Una tarifa nacional para el depósito de botellas podría más que triplicar la actual tasa de reciclaje de envases de PET en EE.UU., afirman los investigadores.
La tasa actual de reciclaje de botellas de PET (tereftalato de polietileno) -el plástico utilizado habitualmente en las botellas de bebidas- en EE.UU ronda el 24% y lleva una década estancada, según refleja un estudio realizado por investigadores del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT). Sin embargo, sus conclusiones sugieren algunas formas de cambiar esta situación. El estudio indica que con un programa nacional de depósito y devolución de botellas, los índices podrían aumentar hasta el 82%, con casi dos tercios de todas las botellas de PET recicladas en botellas nuevas, a un coste neto de sólo un céntimo por botella cuando la demanda es fuerte. Al mismo tiempo, afirman, se necesitarían políticas para garantizar una demanda suficiente del material reciclado.
El equipo analizó los índices de recogida y reciclado de botellas de PET en distintos estados y otros países, con y sin sistemas de depósito y con o sin programas de reciclado en acera, así como los outputs e inputs de distintas empresas y métodos de reciclado. Los investigadores afirman que este estudio es el primero que analiza en detalle la interacción entre las políticas públicas y la realidad del mercado de producción y reciclado de envases.
En su estudio, cuyos resultados se han publicado en la revista Journal of Industrial Ecology, los investigadores descubrieron que los programas de depósito de botellas son muy eficaces en las zonas donde se aplican, pero en la actualidad no se recogen suficientes botellas usadas para alcanzar los objetivos fijados por la industria de envases. Su análisis sugiere que una política uniforme de depósito de botellas a escala nacional podría alcanzar los niveles de reciclado exigidos por la legislación propuesta y los compromisos empresariales.
Material reciclado de calidad
El reciclado de PET tiene un gran éxito en términos de calidad, ya que los nuevos productos fabricados con material totalmente reciclado prácticamente igualan las cualidades del material virgen. Y las marcas han demostrado que se pueden fabricar botellas nuevas con un 100% de residuos postconsumo. Pero el equipo descubrió que la recogida del material es un cuello de botella crucial que hace que las plantas de procesado no puedan satisfacer sus necesidades. Sin embargo, con las políticas adecuadas, «se puede ser optimista», dice Olivetti, que es catedrático de Ingeniería y decano asociado de la Facultad de Ingeniería del MIT.
«Un mensaje que hemos encontrado en varios casos en el ámbito del reciclaje es que si se hace el trabajo adecuado para apoyar políticas que piensen tanto en la demanda como en la oferta, entonces es posible lograr mejoras significativas», afirma. «Hay que pensar en la respuesta y el comportamiento de los múltiples actores del sistema de forma holística para que sea viable», afirma. «Somos optimistas, pero hay muchas formas de ser pesimistas si no pensamos en ello de forma holística».
Por ejemplo, el estudio concluyó que es importante tener en cuenta las necesidades de las instalaciones municipales de recuperación de residuos existentes. Aunque la ampliación de los programas de depósito y devolución de botellas es esencial para aumentar las tasas de reciclado y proporcionar la materia prima a las empresas que reciclan PET en nuevos productos, las instalaciones actuales que procesan el material de los programas de reciclado en la acera perderán los ingresos procedentes de las botellas de PET, que son un producto de valor relativamente alto en comparación con los demás materiales del flujo de residuos reciclados. Estas empresas perderían una fuente de ingresos si las botellas se recogieran a través de programas de depósito, quedándose sólo con los plásticos mixtos de menor valor.
Los investigadores desarrollaron modelos económicos basados en los índices de recogida encontrados en los estados con programas de depósito, requisitos de contenido reciclado y otras políticas, y utilizaron estos modelos para extrapolarlos al conjunto del país. En general, llegaron a la conclusión de que las necesidades de suministro de los productores de envases podrían satisfacerse mediante un sistema nacional de depósito de botellas con un depósito de 10 centavos por botella, con un coste neto de aproximadamente 1 céntimo por botella producida cuando la demanda es fuerte.
Éxito de los sistemas de depósito en Europa
Otros países han tenido mucho más éxito a la hora de implantar sistemas de depósito que dan lugar a tasas de participación muy elevadas. Varios países europeos consiguen recoger más del 90% de las botellas de PET para reciclarlas, por ejemplo. Pero en EE.UU. se recoge menos del 29% y, tras las pérdidas en la cadena de reciclado, sólo se recicla el 24%, según los investigadores. Mientras que el 73% de los estadounidenses tiene acceso al reciclaje en la acera, en la actualidad sólo 10 estados cuentan con sistemas de depósito para botellas de bebidas.
Sin embargo, la demanda sigue existiendo. «Existe un mercado para este material», afirma Olivetti. Aunque las botellas recogidas a través de la recogida de residuos mixtos pueden reciclarse en cierta medida, las recogidas mediante sistemas de depósito suelen ser mucho más limpias y requieren menos procesamiento, por lo que resulta más económico reciclarlas en nuevas botellas o en textiles.
Para ser eficaces, las políticas no deben centrarse únicamente en aumentar las tasas de reciclado, sino en todo el ciclo de la oferta y la demanda y en los distintos agentes implicados, afirma Olivetti. Sería necesario establecer salvaguardias para proteger a las instalaciones de reciclado existentes de la pérdida de ingresos que sufrirían como consecuencia de los depósitos de botellas, quizá en forma de subvenciones financiadas con tasas a los productores de botellas, para evitar que estas partes esenciales de la cadena de procesamiento queden fuera del negocio. Además, según el equipo, pueden ser necesarias otras políticas para garantizar la continuidad del mercado del material recogido, como requisitos de contenido reciclado y normas de responsabilidad ampliada del productor.
En esta fase, es importante centrarse en los flujos de residuos específicos que pueden reciclarse con mayor eficacia, y el PET, junto con muchos metales, encajan claramente en esa categoría. «Cuando empezamos a pensar en flujos de plásticos mezclados, es mucho más difícil desde el punto de vista medioambiental», afirma. «Los sistemas de reciclado tienen que perseguir la responsabilidad ampliada de los productores, o pensar específicamente en materiales diseñados más eficazmente hacia el contenido reciclado», afirma.
También es importante abordar «cuáles son los parámetros adecuados para diseñar flujos de materiales gestionados de forma sostenible», afirma. Podría tratarse del uso de energía, de la circularidad [por ejemplo, convertir botellas viejas en botellas nuevas], de la reducción de residuos, y de asegurarse de que todo ello esté en consonancia. Ese es otro tipo de coordinación política que se necesita», concluye Olivetti.