Birzitza es una iniciativa impulsada por tres jóvenes de Santurtzi (Bizkaia) que consiste en contenedores de separación de envases que premian a los usuarios con puntos canjeables por descuentos en los comercios locales. El proyecto, aún en desarrollo, tiene el doble objetivo de potenciar el reciclaje de residuos y el comercio de barrio.

contenedor Birzitza
El contenedor está diseñado para depositar tres tipos distintos de envases: plásticos, latas y briks

Iñaki, Veronika y Ander son los tres jóvenes detrás de Birzitza, una iniciativa dirigida a impulsar el reciclaje selectivo de envases a cambio de pequeños premios. El sistema se basa en el diseño de contenedores equipados con diferentes ranuras para depositar latas, botellas de plástico PET y otro tipo de envases. La máquina detectará la cantidad que deposita cada usuario y a cambio le otorgará un ticket con puntos canjeables por descuentos en los comercios adheridos a la idea. Por otro lado, el contenedor compactará los envases ya separados para venderlos a pequeñas empresas de reciclaje de este tipo de materiales.

El proyecto se encuentra aún en desarrollo, y los tres jóvenes, alumnos del Grado Superior de Administración y Finanzas de San José de Calasanz, en Santurtzi, están elaborando el prototipo; el objetivo es empezar a realizar pruebas piloto en 2014. Gracias a esta idea, en abril ganaron el primer premio del concurso Cleantech Showcase, así como el tercer puesto en el programa Empresari, organizado por la Diputación Foral de Bizkaia; ahora cuentan con el apoyo de la Universidad de Deusto, Mondragon Unibertsitatea, Tecnun, Tknika e Innobasque, además del Ayuntamiento de Santurtzi. También han iniciado contactos con las asociaciones de comercios de cara a empezar a construir la red de establecimientos participantes.

Tal y como explican sus impulsores, Birzitza se basa en otras iniciativas previas que ya están en marcha a pequeña escala y que han demostrado su efectividad. “Enseguida se nos relaciona con iniciativas que están en marcha en el norte de Europa –explica Iñaki–, pero en España ya hay cosas parecidas que están funcionando, lo que pasa es que la gente aún no las conoce”.

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