Una investigación de la Sociedad Química Americana estima que cada norteamericano ingiere, al menos, entre 74.000 y 121.000 microplásticos a través de la comida, el agua y el aire.

Microplásticos
Los microplásticos son partículas diminutas presentes en el agua, el aire y los alimentos. Foto: Monique Raap, University of Victoria

Desde que comenzó la producción en masa de plásticos en la década de 1940, estos polímeros versátiles se han extendido rápidamente por todo el mundo. Aunque los plásticos han hecho la vida más fácil de muchas maneras, su eliminación es un problema creciente. Ahora, investigadores de la Universidad de Victoria (EE.UU.) han publicado un trabajo en la revista Environmental Science & Technology de la Sociedad Química Americana (ACS) en el que estiman que el estadounidense promedio consume más de 70.000 partículas de microplásticos por año, aunque los efectos en la salud de ese consumo no están claros.

Los microplásticos son pequeñas piezas de plástico (a menudo microscópicas) que pueden surgir de múltiples fuentes, como la degradación de productos plásticos más grandes en el medio ambiente, el lavado de la ropa o de productos de aseo personal que los incorporan como «microperlas». Los humanos pueden ingerir inadvertidamente estos materiales cuando comen alimentos o respiran aire que contienen microplásticos.

Las personas que beben solo agua embotellada podrían consumir 90.000 microplásticos más al año que las que beben solo agua del grifo

Los efectos sobre la salud de ingerir estas partículas son aún desconocidos, pero algunas piezas son lo suficientemente pequeñas como para ingresar en los tejidos humanos, donde podrían desencadenar reacciones inmunitarias o liberar sustancias tóxicas. Pero, ¿cuántos microplásticos consumen los humanos? Esa es la pregunta que los investigadores querían abordar.

Para hacerlo, revisaron 26 estudios previos que analizaban las cantidades de partículas microplásticas en peces, mariscos, azúcares agregados, sales, alcohol, agua del grifo o embotellada y aire. No se incluyeron otros alimentos en el análisis porque ausencia de datos. Luego, el equipo evaluó la cantidad de estos alimentos que adultos y niños ingieren aproximadamente según las pautas dietéticas 2015-2020 para los estadounidenses.

Más microplásticos en el agua embotellada

A partir de este análisis, el consumo microplástico estimado osciló entre 74.000 y 121.000 partículas por año, dependiendo de la edad y el sexo. Cabe destacar que las personas que beben solo agua embotellada podrían consumir 90.000 microplásticos adicionales por año en comparación con quienes solo beben agua del grifo.

Además, debido a que los investigadores consideraron solo el 15% de la ingesta calórica de los estadounidenses, creen que estos valores están subestimados, por lo que la ingesta de microplásticos podría ser probablemente aún mayor.

La investigación sugiere que los microplásticos se seguirán encontrando en la mayoría de los artículos destinados al consumo humano

«La dependencia humana de los envases de plástico y los métodos de procesamiento para los principales grupos de alimentos, como carnes, frutas y verduras, es un problema creciente. Nuestra investigación sugiere que los microplásticos se seguirán encontrando en la mayoría, si no todos, los artículos destinados al consumo humano», dice Kieran Cox, autor principal del estudio. «Necesitamos volver a evaluar nuestra confianza en los materiales sintéticos y modificar la forma en que los gestionamos para cambiar nuestra relación con los plásticos», añade.

Cox explica que hay limitaciones en los datos disponibles y los impactos en la salud aún no se conocen. La mayoría de las investigaciones hasta la fecha se han centrado en los mariscos, pero el nuevo estudio indica que una cantidad significativa del plástico que los humanos consumen puede estar en el aire que respiramos o en el agua que bebemos. Se necesita más investigación sobre los niveles de microplásticos en nuestros alimentos, en particular los grupos más importantes, como la carne de res, las aves de corral, los productos lácteos y los cereales, para comprender los impactos en la salud y el problema más amplio de la contaminación plástica, agrega.

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