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Las bacterias que se encuentran en el estómago de las vacas se pueden usar para digerir los poliésteres que se usan en productos textiles, envases y bolsas, según un nuevo estudio recientemente publicado por investigadores austriacos.

El estómago de las vacas podría albergar una solución a los residuos plásticos
Imagen de Karsten Paulick en Pixabay

Investigadores austriacos han descubierto que las bacterias del rumen de las vacas -uno de los cuatro compartimentos de su estómago- pueden digerir ciertos tipos de plástico, lo que podría representar una forma sostenible de reducir los residuos de este material.

Los científicos sospechaban que estas bacterias podrían ser útiles, ya que la dieta de las vacas ya contiene poliésteres vegetales naturales. «En el retículo del rumen vive una enorme comunidad microbiana que se encarga de la digestión de los alimentos en los animales -explica la doctora Doris Ribitsch, de la Universidad de Recursos Naturales y Ciencias de la Vida de Viena-, por lo que sospechamos que algunas actividades biológicas podrían servir también para la hidrólisis del poliéster», un tipo de reacción química que provoca su descomposición.

En otras palabras, estos microorganismos ya pueden descomponer materiales similares, por lo que los autores del estudio pensaron que podrían ser capaces de degradar también los plásticos.

Ribitsch y sus colegas analizaron tres tipos de poliésteres. Uno de ellos, el tereftalato de polietileno, conocido comúnmente como PET, es un polímero sintético que se utiliza habitualmente en textiles y envases. Los otros dos consistían en un plástico biodegradable utilizado a menudo en bolsas de plástico compostables (tereftalato de adipato de polibutileno, PBAT), y un material de base biológica (furanoato de polietileno, PEF) fabricado a partir de recursos renovables.

Los investigadores obtuvieron líquido ruminal de un matadero de Austria para conseguir los microorganismos que estaban probando. A continuación, incubaron ese líquido con los tres tipos de plásticos que estaban probando (que se probaron tanto en forma de polvo como de película) con el fin de comprender la eficacia con la que se descomponía el plástico.

Según sus resultados, publicados recientemente en Frontiers in Bioengineering and Biotechnology, los microorganismos de los estómagos de las vacas pudieron descomponer los tres plásticos. Además, constataron que los polvos de plástico se descomponen más rápidamente que las películas de plástico.

En comparación con investigaciones similares realizadas con microorganismos individuales, Ribitsch y sus colegas descubrieron que el líquido del rumen era más eficaz, lo que podría indicar que su comunidad microbiana podría tener una ventaja sinérgica, es decir, que lo que marca la diferencia es la combinación de enzimas, más que una enzima en particular.

Aunque su trabajo sólo se ha realizado a escala de laboratorio, Ribitsch afirma que «debido a la gran cantidad de rumen que se acumula cada día en los mataderos, sería fácil de imaginar hacerlo a mayor escala». Sin embargo, advierte que este tipo de investigación puede tener un coste prohibitivo, ya que el equipo de laboratorio es caro, y estas investigaciones requieren estudios previos para examinar los microorganismos.

No obstante, Ribitsch espera que se siga investigando sobre el tema, ya que las comunidades microbianas han sido poco exploradas como posible recurso ecológico.

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