Un estudio de la UPV/EHU propone polímeros biodegradables con las características adecuadas para el envasado de alimentos, ante el problema de los residuos plásticos.
El correcto envasado de los alimentos es imprescindible para garantizar la calidad y seguridad de los mismos. Al mismo tiempo, los envases de plástico no son bien vistos debido a la cantidad de residuos que se genera a posteriori. En este sentido, un estudio de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU) ha sintetizado por primera vez un polímero biodegradable químicamente reciclable para su utilización en el envasado de alimentos.
Actualmente los polímeros son muy comunes en nuestra vida. La mayoría de ellos se conocen como plásticos y se utilizan en sectores tan diversos como automoción, medicina, construcción… Otro sector muy importante es el envasado de alimentos. Los materiales más utilizados en el envasado son el poli (etileno) y el poli (tereftalato de etileno), por sus excelentes propiedades físicas y su bajo coste. Sin embargo, una vez usados, si no se gestionan adecuadamente como residuos, pueden durar muchos años en el medio ambiente antes de ser degradados, generando un gran problema.
“Una alternativa a este problema es el uso de polímeros biodegradables. Los polímeros biodegradables se degradan mediante la aportación de dióxido de carbono, agua, metano, compuestos inorgánicos o biomasa. Por tanto, no se generan residuos”, afirma Ainara Sangroniz Agudo, investigadora del Departamento de Ciencia y Tecnología de Polímeros de la UPV/EHU.
“Los polímeros biodegradables presentan, en general, malas propiedades barrera —dice Sangroniz—. De hecho, los gases y vapores pasan del medio al contenedor, y viceversa, hasta el deterioro de los alimentos, y tienen baja flexibilidad, es decir, son frágiles”. Por lo tanto, “para que sean útiles en el envasado de los alimentos es necesario transformarlos. Para mejorar todas estas propiedades físicas existen diversas estrategias: mezclar con otro polímero, añadir otros aditivos o sintetizar nuevos polímeros biodegradables y químicamente reciclables”, ha añadido.
“Primero hemos mezclado el polímero biodegradable poli (butileno adipato-co-tereftalato) con la resina fenoxi que tiene buenas propiedades barrera. Hemos visto que la nueva mezcla presenta un alto carácter barrera y unas propiedades mecánicas excepcionales. Además, la mezcla tiene una velocidad de degradación igual o mayor que otros polímeros biodegradables”, explica Ainara Sangroniz.
Por otro lado, “uno de los polímeros biodegradables es el poliácido láctico. Sin embargo, este polímero presenta una elevada rigidez y bajo carácter barrera. Así, se han añadido varias nanopartículas para mejorar sus propiedades barrera. De hecho, las nanopartículas impiden la infiltración de vapores y gases”, ha señalado Sangroniz.
Por último, “además de biodegradables, hemos sintetizado polímeros químicamente reciclables. Los polímeros son cadenas largas formadas por la unión de pequeñas moléculas (monómeros), en el caso de estos polímeros, el monómero puede ser reutilizado tras el uso del polímero para la resíntesis del material. De este modo, no se generan residuos y el proceso se puede repetir tantas veces como se desee», afirma la investigadora de la UPV/EHU. “En este trabajo se han combinado dos polímeros de características complementarias -poli (gamma-butirolactona) y poli (trans-hexahidroftalida)- para formar un nuevo copolímero. Este copolímero se puede reciclar químicamente y se obtienen monómeros originales”, ha añadido.
La investigadora ha destacado que «los copolímeros químicamente reciclables que hemos sintetizado en este trabajo presentan unas excelentes características barrera y flexibilidad, muy similares a los materiales que se utilizan actualmente en el mercado, por lo que es posible su sustitución en el futuro. Para ello es imprescindible abaratar el proceso, que en la actualidad sigue siendo muy caro”.