cómo se comportan en el mundo real los distintos materiales utilizados para construir una carretera -la roca, el asfalto y los materiales reciclados- y cómo se gelifican para construir una carretera», afirma Buttlar. «El asfalto se licua con el calor, y cuando se le pone un aditivo como un material plástico o de caucho, hay que conseguir que todo se una con una buena adherencia. Pero sólo sabremos si eso ocurre con éxito cuando lo produzcamos a escala real y luego lo expongamos a elementos, como diferentes condiciones meteorológicas y tráfico intenso».

El MAPIL se especializa en un proceso seco, que permite a los investigadores añadir fácilmente los materiales reciclados directamente a la mezcla antes de aplicarla a la superficie de una carretera.

«La forma y el tamaño de los plásticos plantean distintos retos en cuanto al flujo del material, su comportamiento y su mezcla», explica Punya Rath, profesor adjunto de investigación del Departamento de Ingeniería Civil y Medioambiental que trabaja en el MAPIL. «Así que hicimos pruebas exhaustivas a pequeña escala durante casi todo un año antes de pasar a una escala mayor sobre el terreno».

Refiriéndose a los problemas medioambientales, Buttlar dice que el equipo se asegura de que todo lo que hacen está dentro de los límites actuales establecidos por la Agencia de Protección Medioambiental (EPA) norteamericana.

«Estamos diseñando el material para que pueda retener o capturar los subproductos medioambientales en el porcentaje más alto durante el mayor tiempo posible. No va a ser una contención del 100% -reconoce Buttlar-. Todo lo que se construye en un entorno natural se degradará con el tiempo, por eso la EPA tiene normas para todo, y nosotros nos aseguramos de que estamos dentro de esas normas».

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