Aunque aún está en ciernes, el mercado mundial de envases biodegradables crece de forma constante y se estima ya en más de 100.000 millones de dólares. Además, casi la mitad de las patentes relacionadas con polímeros biodegradables se enfocan en este sector.
Aunque actualmente los plásticos biodegradables representan solo aproximadamente el 0,5% de los cientos de millones de toneladas de plástico que se producen cada año, la tendencia hacia alternativas más sostenibles está en aumento, reflejo de una mayor conciencia por parte de los consumidores y una respuesta activa de las empresas que buscan reducir su impacto ambiental.
Un estudio reciente, titulado “Rethinking single-use plastics: Innovations, policies, consumer awareness and market shaping biodegradable plastics in the packaging industry”, realizado por investigadores de Brasil, Alemania y Estados Unidos, ofrece una visión global sobre las tendencias y desafíos relacionados con los plásticos de un solo uso, especialmente en la industria del embalaje.
El estudio destaca que el mayor consumidor de plásticos biodegradables es el segmento de envases y embalajes, que representa aproximadamente la mitad de toda la producción de plásticos de un solo uso. Se estima que el mercado de envases biodegradables alcanzó los 105.000 millones de dólares en 2024, con un crecimiento anual del 6% entre 2024 y 2029. Además, casi la mitad de las patentes relacionadas con polímeros biodegradables están enfocadas en los envases y embalajes, lo que indica un interés creciente en innovaciones sostenibles.
Cada año, se producen alrededor de 474 millones de toneladas de plástico en todo el mundo, y un tercio de ese volumen se destina a envases, incluyendo productos de un solo uso para alimentos y bebidas. Sin embargo, solo el 25% de estos plásticos se recicla, y las proyecciones sugieren que la producción global de plástico podría triplicarse para 2060, impulsada en parte por la transición de plásticos duraderos a plásticos de un solo uso.
La pandemia de COVID-19 también tuvo un impacto significativo, aumentando el uso de plásticos de un solo uso, especialmente en equipos de protección personal y envases de alimentos. Según el estudio, la pandemia “exacerbó la utilización de plásticos de un solo uso y aumentó la demanda de envases y equipos de protección, generando más de 8 millones de toneladas de residuos, principalmente en Asia, Europa y América”. Esto ha acelerado la búsqueda de soluciones más sostenibles, aunque todavía estamos en las etapas iniciales de una transición ecológica.
Los autores del estudio resaltan que, a pesar de los desafíos, hay un interés creciente en desarrollar plásticos biodegradables a gran escala. Sun Ferreira, coautor del estudio y profesor asistente en la Universidad de Arkansas, comenta: “Hay mucho potencial con la zeína, una familia de proteínas del maíz que forma una hermosa película para hacer plásticos biodegradables. Aunque actualmente es un poco más costoso, esperamos que pronto esté en el mercado”.
«Brasil, con su biodiversidad y abundancia de biomasa agrícola, tiene un gran potencial para transformar recursos como almidón, pectina y lignina en envases biodegradables para la industria alimentaria, afirman los investigadores», afirma Ana Elizabeth Cavalcante Fai, coautora del artículo y profesora asociada de ciencias alimentarias en la Universidad Estatal de Río de Janeiro.
Además, los investigadores subrayan que la economía circular —que implica reducir, reutilizar, reciclar, repensar, rechazar, reparar y volver a reciclar— puede ser clave para reducir el uso de plásticos de un solo uso a largo plazo.
Finalmente, los autores nos recuerdan que todos tenemos un papel en esta transformación. Como señala Fai, “Somos parte del problema como consumidores, pero también podemos ser parte de la solución». La forma en que usamos y desechamos los plásticos puede marcar la diferencia.