El método creado por investigadores de la Universidad de Toronto está inspirado en las directrices para elaborar inventarios de emisiones de gases de efecto invernadero y analiza las principales fuentes de residuos plásticos, permitiendo comprender mejor este tipo de contaminación y desarrollar estrategias de mitigación adaptadas a cada región.

Un método para calcular las emisiones de plásticos contaminantes
Los residuos mal gestionados provenientes de la basura representaron la mayor parte de una estimación de la contaminación plástica en Toronto en 2020. Foto: Cortesía de U of T Trash Team

Científicos de la Universidad de Toronto, en Canadá, han desarrollado un modelo para medir las emisiones de contaminación por plásticos similar a la norma mundial para medir las emisiones de gases de efecto invernadero. Los investigadores afirman que este método permitirá identificar a los principales responsables de la contaminación por plásticos a escala local y nacional, y mejorará las estrategias de reducción de emisiones en todo el mundo.

El método se ha presentado justo antes de los debates internacionales que se celebrarán en Otawa (Canadá) del 23 al 29 de abril, dirigidos por el Comité Intergubernamental de Negociación sobre la Contaminación por Plásticos de las Naciones Unidas, con vistas a alcanzar un acuerdo mundial jurídicamente vinculante sobre la contaminación por plásticos.

Utilizando Toronto como modelo, los investigadores elaboraron el primer modelo de este tipo y calcularon que, sólo en un año, Toronto emitió casi 4.000 toneladas de contaminación por plásticos.

«Eso equivale a unos 400 camiones de basura de plástico que se filtran anualmente al medio ambiente desde toda la ciudad», explica Alice (Xia) Zhu, autora principal de un estudio sobre el método publicado en Environmental Science & Technology y candidata al doctorado en el Departamento de Ecología y Biología Evolutiva de la Facultad de Artes y Ciencias de la Universidad de Toronto. Ofrece la oportunidad de identificar las principales fuentes de contaminación por plásticos en la zona e informar de las medidas para frenar estas emisiones».

Zhu y sus colegas de la Universidad de Toronto y el Instituto de Tecnología de Rochester se inspiraron en las directrices para elaborar inventarios de emisiones de gases de efecto invernadero establecidas por el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático. Adaptándose a las diferencias físicas entre los gases de efecto invernadero y los trozos sólidos de plástico, los investigadores utilizaron una metodología similar consistente en identificar las principales actividades generadoras de contaminación en una zona concreta, calcular la cantidad de contaminación generada por cada actividad en un periodo determinado y contabilizar las incertidumbres asociadas a cada fuente de actividad generadora de contaminación.

«Nuestro objetivo era desarrollar un mecanismo o herramienta de contabilidad para medir las emisiones de plástico que pudiera adoptar cualquier nivel de gobierno», explica Zhu, que cursa un doctorado en Ciencias Ambientales en el Departamento de Ciencias Físicas y Ambientales de la Universidad de Toronto Scarborough. «Pero lo más importante es que esperamos que esta herramienta que hemos presentado permita al ámbito del plástico seguir los pasos del ámbito climático, en el que los países presentan inventarios nacionales de emisiones a un organismo internacional como las Naciones Unidas para hacer un seguimiento de nuestros progresos hacia la consecución de un objetivo definido a escala mundial». En la actualidad, no existen inventarios nacionales de emisiones de contaminación por plásticos, ni tampoco un objetivo definido a escala global para reducir la contaminación por plásticos.

Residuos mal gestionados, la principal fuente

Para demostrar la utilidad del método, los investigadores elaboraron un inventario de emisiones de contaminación por plásticos de la ciudad de Toronto para el año 2020 a partir de datos públicos recogidos en auditorías municipales de residuos y otras fuentes. A partir de una lista de nueve tipos de fuentes (residuos, polvo de neumáticos de aviones y vehículos de carretera, lavadoras y pintura de marcas viales y exteriores de viviendas), calcularon que se emitirían entre 3.531 y 3.852 toneladas de contaminación plástica dentro de los límites de la ciudad durante ese periodo.

La mayor parte, 3.099 toneladas, correspondió a los residuos, mientras que el césped artificial fue responsable de la mayor parte de las emisiones de microplásticos -partículas de menos de cinco milímetros de diámetro-, con 237 toneladas.

«No es sorprendente que los materiales de mayor tamaño -conocidos como macroplásticos, y en este caso procedentes de residuos mal gestionados como la basura- constituyeran la mayor parte de la masa. Pero eclipsa a los materiales pequeños, los microplásticos», explica la profesora de la Universidad de Toronto Chelsea Rochman, coautora del estudio y directora del doctorado de Zhu. «Los microplásticos suelen ser los más numerosos en número de piezas reales. Esto sugiere que las políticas relativas a los microplásticos, además de a los macroplásticos, son fundamentales para reducir las emisiones de plástico en la ciudad de Toronto.»

Los investigadores eligieron Toronto para probar el marco, ya que es la ciudad más grande de Canadá y la cuarta de Norteamérica. «Es un centro urbano de actividades diversas, y donde hay mucha gente y actividad, inevitablemente se genera mucha contaminación», dice Zhu. «Para que un estudio de caso resulte fructífero e informativo, hay que estudiar un lugar con muchas fuentes distintas de contaminación. De este modo, se puede determinar qué fuentes deben ser prioritarias para la reducción de la contaminación entre todas las demás, y demostrar así la utilidad de un inventario de emisiones para conformar la política local.»

Comprender mejor la contaminación plástica

Zhu afirma que los inventarios de emisiones de contaminación por plásticos deben ser una pieza fundamental para el éxito de un tratado mundial sobre el plástico, y que el modelo desarrollado debe aplicarse a otras ciudades, provincias y estados, y a países de todo el mundo para comprender mejor qué tipos de contaminación por plásticos se están liberando al medio ambiente.

«Las directrices pueden aplicarse a regiones de todo el mundo, independientemente del tipo de fuentes que haya -asegura Zhu-. Cada región geográfica tendrá características diferentes y el inventario permitirá desarrollar soluciones adaptadas a esa región concreta».

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