La refabricación o remanufacturación da como resultado productos tan buenos o incluso mejores que los nuevos con un coste económico y ambiental mucho menor.

La refabricación es una estrategia a tener en cuenta para minimizar la generación de residuos
La refabricación de productos tiene un gran potencial de creación de empleo. Foto: David Mellis (cc)

Si pedimos a los expertos una respuesta breve y concisa sobre cómo reducir los residuos, muchos contestarían que mediante la aplicación de las tres ‘R’, estos es, Reducir, Reutilizar y Reciclar. Y la respuesta es correcta si nos atenemos a lo que se puede hacer a nivel ciudadano. Sin embargo, existe otra «R» menos conocida a la que las empresas pueden y deben prestar más atención: la Refabricación (o Remanufacturación).

A pesar de que no existe una definición legalmente establecida de refabricación, básicamente se concibe como devolver a los objetos usados a un estado tan bueno como cuando eran nuevos, de forma que puedan venderse otra vez. Y el potencial económico de esta medida se estima importante. Un estudio realizado en EE.UU. en 2003 llegó a la conclusión que el coste de producción de los productos remanufacturados es entre un 40 y un 65% menor que hacerlos nuevos.

Los consumidores tendrían también mucho que ganar. Un producto refabricado puede costar entre un 30 y un 40% menos que el original, y sus características serían, como mínimo, las mismas que si fuera nuevo. Es más, cualquier garantía posterior es generalmente, por lo menos, igual a la que tuvo cuando fue vendido como un producto nuevo. Pero además, si se pueden actualizar ciertos componentes del hardware o el software durante el proceso de remanufacturación, nos encontraríamos entonces con un producto incluso mejor que el original.

Entonces, ¿cuál es realmente ese potencial económico? Según los responsables de la campaña Make Resources Count, un estudio más reciente estima que el volumen de negocio en todo el mundo de productos remanufacturados es de alrededor de 110.000 millones de dólares (casi 100.000 millones de euros).

La refabricación se da principalmente en los mercados B2B, pero podría escalarse a los productos de consumo diario

En Estados Unidos, el valor de las actividades de refabricación está creciendo rápidamente, más de un 15% anual desde la crisis económica. Actualmente ya genera 180.000 empleos a jornada completa en aquel país, el 36% en pymes.

Aunque no hay disponibles datos de mercado similares para la UE, sí existen multitud de casos de estudio. Por ejemplo, millones de decodificadores de televisión usados o de dispositivos de acceso a Internet se revisan cada año en la UE, reparando o reemplazando aquellos componentes averiados.

El aspecto social y medioambiental de este proceso es evidente. La refabricación de aparatos electrónicos crea empleo cualificado en Europa y al mismo tiempo genera 15 veces menos emisiones de gases de efecto invernadero que la producción de nuevos productos. Y hay productos que pueden remanufacturarse hasta siete veces.

Actualmente la refabricación se da principalmente en los mercados B2B (Business-to-Business), pero podría escalarse a los productos de consumo diario. El problema es que las tendencias de moda cambian demasiado rápido, lo que implica que caiga la demanda del producto refabricado, a pesar de que algunos componentes han sido actualizados durante el proceso.

Retos políticos

La UE ha dejado clara su intención de avanzar hacia una economía circular, en la que los recursos utilizados son constantemente reintroducidos en el ciclo económico y se minimiza la generación de residuos. Esto incluye también la refabricación de productos como ordenadores portátiles, teléfonos o tabletas. Para ello, hay ciertos aspectos que deben abordarse a nivel político, como:

  • Fortalecer los requisitos de la UE para que los productos sean más fácilmente desmontables y reparables y duren más.
  • Encontrar formas de incentivar las tasas de recuperación de productos usados.
  • Facilitar a los proveedores de servicios de reparación el acceso a piezas de repuesto.
  • Desarrollar unos estándares europeos para los productos remanufacturados.
  • Promover las mejores prácticas en la contratación pública.

En este contexto, mañana miércoles la campaña Make Resources Count organiza una exposición en el Parlamento Europeo sobre refabricación.

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