A partir de 2027, todas las nuevas baterías con una capacidad superior a 2 kWh que se comercialicen en la UE requerirán un pasaporte digital, con el objetivo de garantizar la transparencia y la sostenibilidad en la cadena de valor de las baterías, reducir su impacto ambiental y fomentar su reutilización y reciclado.
Las baterías son fundamentales para la transición hacia una movilidad respetuosa con el clima y el uso generalizado de energías renovables. Como componentes cruciales de los vehículos eléctricos, deben producirse y utilizarse de forma sostenible y reincorporarse fácilmente al ciclo de materiales. Es importante prolongar al máximo el ciclo de vida de todo el sistema de baterías y reciclar las materias primas, los materiales y los componentes después de su primer uso. También es necesario formar cadenas de suministro transparentes, desde las materias primas hasta el montaje de las pilas. En el futuro, los fabricantes tendrán que documentar todas las emisiones resultantes de la fabricación, el uso y la eliminación de sus productos. Para apoyar estas ambiciones, la nueva Ley de baterías de la UE exigirá un pasaporte digital para todas las baterías de tracción, las baterías de vehículos de dos ruedas y las baterías industriales con una capacidad superior a 2 kWh a partir de febrero de 2027. Esto también afectará a las baterías de medios de transporte ligeros (LMT) incorporadas en bicicletas y patinetes eléctricos.
El objetivo del pasaporte digital de baterías es documentar sin fisuras la vida de una batería, desde la extracción y producción de la materia prima hasta su uso, reutilización y reciclado. Lleva un registro del origen de una batería y registra los usos pertinentes. Para ello, documenta datos que describen de forma exhaustiva la sostenibilidad y la responsabilidad de la cadena de suministro, como datos sobre la huella de carbono, las condiciones de trabajo para la extracción de materias primas, los materiales y componentes, las sustancias peligrosas contenidas, la eficiencia de los recursos, el rendimiento y la vida útil, el estado de la batería y otros datos que incluyen información sobre la reciclabilidad y la reparación, así como la forma de llevar a cabo estos pasos. Las instrucciones de desmontaje contenidas en el pasaporte ayudan también a facilitar el uso secundario del mayor número posible de componentes de la batería.
«El pasaporte de baterías proporciona un registro digital de toda la información social, ecológica y económicamente relevante sobre el ciclo de vida de una batería», explica el profesor Thomas Knothe, científico del Fraunhofer IPK, miembro del consorcio del proyecto Battery Pass, que elabora las normas técnicas pertinentes para la industria y las transforma en normas europeas. «Al proporcionar información verificada y comprobable, puede crear transparencia, apoyar usos de segunda vida u optimizar el procesamiento por parte de los proveedores de reciclaje. De este modo se apoya el desarrollo de modelos de negocio sostenibles a lo largo de la cadena de valor de las baterías, al tiempo que se cumplen los criterios éticos y de sostenibilidad pertinentes».
«El objetivo es reducir el trabajo infantil y la contaminación en los países donde se producen las materias primas y hacer un seguimiento de la exportación de baterías usadas, por ejemplo», añade Knothe.
Para que los fabricantes e importadores de baterías puedan presentar el pasaporte de baterías en 2027, todo el trabajo preliminar, las especificaciones técnicas y los sistemas de ensayo necesarios deben estar terminados a finales de 2025.
Datos descentralizados
El pasaporte de baterías adopta la forma de un sistema informático en el que toda la información se almacena en espacios de datos distribuidos y la responsabilidad de estos está descentralizada. Algunas funciones, como el registro central de pasaportes y el llamado Portal de Datos, que ofrecerá una visión agregada de la mayoría de los pasaportes de baterías, serán responsabilidad de la Comisión Europea. Algunos elementos de los datos sólo se pondrán a disposición de los sistemas de datos de las autoridades nacionales para fines tales como los controles de conformidad del mercado. El fabricante será responsable de gestionar el resto de los datos. Cualquier cambio en los datos de la batería deberá actualizarse en el pasaporte. Cada fabricante deberá designar a un proveedor externo que garantice la existencia de una copia de seguridad de los datos en caso de insolvencia. Las interfaces, los derechos de acceso y las funciones necesarias deberán implementarse en el sistema informático.
Para garantizar que así sea, en el Consorcio Battery Pass se están abordando numerosas cuestiones: ¿Qué datos de la batería serán necesarios? ¿Quién debe almacenarlos, cómo, cuándo y dónde? ¿Quién podrá acceder a los datos y cómo? ¿Cómo se mantendrá seguro el acceso a los datos? ¿Cómo pueden las soluciones incorporar los sistemas existentes, pero también otros nuevos? El Consorcio propone normas técnicas ya existentes y otras aún por desarrollar, e ilustra la aplicación integradora de esas normas mediante un demostrador de software.
«Uno de los retos de poner en práctica las especificaciones es la interoperabilidad», explica Knothe. Por ejemplo, el sistema informático tiene que ser compatible con el mayor número posible de soportes de datos diferentes, que suministran información al producto de forma similar a un código de barras o QR. Lo mismo ocurre con los identificadores únicos, que son como números de identificación asignados de forma exclusiva a un producto. Además, el sistema debe ser capaz de representar las normas de los distintos países y ser compatible con diversas tecnologías y plataformas de gestión de datos. También hay que tener en cuenta los requisitos de datos de los distintos sectores, ya que el pasaporte de baterías también se utilizará como base para otros pasaportes.
«Un sistema como éste es demasiado complejo para que lo dirija una sola empresa o incluso un consorcio. Por eso hemos incluido a una amplia comunidad de socios y colaboradores en las actividades del proyecto desde una fase temprana. Eso también da al sistema el impulso que necesita para lograr una mayor aceptación en la práctica», afirma Knothe.
Abrir el camino a otros pasaportes de productos
El pasaporte de baterías es el primer pasaporte digital de productos que se introduce a escala europea. Servirá de prueba piloto; otros pasaportes para productos como textiles, electrónica y materiales de construcción están actualmente en fase de planificación para garantizar el intercambio de datos en las cadenas de suministro y de valor y el cumplimiento de las normas medioambientales y sociales. «Esto se considera, con razón, un piloto importante para los pasaportes digitales de productos en general, que se extenderán a otros sectores en el futuro y serán cada vez más importantes», concluye el investigador.