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Alexandra Farbiarz Mas

Alexandra Farbiarz Mas

Comunicóloga, especializada en Biotecnología y Medio Ambiente
TERRAQUI. Derecho Ambiental

La UE establece en sus prioridades abordar la problemática que generan los residuos del textil. La nueva directiva de residuos establece que, como fecha límite, a partir del 1 de enero de 2025 debe implementarse una recogida separada al igual que ya se hace para el papel, los metales, el plástico y el vidrio. Existen otras inquietudes normativas a resolver en el sector. Pero entre tanto, distintas entidades trabajan para lograr revertir la insostenibilidad de los productos textiles en la Unión Europea.

El contexto

El impacto ambiental de la industria textil es muy elevado. Así lo atestiguan algunos de los datos proporcionados en el informe «Por una defensa de la moda circular» de la Federación Europea de Empresas Sostenibles (entidad que representa unas 3.000 empresas sostenibles, la mayoría pymes) presentado este 2019:

  • El 73% de los materiales utilizados para la ropa se envían a vertederos o se incineran.
  • Actualmente, menos del 1% del material utilizado para producir ropa es reciclado.
  • La producción de textiles genera emisiones de gases de efecto invernadero mayores que las del transporte internacional.
  • Las sustancias peligrosas se escapan al medio ambiente y afectan la salud de quienes fabrican y usan las prendas.
  • Las microfibras de plástico liberadas de la ropa en la lavadora están contaminando los océanos.

Pero estas cifras no quedan ahí. Según otro informe «Pulso de la industria de la moda 2017» elaborado por el Global Fashion Agenda y la Boston Consulting Group, se estima que, en 2015, la industria textil y, más concretamente, las prendas de vestir:

  • Fueron responsable del consumo de 79.000 millones de metros cúbicos de agua.
  • Generaron 1.700 millones de toneladas de emisiones de CO2
  • Y generaron 92 millones de toneladas de residuos, de los que 16 millones de toneladas corresponden a la UE.

Se calcula que las ventas totales de ropa pueden triplicarse de aquí al 2050. Dado que se prevé que la proporción de fibras basadas en plástico se mantenga en el 63%, esto significaría triplicar los microplásticos que llegarán a los océanos.

Aún y así, el informe también apunta que los objetivos de sostenibilidad como principio rector para casi todas las decisiones estratégicas de las empresas textiles habían aumentado en un 18%, según las encuestas que se llevaron a cabo entre los ejecutivos del sector respecto al año anterior.

Está claro que cambiar el modelo de economía lineal a la economía circular es todo un reto para el sector textil y más cuando este se basa cada vez más en el “fast-fashion”. Y es por ello que también se desarrollarán, de hecho, ya existen en España, nuevos modelos de negocio textil, que abarcan desde empresas que utilizan redes y plásticos recogidos en los océanos como materia prima para hacer su ropa, a empresas que reutilizan ropa y hacen nuevos hilos de la que no pueden reparar, al renting de ropa. La consultora finlandesa Ethica ha estudiado unos cuantos de estos modelos en Finlandia y los ejemplifica en su informe «Modelos de economía circular para los textiles«.

La UE ha invertido también en algún proyecto europeo para desarrollar la circularidad en el ámbito de la moda con, por ejemplo, el proyecto European Clothing Action Plan, o, en el marco de proyectos Horizon 2020, con el proyecto, RESYNTEX, para el que ha destinado 8,8 millones de euros que investiga, utilizando conceptos de economía circular, la producción de materias primas para textiles y químicos a partir de residuos textiles.

En España, la recogida de textiles usados la lideran gestores de residuos, siendo unas entidades sin ánimo de lucro, empresas del sector de la economía social y solidaria, la mayoría agrupadas en la Asociación Española de Recuperadores de Economía Social y Solidaria (AERESS), lo que permite dar trabajo a personas con riesgos de exclusión; y por otro lado, empresas privadas agrupadas la mayoría de ellas en la Asociación Ibérica de Reciclaje Textil (ASIRTEX). Según un artículo de La Vanguardia de 2017, “cada español consume, de media, unas 34 prendas al año y desecha entre 12 y 14 kilos de ropa, según un informe Asirtex. Durante el período 2007 y 2015, en España el gasto familiar por hogar en ropa descendió, pero en cambio se ha mantenido el número de prendas consumidas, lo que demuestra la pujanza de la moda a bajo precio (low cost)”. De lo recogido por las entidades especializados en la recogida de textil usado, “más del 70% de lo recogido va a exportación: se reutiliza o se recicla, y un porcentaje se vende en las propias tiendas de los que la recogen como ropa y calzado de segunda mano.”

