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La asociación que aglutina a las incineradoras españolas lamenta que las administraciones sigan dando prioridad al vertido frente a la valorización energética de residuos.

Planta de valorización energética de residuos

La valorización energética –o conversión de residuos no reciclables en energía– es una práctica bastante normalizada en muchos países del norte de Europa. Mientras tanto, en España este tratamiento se aplica a alrededor de un 11% de los residuos. Una tasa insuficiente, según la Asociación española de plantas de valorización energética (Aeversu), que en un comunicado lamenta que sigamos «dando crédito a los numerosos mitos que desde hace décadas circulan en torno a la valorización energética y sus supuestos peligros», mientras que «nuestros vecinos europeos han desterrado viejas creencias y han eliminado los vertederos convencionales de sus geografías».

La entidad recuerda que daneses y suecos, entre otros, «conviven con las plantas de valorización energética en el propio centro de las urbes», lo que «les permite disfrutar de los beneficios principales que ofrece emplear la energía procedente de los residuos«.

Y cita casos concretos, como una planta de Copenhague (Dinamarca), que además de proporcionar «calor a 150.000 hogares y electricidad baja en carbono para 550.000 personas», ha sido diseñada para que se pueda esquiar sobre su superficie. O una instalación en Bruselas que suministra energía a un centro comercial y «reduce drásticamente su impacto ambiental al no producir CO2».

Por contra, Aeversu lamenta que «en España las administraciones aún rechazan este tipo de técnicas y dan prioridad al vertido, debido en gran parte al rechazo popular y a la errónea vinculación de las plantas de valorización energética con la contaminación del medioambiente y la afección a la salud pública».

«El reciente apoyo que la sección ambiental de la ONU ha otorgado a las plantas de valorización energética es un factor determinante para Aeversu, no obstante, en nuestro país, este tema aún no suscita el interés que debería, sobre todo, en los regidores municipales y en la clase política en general», explica Rafael Guinea, presidente de Aeversu.

Alternativa a los vertederos

La asociación defiende la conversión de los residuos en energía como «la alternativa a los vertederos convencionales», y lo argumenta con un estudio del Ministerio de Medioambiente Alemán, la según el cual «la valorización energética emite 19 veces menos CO2 que los vertederos».

Por otro lado, Aeversu asegura que no compite con el reciclaje y la reutilización. De hecho, afirma que los países que más reciclan suelen ser tambiém aquellos que más energía recuperan de sus residuos. «Gracias al empleo de las dos técnicas, Dinamarca, Suecia o Países Bajos han conseguido implantar una cota de “residuo cero” y eliminar de sus sistemas los vertederos convencionales con una cota de vertido de residuos anual menor al 1%».

Aunque más del 47% de los residuos municipales en la UE se reciclan o se compostan, todavía son muchos los países que continúan vertiendo grandes cantidades de residuos municipales. En el caso de España, aún enviamos un 54% de los residuos a vertederos.

Exigentes controles de emisiones

Aeversu asegura que las plantas de valorización energética «son extremadamente seguras, y no perjudican a la salud de los vecinos, ya que pasan por los controles más exigentes en cuanto a emisiones industriales». Y recuerda que el propio Paquete de Economía Circular aprobado por la Comisión Europea señala que «cuando los residuos no se puedan reutilizar ni reciclar, resulta preferible recuperar su contenido energético en lugar de eliminarlos en vertedero».

Igualmente, la organización que aglutina a este tipo de plantas en España y Andorra recuerda que sus incineradoras «cuentan con procesos de filtrado muy eficaces con exhaustivos controles medioambientales, mediante los que se garantiza unos niveles de emisión controlados y exigentes. Estos sistemas de control hacen que las plantas de valorización energética sean infinitamente más respetuosas con el medioambiente que los vertederos, y por consiguiente con la salud pública». Y alude a dos recientes estudios independientes publicados en este sentido por la Agencia de Salud Pública de Barcelona (ASPB) y por Madrid Salud.

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