Un informe de EA Earth Action pone de relieve la gran cantidad de aditivos contenidos en los residuos plásticos que llegan al medio ambiente y alerta de que muchas de estas sustancias no están adecuadamente estudiadas ni reguladas, pese a su toxicidad.

Un millón toneladas de aditivos plásticos acaban cada año en los océanos

El plástico no está compuesto exclusivamente de polímeros, sino que contiene también una gran variedad de aditivos. Estas sustancias, que se añaden al plástico durante su fabricación, desempeñan un papel crucial en la mejora de características específicas del material, como su aspecto, durabilidad, resistencia y flexibilidad. Sin embargo, un número significativo de moléculas presentes en los aditivos plásticos no se ha estudiado a fondo y no está regulado adecuadamente, lo que puede provocar problemas ambientales y de salud.

Ahora, un nuevo estudio de la organización de investigación suiza EA Earth Action ha revelado que cada año se filtran en los océanos un millón de toneladas de aditivos plásticos. El informe destaca además que 116 kilotoneladas proceden únicamente de los envases de plástico.

Los autores del informe han estudiado la magnitud de la contaminación causada por estas sustancias químicas presentes en el plástico. Y alertan de que si no se producen cambios significativos en la producción y la gestión de residuos, se espera que las fugas de aditivos plásticos a los océanos y vías fluviales aumenten más de un 50% de aquí a 2040.

Muchos de estos aditivos se han relacionado con una serie de problemas de salud, como la obesidad, los problemas de fertilidad y el cáncer. Según la investigación, artículos cotidianos como los textiles y los neumáticos de los vehículos contribuyen a la fuga a los océanos de unas 37 y 35 kilotoneladas de estas sustancias, respectivamente.

«La inclusión generalizada de aditivos potencialmente nocivos en los plásticos, combinada con cantidades sustanciales de residuos plásticos mal gestionados en todo el mundo, han creado la amenaza tóxica a la que nos enfrentamos hoy en día», afirma Julien Boucher, fundador de EA Earth Action.

Con la publicación de este estudio antes de la celebración de la tercera sesión de las negociaciones de la ONU para desarrollar un tratado internacional jurídicamente vinculante sobre la contaminación por plásticos, EA Earth Action pide una mayor transparencia en la composición de los productos, así como la ampliación de las prácticas eficaces de gestión de residuos a nivel mundial.

Las recomendaciones de EA Earth Action para los responsables políticos incluyen la selección de materiales que sean fácilmente reutilizables o reciclables para reducir los residuos y apoyar una economía más sostenible y circular, al tiempo que se incentiva la química que utiliza aditivos limpios.

La organización también ha pedido que se siga investigando cómo y cuándo se liberan los aditivos en el medio ambiente y en el cuerpo humano. Esto permitiría desarrollar estrategias de prevención eficaces.

Maria Westerbos, fundadora de la Fundación Plastic Soup y cofundadora del Consejo de Salud del Plástico, afirma que los resultados de este estudio «son un recordatorio aleccionador de cómo los aditivos toxifican tanto nuestro planeta como nuestros cuerpos. No debemos olvidar nunca que todas estas sustancias químicas se añaden a los plásticos y de ese modo se liberan en todo el ecosistema, incluido nuestro propio cuerpo. Ahora debemos pasar a la acción. Es imperativo que la cooperación internacional coordinada entre el sector privado y los responsables políticos aborde la fuga de aditivos para preservar la salud humana para la próxima generación».

Sian Sutherland, cofundadora de A Plastic Planet & Plastic Health Council añade que «la omnipresencia del plástico en nuestras vidas hoy en día oculta su peligrosidad. El plástico no está en la tabla periódica, como el cobalto o el cobre. Es una mezcla de sustancias químicas, muchas de ellas tóxicas para la salud humana. En sólo unas décadas hemos infectado cada centímetro de nuestro planeta con esas sustancias químicas, que se filtran en nuestro medio ambiente a niveles cada vez mayores. El peligro para las próximas generaciones es evidente y urge una política firme. Pero para que la política cambie, necesitamos claridad sobre el alcance de la crisis. Este informe de EA expone las prácticas actuales y aboga por una química más segura. Es posible. Pero sólo si lo exigimos».

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