La normativa básica: qué ha cambiado con el Paquete de Economía Circular

La directiva de residuos actualizada en el Paquete de Economía Circular señala, respecto a los textiles, lo siguiente:

  • El textil es uno de los materiales por el cual “deben conferirse competencias de ejecución a la Comisión a fin de establecer criterios detallados para aplicar el fin de la condición de residuo”. Es decir, queda un camino a realizar para poder establecer los criterios mediante los cuales se fijará el fin de la condición de residuo para determinados textiles. En este sentido, se entiende también que se contemplarán los criterios de toxicidad de la composición de los mismos para poder determinar las posibles transformaciones a realizar para lograr el de fin de la condición de residuo.
  • En el artículo 3, de definiciones, la nueva directiva de residuos incluye la definición de “Residuos Municipales” en los que se incluye el textil:

“3) El artículo 3 se modifica como sigue:

  1. a) se insertan los puntos siguientes:

2 ter. “residuos municipales”:

  1. a) los residuos mezclados y los residuos recogidos de forma separada de origen doméstico, incluidos papel y cartón, vidrio, metales, plásticos, biorresiduos, madera, textiles, envases, residuos de aparatos eléctricos y electrónicos, residuos de pilas y acumuladores, y residuos voluminosos, incluidos los colchones y los muebles
  • Por otra parte, en el artículo 9, relativo a la prevención de residuos también se menciona expresamente el flujo de residuos de los textiles:

“Los Estados miembros adoptarán medidas para prevenir la generación de residuos. Como mínimo, esas medidas:

(…)

d) fomentarán la reutilización de los productos y la implantación de sistemas que promuevan actividades de reparación y reutilización, en particular respecto a los aparatos eléctricos y electrónicos, textiles y muebles, así como envases y materiales y productos de construcción.”

  • Finalmente, los textiles vuelven a aparecer en la modificación del artículo 11 sobre «Preparación para la reutilización y el reciclado»:

«1. Los Estados miembros adoptarán medidas para promover las actividades de preparación para la reutilización, en particular fomentando el establecimiento de redes de preparación para la reutilización y de reparación y el apoyo a tales redes, facilitando, cuando ello sea compatible con la correcta gestión de los residuos, su acceso a residuos mantenidos en sistemas o instalaciones de recogida que puedan ser preparados para la reutilización pero que no estén destinados a ser preparados para la reutilización por esos sistemas o instalaciones, así como promoviendo la utilización de instrumentos económicos, criterios de adjudicación, objetivos cuantitativos u otras medidas.

Siempre que se cumpla lo dispuesto en el artículo 10, apartados 2 y 3, los Estados miembros adoptarán medidas para promover el reciclado de alta calidad y, a tal efecto, establecerán la recogida separada de residuos.

Siempre que se cumpla lo dispuesto en el artículo 10, apartados 2 y 3, los Estados miembros establecerán una recogida separada, al menos, para el papel, los metales, el plástico y el vidrio, y, a más tardar el 1 de enero de 2025, para los textiles.”

Es decir, a los textiles, en la directiva marco de residuos de 2008, solo se les mencionaba respecto al fin de la condición de residuo, mientras que en su modificación para el Paquete de Economía Circular, los textiles pasan a ser considerados residuos municipales, y se les otorga especial atención tanto en la prevención como en la preparación para la reutilización. Hecho que indica el nivel de preocupación por este flujo de residuos, así como la necesidad de legislar tanto su generación como posterior tratamiento, que, a la vista de los datos de los informes anteriormente mencionados, son altamente preocupantes.

Sin embargo, respecto al fin de la condición de residuo, en el ámbito de los textiles aún no ha establecido criterios, si bien en Francia ya han legislado sobre el fin de la condición de residuo específica para la obtención de paños de limpieza provenientes de ropa usada, tal como lo comentamos en un post de Terraqui el pasado mes de marzo.

ECOPreneur, la Federación Europea de Empresas Sostenibles, pide, por su parte, cambios legislativos que permitan un marco normativo común para la transparencia y la trazabilidad, el diseño circular y la mejora de fin de la condición de residuo de en toda la UE. Esta normativa debería aplicarse también a las sustancias altamente preocupantes (SVHC, por sus siglas en inglés) y desperdicios textiles, y debe aplicarse mediante impuestos, prohibiciones y multas, por ejemplo, con una prohibición del vertido de textiles. El índice Higg de Sustainable Apparel Coalition (SAC)  puede desempeñar un papel importante aquí al medir los flujos de materiales y los impactos ambientales de los sistemas de fabricación.

