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Hasta ahora se han conseguido resultados muy satisfactorios con la aplicación de residuos de mármol, residuos de canteras de áridos, biocarbón, compost, estiércol o purín.

La aplicación de tecnocuelos en suelos mineros permite reducir su carga contaminante

Investigadores del Grupo de Gestión, Aprovechamiento y Recuperación de Suelos y Aguas (GARSA) de la Universidad Politécnica de Cartagena (UPCT) están trabajando en la rehabilitación de paisajes mineros mediante la creación de ‘tecnosuelos’, una técnica que permite la recuperacion de suelos mineros con la que se consiguen inmovilizar metales pesados y, por tanto, reducir su toxicidad.

Con motivo de la reciente celebración del Día Mundial del Suelo el pasado 5 de diciembre, el investigador responsable de GARSA, Ángel Faz, ha recordado que su grupo de investigación lleva realizando proyectos de recuperacion de suelos desde hace más de veinte años. En concreto, en relación a este tema, Faz ha señalado que una de las fuentes principales de sedimentos contaminantes que llegan al Mar Menor se debe a las zonas afectadas por la actividad minera, como son los depósitos mineros y escombreras, que están «desprovistos de vegetación» y por lo tanto susceptibles de una intensa erosión, y que «se han generado por los movimientos de tierras realizados a lo largo de décadas de actividad».

Faz apunta que las actuaciones propuestas para abordar el problema de los metales pesados y los riesgos de la movilización de estos tienen que ver con la creación de los denominados ‘tecnosuelos’. Según explica, esta técnica permitiría generar un suelo fértil que permite el desarrollo de la vegetación. A través de ella se consiguen reducir las tasas de erosión, tanto hídrica como eólica, de manera que los metales quedan retenidos in situ formando un nuevo paisaje con vegetación, y con bajas tasas de transferencia de contaminantes a las zonas adyacentes.

Tal y como expone, la estrategia de los ‘tecnosuelos’ está considerada como «viable» a nivel técnico y económico, consiguiendo inmovilizar metales, y por tanto reducir su toxicidad, y generar un suelo fértil que permite el desarrollo de la vegetación.

Faz ha aludido a experiencias llevadas a cabo en la Sierra Minera a través de diferentes proyectos de financiación europea, nacional y regional, resaltando que «se han conseguido resultados muy satisfactorios con la aplicación de residuo de mármol, residuos de canteras de áridos, biocarbón, compost, estiércol o purín». En todo caso, «estamos valorizando subproductos y residuos del tejido productivo que es necesario gestionar cerrando así el ciclo».

No obstante, reseña que es preciso que se utilicen especies autoctonas tolerantes a condiciones del suelo extremas y alto contenido en metales pesados, y que acumulen metales pesados solo en la raíz «o de lo contrario, existe riesgo de transferencia de metales pesados a la cadena trófica por ingestión de la planta por parte de los animales herbívoros».

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