Desde un punto de vista medioambiental, existe un gran interés por el desarrollo de nuevos materiales procedentes de recursos renovables tales como las fibras naturales.

El Instituto Tecnológico del Embalaje, Transporte y Logística (ITENE) lidera un proyecto de investigación que pretende obtener nuevos materiales biodegradables a partir de fibras de elementos naturales como el lino y el cáñamo. Estos nuevos biomateriales se destinarían a la fabricación de bandejas para la industria alimentaria.

El proyecto, denominado FLHEA, cuenta también con la participación de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU), la israelí Melodea, la holandesa Rodenburg Biopolymers, la finlandesa Arctic Fiber, la sueca Organoclick AB y la española Termoformas del Levante.

Esta investigación es de gran importancia debido al interés del sector del envase y embalaje en soluciones para la reducción de residuos, para lo que se están buscando nuevos materiales biodegradables que supongan una alternativa a los envases tradicionales.

Concretamente, el empleo de materiales biodegradables para la fabricación de envases alimentarios ha estado muy limitado, principalmente, por las bajas propiedades barrera y mecánicas de estos materiales. Sin embargo, el desarrollo de nuevos biomateriales reforzados con fibras naturales se perfila como una posible estrategia para paliar estas limitaciones y poder utilizarlos en la industria alimentaria con total seguridad para la salud.

Además, desde un punto de vista medioambiental, existe un interés renovado por el desarrollo de nuevos materiales procedentes de recursos renovables, tales como las fibras naturales. Dado que la demanda y precio de las fibras naturales sigue en aumento, se hace necesario el desarrollo de nuevas metodologías destinadas a la obtención de productos, con mejoras apreciables en sus propiedades, a partir de plantas tales como el yute, el sisal, el kenaf, el lino o el cáñamo.

Retos del sector agrícola

El sector de la agricultura, con un valor añadido de alrededor de 148 billones de euros y 25 millones de empleados (EU-27, 2011), constituye uno de los mayores sectores en Europa. Sin embargo, en la actualidad, el sector agrícola debe afrontar diversos retos tales como la competencia con otros países con productos más baratos en el mercado o políticas cada vez más restrictivas, manteniendo a su vez los niveles requeridos en cuanto productividad, seguridad y sostenibilidad.

Así pues, el desarrollo de una agricultura competitiva y sostenible necesita, cada vez más, de estrategias dirigidas hacia la valorización del producto a través de la introducción de nuevos productos y tecnologías.

El proyecto FLHEA está financiado por el Séptimo Programa Marco de la Unión Europea.

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