La planta de clasificación de residuos procedentes del contenedor amarillo, en la que se han invertido cuatro millones de euros, podrá gestionar hasta 25.000 toneladas anuales.
El Consorcio para la Gestión de Residuos Sólidos de Asturias (Cogersa) ha concluido las obras de modernización y ampliación de la planta de reciclaje de envases de Serín, que podrá tratar el doble de material depositado en los contenedores amarillos, hasta alcanzar las 25.500 toneladas al año.
Esta obra, que se ha prolongado durante 15 meses, ha supuesto una inversión de más de 4 millones de euros y fue la primera de las aprobadas por el Gobierno de Asturias en marzo de 2018, que, con un presupuesto superior a los cinco millones, tienen como objetivo avanzar en la gestión de los residuos.
El aumento de la capacidad de la planta de envases, que tenía como límite la gestión de 12.000 toneladas por año -una cantidad suficiente para el momento actual aunque en continuo crecimiento-, garantiza el tratamiento adecuado en el futuro.
La primera fase de los trabajos sirvió para acrecentar la nave de clasificación de envases. En la segunda fase, se procedió a la renovación de la maquinaria de selección, que procesará hasta siete toneladas por hora. En concreto, se han adquirido equipos más modernos, que perfeccionan la automatización de la instalación y mejoran las condiciones de seguridad de los trabajadores.
El consejero de Infraestructuras, Ordenación del Territorio y Medio Ambiente del Gobierno del Principado, Benigno Fernández Fano, que visitó esta semana la planta, destacó que esta obra supone un paso más para cumplir los objetivos de reciclaje que fija la normativa comunitaria.
“El reciclaje debe ser y es una tarea que concierne a toda la sociedad, a las administraciones que ponen los medios técnicos necesarios y a los ciudadanos que, con el pequeño gesto cotidiano de depositar los residuos en el contenedor adecuado, realizan un acto fundamental para el medio ambiente”, destacó Fernández.
Por otro lado, Cogersa ha ampliado también el depósito de seguridad de residuos industriales, que garantiza su capacidad hasta 2028. El proyecto ha consistido en el movimiento de tierras y el incremento de la impermeabilización doble con láminas de polietileno de alta densidad y arcillas que garantizan la protección del suelo y de las aguas subterráneas. A este depósito llegan residuos industriales sólidos con componentes peligrosos como cenizas, escorias, lodos estabilizados o tierras contaminadas, entre otros.