Los plásticos comercializadas como “biodegradables” permanecen en suelos y zanjas por más tiempo que los dos años que afirma la industria, según un estudio científico de la Universidad de Wageningen.
Una investigación reciente de la Wageningen University Research (WUR), en Países Bajos, y encargada por Plastic Soup Foundation, ha revelado que los campos agrícolas de los Países Bajos y España están gravemente contaminados con microplásticos. Y un hallazgo quizás más sorprendente y preocupante es que las láminas agrícolas de plásticos «biodegradables» parecen ser una fuente importante de esta contaminación.
Así, los investigadores de la WUR hallaron unos 3.000 microplásticos por gramo de sedimento en muestras de zanjas alrededor de campos agrícolas, lo que según el estudio revela una elevada concentración de estas micropartículas de plástico en el suelo.
El uso de láminas de plástico en la agricultura está creciendo rápidamente. Estas láminas, también llamadas películas de mantillo, ofrecen beneficios como una mejor retención de agua, prevención de la erosión del suelo y las malezas y mayores rendimientos por hectárea. Sin embargo, después de la cosecha deben eliminarse, lo que a menudo da como resultado un aumento de los residuos plásticos.
Las películas fabricadas con plásticos biodegradables se promocionan como la solución a este problema. Pero como muestra el estudio de la WUR, a pesar de las afirmaciones de que estas películas se degradan en un 90% en 2 años, las investigaciones han demostrado que son una fuente importante de contaminación por microplásticos en los campos.
De las 16 explotaciones estudiadas, se detectaron 48 tipos diferentes de microplásticos. El 61% de estos microplásticos son de origen fósil, mientras que el 39% son de origen biológico.
Maria Westerbos, directora de la Fundación Plastic Soup, afirma al respecto que «un amplio conjunto de pruebas ha relacionado la contaminación por microplásticos con graves amenazas para la salud. Por ello, insto a los fabricantes de plástico a que dejen urgentemente de vender a los agricultores productos con dudosas afirmaciones de biodegradabilidad».
La Dra. Esperanza Huerta Lwanga, investigadora de la WUR, añade que «las concentraciones de microplásticos en los suelos agrícolas y en las acequias que los rodean son elevadas. Esto es preocupante y demuestra que se necesitan más investigaciones y medidas adicionales.»
Plastic Soup Foundation aboga por un cambio de sistema y reclama el uso de alternativas como el papel o los residuos de la producción de lana en lugar de plásticos.