Un nuevo informe de Worldwatch Institute analiza la tendencia global en la producción de biocombustibles, que en 2012 se redujo un 0,4%. Biodiésel y bioetanol apenas alcanzan el 2,5% del combustible total usado en el transporte en todo el mundo.

cae la producción mundial de biocombustibles
Cultivo de colza para producir biodiésel. foto: sethschoen en flickr (cc)

En 2012, la producción combinada de etanol y biodiésel en todo el mundo cayó por primera vez desde el año 2000, concretamente un 0,4% respecto a 2011. La producción mundial de etanol se redujo ligeramente por segundo año consecutivo a 83.100 millones de litros, mientras que la de biodiésel aumentó marginalmente, de 22.400 millones de litros en 2011 a 22.500 millones de litros en 2012. El biodiésel representa actualmente más del 20% de la producción mundial de biocombustibles, según desvela un informe elaborado por el Worldwatch Institute, organización independiente de investigación en temas de energía, recursos y medio ambiente.

Los biocombustibles son un subconjunto de bioenergía, que es la energía derivada de la biomasa (materia vegetal y animal) y que abarca desde la leña y el estiércol animal a formas procesadas industrialmente como el etanol y el biodiésel. La biomasa puede ser utilizada directamente para producir calor, convertirse en biogás para generar electricidad, o procesarse en formas líquidas para utilizarse como alternativas o complementos a los combustibles fósiles para el transporte.

La bioenergía tienen una gran importancia a nivel local o regional en muchos lugares del mundo; la biomasa tradicional, por ejemplo, todavía se usa para cocinar por un 38% de la población mundial, y en zonas de África y Asia la utilizan más del 90%. En China y en otras partes de Asia, hasta 2012 se habían construido aproximadamente 48 millones de plantas de biogás para apoyar la electrificación en zonas rurales.

Etanol

Los cinco principales productores de etanol en 2012 fueron Estados Unidos, Brasil, China, Canadá y Francia. Pero solo Estados Unidos y Brasil representaron el 87% (61% y 26%, respectivamente) del total mundial.

La producción de etanol de Estados Unidos ascendió a 50.400 millones de litros, aproximadamente un 4% menos que en 2011; La producción estadounidense depende principalmente del maíz como materia prima, y los precios del maíz se incrementaron en 2012 debido a una sequía severa en verano en el medio oeste. Como resultado, en otoño Estados Unidos se convirtió por un breve periodo en un importador neto de etanol después de casi tres años ininterrumpidos de exportaciones netas.

La producción de Brasil aumentó un 3%, a 21.600 millones de litros, en parte debido a una caída en los precios del azúcar. Los otros principales productores representan volúmenes mucho menores; La producción de China, por ejemplo, sumó 2.100 millones de litros en 2012, mientras que Canadá alcanzó 1.800 millones de litros. La Unión Europea (UE) en conjunto produjo 4.600 millones de litros de etanol combustible en 2012.

Biodiésel

Estados Unidos también lideró la producción de biodiésel, con 3.600 millones de litros, mientras que Argentina ocupó el segundo lugar con 2.800 millones de litros, y Alemania y Brasil alcanzaron aproximadamente la misma producción, de 2.700 millones de litros cada uno. La producción de biodiésel de China, fue de sólo 200 millones de litros en 2012, muy lejos de su producción de etanol combustible. Varias naciones europeas producen biodiésel y la UE en su conjunto todavía representa el 41% de la producción global, a pesar de una disminución del 7% en 2012. En todo el mundo, la producción de biodiésel creció a una tasa promedio anual del 17% entre 2007 y 2012, aunque la tasa de crecimiento se redujo considerablemente.

La demanda de biocombustibles está fuertemente impulsada por las obligaciones legales de su mezcla y apoyada con subsidios. Setenta y seis Estados, provincias o países incorporaban estas obligaciones en 2012, frente a los 72 el año anterior. Las subvenciones globales para biocombustibles líquidos se estimaron en 2012 por encima de los 20.000 millones de dólares (unos 15.000 millones de euros). Se han establecido obligaciones u objetivos en 13 países del continente americano, 12 en la región de Asia y el Pacífico y 8 en África. En Europa, la UE-27 está sujeta a la Directiva de Energías Renovables, que pedía un contenido del 5,75% de biocombustibles en los combustibles del transporte en 2012. Estados Unidos y China han establecido –y Brasil ya ha alcanzado– objetivos de entre el 15 y el 20% no más tarde de 2022; India también exige un 20% de etanol en 2017.

No obstante, la estabilidad y el cumplimiento de estos objetivos es una incógnita. India, por ejemplo, tienen un historial muy irregular en el cumplimiento de sus propios mandatos. Y en Europa, ante las preocupaciones sobre el efecto que estaba teniendo el cultivo para biocombustibles en los precios de los alimentos y en los cambios en el uso de la tierra. El Parlamento Europeo aprobó limitar los biocombustibles convencionales (aquellos derivados de cultivos alimenticios) a un 6% de todos los combustibles del transporte.

Algunos de los puntos más destacados del informe son:

  • Los biocombustibles para el transporte, esencialmente el etanol y el biodiésel, suponen el 0,8% de la energía global, el 8% de energía primaria mundial derivada de biomasa, el 3,4% de los combustibles para el transporte global por carretera y el 2,5% de todos los combustibles del transporte.
  • En los Estados Unidos, el mandato de la Agencia de Protección Ambiental para que las refinerías de petróleo compren casi 33 millones de litros de biocombustibles celulósicos avanzados para mezclar se frustró por la producción insuficiente: se produjeron menos de 76.000 litros en 2012.
  • La inversión global en biocombustibles fue de unos 5.000 millones de dólares en 2012, un 40% de lo que se invirtió en 2011. Del total 3.800 millones se invirtieron en las naciones industriales y 1.200 millones en los países en desarrollo.
  • La inversión en biocombustibles dentro de las Naciones del G-20 ha disminuido cada año entre 2007 y 2012. A pesar de esta tendencia, algunos observadores esperan un nuevo impulso a estas inversiones. Algunas previsiones, por ejemplo, apuntan a que una inversión de 69.000 millones de dólares durante esta década –apoyada por nuevas obligaciones de mezcla con combustibles tradicionales– generaría unos beneficios de 7.600 millones de dólares en 2023.

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