Cada año se generan en España una media de 150.000 toneladas de aceites usados procedentes de vehículos y maquinaria industrial, un residuo peligroso y muy contaminante. Su eliminación mediante incineración incontrolada o vertido afecta seriamente a la calidad del aire, así como al agua y al suelo. Sin embargo, si ha sido correctamente extraído y almacenado, puede ser valorizado en su totalidad, aportando importantes beneficios medioambientales en cuanto al aprovechamiento de los recursos que contiene, ya sean materiales o energéticos.
En España, Sigaus es el sistema integrado de gestión (SIG) encargado de la recogida y el correcto tratamiento de los aceites industriales usados que se generan en todo el ámbito nacional. El pasado año recuperó y gestionó 129.663 toneladas de este residuo, un volumen que equivale a la recogida de 525 toneladas diarias.
Esta cantidad de residuo recogido corresponde al 46,98 % del aceite industrial puesto en el mercado español por las 163 empresas adheridas al SIG, un total de 276.025 toneladas.
Según este dato, Sigaus gestionó la totalidad del residuo generado tras el consumo de los aceites industriales puestos en el mercado por sus empresas adheridas, ya que las autoridades medioambientales consideran que un litro de aceite lubricante produce de media 0,4 litros de aceite industrial usado (un coeficiente de generación del 40 %).
Nueva vida como lubricante
El 100% de estos aceites usados recuperados fueron valorizados a través de distintos procesos de tratamiento. El primero de ellos es la regeneración, proceso al que se sometieron 81.955 toneladas, un 65,5 % del total de aceites usados regenerables.
Con la regeneración es posible obtener un aceite base industrial con el que fabricar posteriormente nuevos aceites lubricantes. Gracias a este tratamiento devolvieron al mercado cerca de 55.000 toneladas de bases lubricantes. Para obtener esa misma cantidad en un proceso de primer refino se hubieran necesitado unos 25 millones de barriles de petróleo.
La fabricación de aceite a partir de bases regeneradas representa un impacto 40 veces inferior a su fabricación directa a partir del petróleo. Así, con la regeneración de 3 litros de aceite usado se obtienen 2 litros de base lubricante, mientras que para obtener esa misma cantidad en un proceso de primer refino del petróleo se necesitarían más de 130 litros de petróleo crudo.
Otro valor añadido de este proceso es el efecto favorable sobre el cambio climático, ya que las emisiones de CO2 son inferiores a las que se producirían si el proceso de obtención de bases lubricantes fuese mediante el refino del petróleo.
Por otro lado, se estima que por cada tonelada de aceite industrial usado destinado a regeneración y no valorizado energéticamente se evita la emisión a la atmósfera de 3 toneladas de CO2. Según dicha estimación, la gestión mediante regeneración en 2012 habría evitado la emisión a la atmósfera de casi 250.000 toneladas de CO2.
Aprovechamiento energético
No obstante, en ocasiones el aceite usado no puede ser regenerado. En estos casos, el segundo tratamiento viable en España es la valorización energética, mediante la producción de un combustible alternativo a partir del aceite industrial usado, de similares cualidades al tradicional fueloil.
El pasado año se destinaron a este tratamiento 47.384 toneladas de aceites usados, obteniendo dicho combustible útil para muchos tipos de industrias como cementeras, yeseras, fábricas de cerámica, asfaltos, áridos o aglomerados, cuyos procesos requieren utilizar hornos trabajando a altas temperaturas y con un importante gasto energético.
Se estima que un litro de aceite usado procesado como fueloil contiene un poder energético de 10,84 kWh. Partiendo de este cálculo, el combustible producido en España a través de este tratamiento supone un potencial energético de 514 GWh, cantidad equivalente al consumo anual de 134.000 hogares españoles.