Barcelona acogió la semana pasada un encuentro para debatir en torno a propuestas normativas y fiscales favorables a la lucha contra el desperdicio alimentario.

El pasado miércoles 14 de diciembre la Fundació ENT organizó en el Museo Melcior Colet de Barcelona un debate titulado “Cómo conseguir un marco normativo catalán más favorable a la prevención del derroche alimentario”. El debate abordó las posibilidades normativas y fiscales de prevención del derroche alimentario en el ámbito catalán, una discusión que coincide con el proceso iniciado en el Parlamento de Cataluña de discusión de una proposición de ley sobre el aprovechamiento del excedente alimentario.

El acto tenía por objetivo revisar los principales condicionantes normativos que limitan el aprovechamiento de algunos alimentos a lo largo de toda la cadena alimentaria y debatir sobre propuestas normativas y fiscales que podrían favorecer la lucha contra el desperdicio alimentario a nivel catalán.

Tanto la prevención como la reutilización del excedente alimentario se consideran medidas válidas en la lucha contra el despilfarro

La inauguración corrió a cargo de Francesc Giró, director de planificación estratégica de la Agencia de Residuos de Cataluña. Las ponentes del debate fueron Gloria Cugat Pujol (subdirectora General de Inspección y Control Agroalimentario, Departamento de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación), Victoria Castillo Garralda (jefe del Área de Planificación y Auditoría de la Agencia Catalana seguridad Alimentaria), Pilar Chiva Rodríguez (directora del área de prevención y fomento del reciclaje, Agencia de Residuos de Cataluña), Raquel Díaz Ruiz (miembro de la Plataforma Aprovechamos los Alimentos) y Mireia Barba Cuscó (directora de Espigaoladors).

El debate abordó diferentes propuestas normativas a llevar a cabo a lo largo de la cadena alimentaria. Se contemplaron tanto medidas de prevención del desperdicio alimentario, que tienen por objetivo evitar la generación de excedente alimentario en la producción y consumo y prevenir la generación de residuo alimentario evitable a lo largo de la cadena, como medidas de reutilización del excedente alimentario para el consumo humano a través de redes de redistribución y bancos de alimentos.

Aunque la primera opción es más deseable porque corresponde a la vía prioritaria en la jerarquía de gestión de los residuos alimentarios, ambas aproximaciones se consideran válidas ya que el destino final del alimento es el consumo humano, que es el objetivo para el que se ha producido.

En relación a las causas del despilfarro, hay que tener en cuenta que el desperdicio alimentario no siempre se produce en el mismo estadio en que se produce la causa de este derroche. Por este motivo, la legislación sobre un estadio puede afectar a agentes que están en otros estadios más arriba o más abajo de la cadena. En este sentido, hay que ser cuidadoso a la hora de establecer regulaciones y tener en cuenta la complejidad del sistema alimentario.

Las propuestas incidieron en las posibilidades de mejora de la ley sobre el aprovechamiento del excedente alimentario actualmente en trámite en el Parlamento de Cataluña, así como propuestas relacionadas con la posible regulación de las fechas de consumo de los productos envasados, de instrumentos económicos en el ámbito de la gestión de residuos y de esquemas como los de las leyes del Buen Samaritano actualmente vigentes en Italia y Estados Unidos, que facilitarían los proyectos de canalización de excedentes alimentarios para fines sociales.

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