La gestión de residuos, la eficiencia energética o la lucha contra la contaminación serán algunos de los campos más demandados, pero esta tendencia debe plasmarse en el ámbito de la formación.
Comunicador ambiental, técnico de turismo sostenible o ecodiseñador son algunas de las nuevas profesiones nacidas de la economía verde. Según el informe Perspectivas sociales y del empleo en el mundo 2018: Sostenibilidad medioambiental con empleo, de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), a medida que el mundo pasa a una economía más verde, se crearán 24 millones de nuevos empleos de aquí a 2030. El estudio apunta que los campos más demandados serán los relacionados con la eficiencia energética, la gestión de residuos y la lucha contra la contaminación. ¿Cómo debe plasmarse esa tendencia en el ámbito universitario para profesionalizar a los ciudadanos y atender a las demandas reales del mercado?
Para la vicerrectora de Competitividad y Empleabilidad de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), Àngels Fitó, «la relación con el medioambiente es un aspecto global que interpela a diferentes profesionales, en ámbitos como la tecnología, la biología, el derecho, la economía o las humanidades».
Más allá de la oferta específica en relación con el cambio climático, la gestión del agua y los residuos o las energías renovables, para Fitó, «toda la oferta formativa debe incorporar el compromiso con el medioambiente y su conocimiento como una materia transversal en todas las etapas del sistema educativo».
Salud ambiental, turismo sostenible y ecodiseño
En el ámbito de la medicina, el estudio de la OIT apunta que surgirán nuevas profesiones vinculadas a la salud medioambiental. Ramon Gomis, director de los Estudios de Ciencias de la Salud de la UOC, explica que «el cambio climático afecta a nuestra salud porque, por ejemplo, si la temperatura sube de media dos grados, hay más mortalidad entre las personas mayores. También aumentan las infecciones, y los cuadros de deshidratación y enfermedades intestinales son más potentes». Gomis cree que «la prevención de las enfermedades no incluirá solo lo que hacemos individualmente y nuestra comunidad, sino que también tendrá en cuenta las actitudes globales que afectan el equilibrio de nuestros ecosistemas».
Otra de las actividades con más impacto en el planeta es el turismo. Este sector contribuye al cambio climático, sobre todo debido al impacto medioambiental de los desplazamientos, pero también tiene un importante impacto en el entorno, tanto para los espacios naturales como para los habitantes de la zona. Soledad Morales, directora del máster universitario de Turismo Sostenible y TIC de la UOC, explica que, a medida que hemos ido tomando conciencia de estos efectos negativos de determinadas formas de turismo, conceptos como sostenibilidad y responsabilidad han ido ganando importancia.
Otra de las nuevas profesiones nacidas con el cambio climático es la de ecodiseñador. Para Ricardo Guasch, doctor en Arquitectura y director del máster de Diseño de Espacios, Realidad Virtual y Aumentada de la UOC, una de las propuestas de este curso es que estas técnicas inmersivas «permitan a los profesionales, en tiempo real y en fase de proyecto, mejorar no solo las características formales, sino también las características intrínsecas de los espacios». Se refiere a dar soluciones a inquietudes de la sociedad actual como la ecoeficiencia, la condición saludable de los espacios, los nuevos materiales, la conectividad de internet de las cosas (IoT) o las tecnologías de última generación como la inteligencia artificial o la robótica.
Energías renovables y economía circular
Los empleos relacionados con la energía renovable también están al alza. Según el último informe de la Agencia Internacional de Energía Renovable (IRENA), en 2018 había once millones de personas trabajando en el campo de la energía renovable en todo el mundo. El informe de la OIT constata que los nuevos empleos serán creados por medio de la adopción de prácticas sostenibles en el sector de la energía, incluyendo cambios en la combinación de fuentes de energía, la promoción del uso de vehículos eléctricos y la mejora de la eficiencia energética de los edificios.
El estudio constata también que seis millones de empleos pueden ser creados gracias a la transición hacia una «economía circular», la cual incluye actividades como reciclar, reparar, alquilar y refabricar, y con la cual se sustituye el modelo económico tradicional de «extraer, fabricar, usar y desechar».
El informe invita también a los países a adoptar medidas urgentes dirigidas a formar a los trabajadores en las competencias necesarias para la transición hacia una economía más verde.