La investigación de Changing Markets asegura que supermercados y marcas de alimentación y bebidas, a través de Ecoembes, tratan de perpetuar los envases de un solo uso, y las acusa de no respaldar en España los sistemas de depósito que sí apoyan en otros países.
Limpiar ciudades y pueblos españoles de envases de un solo uso abandonados cuesta a los contribuyentes entre 496 y 744 millones de euros al año. Y una parte muy importante de estos costes, hasta 529 millones de euros, está asociada a los envases de bebidas, como botellas, latas y bricks. Así al menos lo asegura una investigación de la fundación holandesa Changing Markets, con cálculos de la consultora británica Eunomia.
El informe, titulado ‘More Trash, More Cash: quién sale ganando con la crisis del plástico en España’, afirma que la industria de los envases de un solo uso –compuesta por los grandes productores y las cadenas de supermercados– ha evitado hasta ahora cualquier intento de reforma del sistema español de gestión de residuos que permita mejorar la prevención y el reciclaje de envases. Y la acusa de estar ejerciendo presiones para favorecer sus interesas en la nueva Ley de Residuos y el Real Decreto de Envases, que previsiblemente se publicarán este año y cuyo contenido regulará, entre otras cuestiones, cómo el país maneja la crisis de los plásticos.
La investigación también acusa a Ecoembes de encabezar la defensa de los intereses de la industria y de intentar perpetuar los envases de un solo uso para beneficiar su modelo de negocio y aumentar su flujo de ingresos.
En este sentido, Changing Markets pone el foco Reciclos, un sistema voluntario de devolución de residuos de envases con recompensa recientemente puesto en marcha por Ecoembes, que sin embargo el informe define como «una falsa solución que ya ha sido rechazada en otros países». Y denuncia que los grandes supermercados y marcas de alimentación y bebidas respalden la iniciativa pese a que a través de sus asociaciones a nivel europeo afirman apoyar «sistemas de depósito bien diseñados».
Según la investigación, Reciclos es un sistema que presenta «importantes deficiencias» ya que «no incentiva a las personas consumidoras a devolver todos sus envases usados y excluye a varios grupos (juventud, personas que no poseen un teléfono inteligente, etc.). Además, no no lo considera «un sistema viable a largo plazo», ya que «las empresas participantes pueden decidir en cualquier momento dejar de ofrecer recompensas y otro tipo de incentivos».
Por otro lado, el informe afirma que el despliegue previsto por Ecoembes no supera los 2.000 puntos de recogida en toda España, una cifra claramente insuficiente para atender a una población de casi 47 millones de habitantes y cumplir con los objetivos de recogida separada del 90%.
Un ejemplo de greenwashing
Según Ximena Banegas, portavoz de Changing Markets, «Reciclos es uno de los peores ejemplos de greenwashing descubiertos en nuestra investigación mundial» y «el último intento desesperado de la industria por retrasar soluciones reales en España como es la introducción de un Sistema de Depósito y políticas de reutilización y prevención«. «El Gobierno español -afirma- no debe caer en esta trampa».
Banegas también denuncia «la hipocresía de algunos de los mayores contaminadores plásticos, que utilizan una serie de trucos sucios para frenar el cambio en las leyes españolas». Y lamenta que «si bien Coca-Cola, Danone, Nestlé y otros ahora están hablando de los sistemas de depósito, todavía no están haciendo nada por implantarlos en España».
Una estrategia que, en su opinión, «a la larga va a costarles mucho dinero», dado que los nuevos objetivos europeos obligan a los productores a introducir contenido reciclado, cumplir objetivos de recogida selectiva y pagar los costes de limpieza de su contaminación.
En un comunicado conjunto con motivo de la publicación de esta investigación, diversas organizaciones ambientales como Amigos de la Tierra, Ecologistas en Acción, Greenpeace, Retorna, Rezero y Surfrider, miembros de la Alianza Residuo Cero, han denunciado que “las personas contribuyentes llevan años soportando el precio ambiental, social y económico de un modelo de gestión caduco e ineficiente que solo beneficia a las grandes marcas de bebidas y los supermercados». Y reclaman «soluciones» para que «la industria del un solo uso deje de ver recompensada su mala praxis con beneficios económicos. Para ello, se necesita valentía política desde el ministerio de Transición Ecológica”.