La adopción generalizada de productos biodegradables no disminuirá significativamente el volumen de plástico en los océanos o los riesgos físicos y químicos que suponen los plásticos para medio marino, según concluye un reciente informe de la ONU.

Un informe del PNUMA asegura que los plásticos biodegradables no son la respuesta a la basura marina
20 millones de toneladas de plástico terminan en los océanos cada año. Foto: Maryline P (cc)

El informe, “Plásticos biodegradables y residuos marinos. Conceptos erróneos, problemas e impactos sobre el medio marino”, encuentra que la biodegradación de los plásticos ocurre en condiciones que raramente, o nunca, se cumplen en el medio marino, ya que algunos polímeros requieren compostadores industriales y prolongadas temperaturas superiores a 50 °C para desintegrarse. También hay pruebas limitadas que sugieren que el etiquetado de productos como biodegradables aumenta la inclinación de los públicos a generar basura.

El informe fue publicado para conmemorar el 20º aniversario del programa de acción mundial para la protección del medio marino desde las actividades terrestres (GPA), un mecanismo intergubernamental organizado por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).

El director ejecutivo del PNUMA, Achim Steiner, dijo al respecto que “recientes estimaciones del PNUMA calculan que hasta 20 millones de toneladas de plástico terminan en los océanos del mundo cada año. Una vez en el océano, el plástico no desaparece, pero se rompe en partículas de microplástico. Este informe demuestra que no hay soluciones rápidas, y será necesario un enfoque más responsable para administrar el ciclo de vida de los plásticos y reducir su impacto en nuestros océanos y los ecosistemas.

En 2014, un estudio realizado por el PNUMA y sus asociados estimó que unos 280 millones de toneladas de plástico se producen a nivel mundial cada año y sólo un muy pequeño porcentaje es reciclado. En cambio, parte de ese plástico termina en los océanos del mundo, costando varios millones de dólares anuales en daños ambientales a los ecosistemas marinos.

El informe revela que los plásticos más usados para aplicaciones generales no son biodegradables en el medio marino

En los últimos años, ha crecido la preocupación alrededor de los microplásticos (partículas de hasta 5 mm de diámetro, ya sea fabricado así o creado cuando el plástico se descompone). Su ingesta se ha extendido ampliamente entre los organismos marinos, incluyendo aves marinas, peces, mejillones, gusanos y zooplancton.

El nuevo informe pretende comprobar la tesis de que los plásticos biodegradables pueden desempeñar un papel importante en la reducción de estos impactos ambientales negativos.

El documento revela que los plásticos más usados para aplicaciones generales, tales como el polietileno (PE), el polipropileno (PP) y el policloruro de vinilo (PVC) no son biodegradables en el medio marino. Polímeros que se biodegradan bajo condiciones favorables en la tierra, tardan mucho más en hacerlo en el océano y su adopción generalizada probablemente contribuye a la basura marina y sus consiguientes consecuencias indeseables para los ecosistemas marinos.

Los oxodegradables tampoco

El estudio también analiza los impactos ambientales de los plásticos oxodegradables, enriquecidos con prooxidantes como el manganeso, que precipita su fragmentación. Sin embargo, en el medio marino esta fragmentación ocurre mucho más lenta y puede durar hasta cinco años, durante los cuales los objetos de plástico permanencen como basura marina.

Los plásticos oxodegradables pueden plantear una amenaza para los ecosistemas marinos incluso después de su fragmentación. El informe dice que los microplásticos creados en el proceso de fragmentación permanecerán en el océano, donde puede ser ingeridos por organismos marinos y facilitar el transporte de microbios dañinos, patógenos…

El informe también cita investigaciones que sugieren que algunas personas se sienten atraídas por “soluciones tecnológicas” como una alternativa para cambiar su comportamiento. El etiquetado de un producto como biodegradable puede ser visto como una solución técnica que elimina la responsabilidad del individuo, dando como resultado una renuencia a tomar medidas.

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