Juan Jesús Maldonado.
Ingeniero Industrial.
Consultor Senior.
JJ MEDIOAMBIENTE.
Sin duda el hecho de que 195 países, que representan más del 95% de las emisiones del planeta, se hayan puesto de acuerdo en París, es un éxito. Máxime cuando entre algunos de ellos hay intereses muy discordantes.
Sin quitar mérito al acuerdo alcanzado, lo cierto es que se han adquirido compromisos para mitigar los efectos, pero no para corregir las causas.
Se ha llegado a un acuerdo claro sobre poner un límite al calentamiento global; y este límite se ha cuantificado: 2 ºC, con un objetivo de 1,5 ºC, si fuera posible.
Pero permitidme que sea crítico. Es como si acordamos que hay que erradicar el hambre y no acordamos qué medidas hay que tomar para ello.
El principal éxito de la Cumbre de París, y tal vez el único, es que se ha reconocido unánimemente la existencia de un problema que hay que acotar, que no es poco. Paro ahora empieza el trabajo. Hay que establecer medidas concretas para las causas; es la única vía para llegar a conseguir el objetivo sobre el efecto.
Y estas medidas han de ser cuantificadas, consensuadas y aceptadas por todos. Si no, corremos el riesgo de haber obtenido un falso éxito que no llevaría a nada en la práctica.
Es imprescindible que empiecen a funcionar grupos de trabajo a nivel internacional que coordinen las acciones de los diferentes miembros firmantes del acuerdo de París, hagan seguimiento de los efectos reales de estas y enciendan alarmas cuando se detecten posibles desviaciones hacia el objetivo final.
El medioambiente tiene una gran inercia; no se cambia en unos pocos años. Es como un trasatlántico: cuando está en plena navegación, se necesitan centenares de metros para pararlo. No es un coche, que, a un golpe de freno, se para ante un semáforo en unos pocos metros.
El futuro del planeta está ahora en manos de cada uno de los países que, por su cuenta y riesgo, van a establecer sus propias medidas y objetivos internos para hacer su aportación al frenazo del trasatlántico del calentamiento global. Pero si esos medios dispersos no se coordinan y no se estudia si son suficientes y, en caso de no serlo, no se toman medidas para corregirlos, nuestro trasatlántico corre el riesgo de estrellarse contra el puerto y naufragar ante los ojos de todos.
Por tanto, creo que es imprescindible que empiecen a funcionar grupos de trabajo a nivel internacional que coordinen las acciones de los diferentes miembros firmantes del acuerdo de París, hagan seguimiento de los efectos reales de estas y enciendan alarmas cuando se detecten posibles desviaciones hacia el objetivo final. Y esto hay que hacerlo hoy mejor que mañana; cada 5 años, desde 2020, es insuficiente; simplemente, no vale.
Hay otro aspecto fundamental: se ha acordado la creación de un fondo anual de 100.000 millones de dólares para financiar la ayuda a los países más vulnerables en la lucha contra el cambio climático. Los criterios de aplicación de este fondo han de estudiarse concienzudamente para evitar desenfoques. No hay que olvidar que lo que estamos buscando es qué hacer para conseguir frenar el calentamiento global.
Se ha hablado de reducir los combustibles fósiles, pero no se han puesto cifras a este objetivo.
Hay científicos que dudan de que, a estas alturas del recorrido, sea posible limitar en 1,5 ºC el calentamiento global y hablan de que, si nos ponemos en marcha ya, hay poco más del 15% de probabilidades de lograr limitarlo a 2 ºC.
Se ha hablado de balance 0 en emisiones de gases de efecto invernadero, a partir de 2.050; es decir, que las emisiones sean compensadas por las capturas de CO2 equivalente. Esto está muy bien, pero, ¿cómo se hace? Y, ¿cómo se identifican y cuantifican los sumideros de CO2?
Recordemos que nos jugamos mucho. No se trata de presentar cada 5 años unos números que nos llenen de optimismo. Estos números han de ser estadísticamente correctos y han de estar científicamente contrastados. Es del futuro de nuestro planeta de lo que estamos hablando.
Hay científicos que dudan de que, a estas alturas del recorrido, sea posible limitar en 1,5 ºC el calentamiento global y hablan de que, si nos ponemos en marcha ya, hay poco más del 15% de probabilidades de lograr limitarlo a 2 ºC.
Hemos de ser muy escrupulosos en todos estos aspectos, para evitar que la celebración de un acuerdo como el firmado en París, se quede solo en eso: celebrar un acuerdo.
Y mientras, el calentamiento sigue su curso. No sabe de esperar hasta que concretemos medidas; solo sabe que en París han acordado limitarlo, sin saber exactamente cómo.
No nos engañemos; esto solo es el principio. Hay mucho trabajo por delante, muchos compromisos por acordar, muchas medidas que tomar, después de esa gran reunión mundial, en esa ciudad donde se han cruzado los caminos de 195 países que buscan un futuro sostenible para el planeta. Pongamos que hablo de París.