La mayoría de los residuos que acaban en las calles lo hacen a poca distancia de donde alguien los compró. En otras palabras, la mayor parte de la basura procede de fuentes locales.

Basura
Basura abandonada. Foto: RESIDUOS PROFESIONAL

Una nueva investigación de la Universidad de California en Riverside revela que los objetos de la basura que se acumula en vías públicas y arcenes suelen originarse a menos de tres kilómetros de donde se encuentran, y a menos que los humanos los retiren, la mayoría de estos residuos nunca saldrán del medio ambiente.

Para el estudio, los investigadores pasaron un mes recogiendo basura en siete lugares de Inland Empire (California). Examinaron su composición, distinguieron a los fabricantes de muchos artículos y, gracias a los recibos, también pudieron determinar dónde se compraron muchos de los productos.

La mayoría de los artículos de basura acaban en las calles a poca distancia de donde alguien los compró. En otras palabras, la mayor parte de la basura procede de fuentes locales. Este hallazgo podría ayudar a las ciudades a evitar que los residuos de plástico acaben contaminando el agua y el aire.

«Mucha gente dice: ‘no es mi basura’ -afirma Win Cowger, científico medioambiental de la UCR y primer autor del estudio-. Quiero disipar esa idea con las pruebas que tenemos, al menos aquí en Inland Empire».

Algunas personas han teorizado que el viento, el agua u otros factores son los responsables de mover los residuos por las zonas urbanas. Este estudio, publicado en la revista Environmental Research, es el primero de este tipo que estudia la basura local con tanto detalle y determina que los humanos son el principal medio por el que se desplaza de los comercios a las calles.

Para llegar a estas conclusiones, 18 estudiantes de grado y postgrado formados en la recogida de datos inspeccionaron cerca de un kilómetro de carretera varias veces a la semana en diversas localizaciones de Inland Empire.

Casi el 60% de los materiales que encontraron eran de plástico. La mayoría estaban relacionados con los alimentos, seguidos de los productos del tabaco, siendo los principales productores de estos artículos, cuando eran identificables, empresas como Philip Morris o Mars Incorporated.

¿De quién es la culpa?

Dado que las personas son responsables del flujo de artículos desde las tiendas a las calles, puede ser tentador culpar de la basura a su mal comportamiento. Sin embargo, los investigadores consideran que los individuos, los responsables políticos y los fabricantes deben trabajar juntos para resolver el problema.

«Se ha hecho mucho hincapié en el comportamiento humano individual como forma de reducir los índices de basura», afirma Andrew Gray, científico medioambiental de la UCR y autor del estudio. «En realidad, es igual de fácil o incluso más exacto decir que si en primer lugar no produjéramos las cosas, no llegarían al medio ambiente».

En el ámbito local, los investigadores concluyen que las ciudades disponen de diversas herramientas para abordar el problema. Entre ellas se encuentran la prohibición de productos que suelen acabar en la vía pública o el aumento de la frecuencia de barrido de las calles.

Las prohibiciones y otras medidas preventivas se sugieren porque el estudio también determinó que la limpieza de la basura no evita que vuelva a producirse. Cada vez que los investigadores acudían a inspeccionar las zonas de muestreo, también las limpiaban, solo para encontrar un volumen similar de residuos cuando volvían.

«Hay una teoría de las ventanas rotas que algunas personas suscriben, según la cual la basura engendra basura. Sin embargo, descubrimos que incluso si se mantiene un lugar limpio la acumulación es realmente constante, por lo que se necesitan otras acciones para evitar la basura en primer lugar», dice Cowger.

Un índice universal de terminología sobre la basura

Para entender mejor cómo se traslada la basura a los bordes de las carreteras y cómo limpiarla, los investigadores están planeando estudios adicionales en Long Beach (California) y en Oregón. Además, Cowger está trabajando en la elaboración de un índice universal de terminología de encuestas sobre la basura para ayudar a conectar este estudio con otros similares.

Uno de los problemas para conectar conjuntos de datos similares sobre la basura es la diferencia en el lenguaje utilizado para describirla. Por ejemplo, ‘bolsita’ es el término que utilizan los países de Asia oriental para lo que los estadounidenses denominan envoltorios, un elemento que aparece con frecuencia en los montones de basura. El índice de Cowger ayudaría a unificar los términos, de modo que las causas y el impacto de los residuos en todo el mundo pudieran entenderse mejor.

Actuar en este tema es de vital importancia. El plástico puede liberar sustancias químicas nocivas en el suelo circundante, que pueden llegar a las aguas subterráneas y superficiales. Mientras que los plásticos más grandes dañan a los animales y disminuyen el atractivo estético del entorno, los microplásticos se desprenden de los artículos más grandes al descomponerse. Se trata de contaminantes emergentes preocupantes con una amplia gama de posibles efectos adversos para la salud humana.

«Hay que adoptar un enfoque más sistemático como seres humanos para decidir qué se produce, porque al final todo llega al medio ambiente», concluye Gray.

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