La recogida selectiva de textiles en Europa 

En marzo de 2018, el European Clothing Action Plan presentó su informe final en el cual analizaba la recogida textil de 6 ciudades europeas: Antwerp (Bélgica), Copenhague (Dinamarca), Gotemburgo (Suecia), Paris (Francia), Roma (lo suburbios de Albano Laziale- Italia) y Rotterdam (Holanda).

Los municipios cada vez se implican más en la recogida selectiva de textiles al verlo como una oportunidad para combinar objetivos ambientales y sociales mediante el apoyo al empleo de grupos desfavorecidos en la recogida y tratamiento de textiles. Algunos también han mejorado su transparencia respecto a los usos de los textiles usados, aprovechando los beneficios económicos potenciales para los municipios y en donde los responsables de su recogida han jugado un papel importante para su desarrollo. Este compromiso aumentará aún más hacia 2025, fecha en que los Estados miembros de la UE estarán obligados a garantizar la recolección separada de los textiles usados.

Para aumentar la transparencia, las autoridades de las ciudades de Copenhague, Gotemburgo, Amberes y Albano Laziale (Roma), han establecido procesos de acreditación para los responsables de la recogida de los textiles, entre los que se incluyen criterios de cualificación, códigos de conducta y responsabilidades de información. Una acreditación similar se lleva a cabo en Francia bajo el sistema de Responsabilidad Ampliada del Productor (RAP). Copenhague, Rotterdam, Amberes y Albano Laziale han ido un paso más allá al limitar el permiso a uno o dos gestores para tener un mayor control sobre las actividades de recogida, reducir el desorden en las calles mediante contenedores de organizaciones competidoras, reducir la confusión entre los ciudadanos, y para incrementar la eficiencia de recogida.

El estudio recoge distintas formas de recogida en las que los municipios también han colaborado con otros agentes (como entidades del tercer sector o gestores de residuos), utilizando áreas de ciudades como bancos de prueba para pilotar nuevas actividades de recogida. Esto ha incluido puntos de recogida o intercambio de esquinas y recogida de textiles desgastados en centros de reciclaje locales. También existen modelos de recogida móviles. Otras ciudades hacen la recogida en lugares de trabajo, bibliotecas, oficinas de correos y tiendas, y en las áreas de residuos de viviendas de varios apartamentos. También se señala la importancia de la comunicación y transparencia en los procesos de recogida. En Albano Laziale se aumentó en un 65% la recogida del textil al explicar al ciudadano qué se hacía con los textiles usados recogidos y el dinero obtenido de los mismos. Esto se debe a que una proporción significativa de los ciudadanos se preocupa por los beneficios de su ropa usada.

Por otro lado, la financiación de la recogida y clasificación del textil adopta distintas formas:

  • En algunos municipios se hace pagar una tasa a los recogedores o clasificadores por recogida o, por el contrario, recogen ellos mismos ropa usada para su venta en tiendas propias y pasando los textiles de menor calidad a gestores tradicionales, lo que es valorado por los redactores del informe como un riesgo para la recogida a largo plazo.
  • Pero en Amberes y Rotterdam, por ejemplo, la clasificación y venta de la ropa está parcialmente subsidiada por el municipio o la región a través del apoyo salarial para los desempleados de larga duración y los grupos desfavorecidos. El mismo apoyo es proporcionado por los productores textiles en Francia a través de la organización de responsabilidad ampliada del productor EcoTLC que describiremos posteriormente.

Los aspectos jurídicos que se han demostrado relevantes en la recogida y reutilización de los textiles en el estudio son los siguientes:

  • Acerca de los textiles usados o de la reutilización de los textiles, una de las cuestiones a tener en cuenta es quién tiene el derecho a recogerlos y procesarlos. Estas cuestiones legales están guiadas por la directiva marco de residuos de la UE, pero también se modulan en función de la forma en que se haya transpuesto la Directiva en un país.
  • La respuesta a la pregunta de «qué son los residuos» puede depender no solo del estado de un producto y si es reutilizable, sino también en la intención de la persona que lo entregó, y cómo lo entregó. Los textiles reutilizables se encuentran a menudo mezclados con textiles no reutilizables en contenedores de caridad y otros contenedores de recogida.
  • Cuando los operadores no publicitan que no desean desechos de textiles, las operaciones de recogida tradicionalmente no se han considerado como recogida de residuos, aunque se incluyan algunos residuos. Sin embargo, cuando los operadores de la recogida publicitan la recogida de productos textiles usados (si, por ejemplo, los municipios así lo han requerido), esto debe interpretarse como una recogida de residuos, en cuyo caso pueden aplicarse normas específicas. En Alemania, Países Bajos y Noruega, por ejemplo, los gestores de textiles usados ​​deben estar registrados como gestores de residuos. Parece ser que otros países pueden seguir su ejemplo.
  • Por el contrario, en Dinamarca, hasta que un Tribunal no se pronunció positivamente en el verano de 2017, no estaba claro si los municipios y sus empresas de residuos tenían derecho a recoger y vender textiles reutilizables (Danish Waste Management Association, 2017).

Responsabilidad ampliada del productor en los textiles

Otra forma de buscar soluciones y control de la generación de residuos textiles es a través de la responsabilidad ampliada del productor. Según un estudio del Waste and Resources Action Programme (WRAP) titulado “UK Responsabilidad Ampliada del Productor para los textiles”, de finales de 2018, Francia es el único país de Europa que cuenta con un sistema de Responsabilidad Ampliada del Productor (RAP). El sistema francés de RAP se llama Eco TLC  y se creó en 2007.  Desde su implantación, Francia ha duplicado la proporción de textiles usados recogidos para su reutilización y reciclaje: del 18% en 2009 al 36% en 2017, lo que supone también evitar que hayan llegado a los vertederos. Señalar que este 36% representan 223.000 toneladas de las 624.000 toneladas de ropa, ropa de casa y calzado que se comercializaron en Francia en 2017. Cabe preguntarse si llegan a hacer el cálculo de la no comercializada al año.

El sistema ha permitido también que se implanten cada vez más contenedores de recogida selectiva específica de textiles por todo el territorio francés, y haya aumentado la conciencia social respecto a la generación y necesidad de tratamiento de los residuos textiles. El sector de la reutilización de la ropa usada era una práctica muy extendida en Francia que generaba bastante empleo. Sin embargo, en la década del 2000, los operadores de clasificación del textil sufrían condiciones económicas cada vez más difíciles, lo que amenazaba su viabilidad y comenzaba a afectar la capacidad del sector para continuar brindando estas oportunidades de empleo. Y es cuando se planteó la creación de este RAP que cubre ropa, textil de hogar y calzado.

Eco TLC es una empresa privada sin finalidad de lucro, formada por 29 accionistas representantes de minoristas, fabricantes e importadores, que representan el 95% del sector. Actualmente, Eco TLC está en su segundo mandato, que termina este mismo año (2014-2019). Para cada mandato se fijan unos objetivos. Para el 2019 se propusieron:

  • El 50% de los textiles comercializados se habrán desviado de los vertederos.
  • Que el 95% de la ropa usada clasificada se habrán destinado a la valorización (principalmente reutilización y reciclaje) ·
  • Que la eliminación de textiles no habrá superado el 2%.

Sin embargo, estos objetivos no parecen ser viables para el Tribunal de Cuentas francés que en un informe de 2016 decía expresamente que los objetivos fijados por Eco TLC, para este periodo, no eran realistas y que había un total del 63% de los textiles que se escapaban del sistema de recogida selectiva. Habrá que ver cómo evoluciona este sistema que, además, tiene, hoy por hoy, el monopolio de toda la responsabilidad ampliada del sector de ropa, ropa de hogar y calzado en Francia.

El desarrollo de la circularidad en los textiles toma fuerza

La moda circular empieza a coger fuerza y esto se traduce también en encuentros específicos que abordan la búsqueda de soluciones para realizar la transición a la economía circular. En 2017, después de una llamada internacional de la Global Fashion Agenda, 98 empresas que representan el 12,5% del mercado de la moda, firmaron un compromiso de circularidad que les obliga a llevar acciones al respecto. Veamos algunos ejemplos que tendrán lugar este mismo mes de mayo:

Por otra parte, empiezan a existir marcas que habilitan un sistema mediante el cual el cliente puede devolver prendas al comercio donde las ha comprado (o incluso de otras marcas), y ellos mismos se encargan de proceder a su posterior comercialización de segunda mano, a su reutilización, o bien a su reciclaje a cambio de vales de descuento. Aventurándonos mucho, podría pensarse que este sistema podría ser la antesala de un sistema de devolución y retorno en el área del textil. En cualquier caso, muchos son los retos para una de las industrias más importantes a nivel internacional, pero también una de las más contaminantes del planeta. Y un sector dónde queda mucho por legislar y donde, una vez más, además de la legislación de residuos hay que tener en cuenta otro complejo ámbito legislativo: el REACH, Reglamento de registro, evaluación, autorización y restricción de sustancias químicas.

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