Alexandra Farbiarz MasAlexandra Farbiarz Mas

Comunicóloga, especializada en Biotecnología y Medio Ambiente
TERRAQUI. Derecho Ambiental

El informe es fruto de la colaboración entre la Universidad de Naciones Unidas (UNU) a través de su Virrectorado en Europa del programa Sustainable Cycles (SCYCLE), la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT) y la Asociación Internacional de Residuos Sólidos (ISWA). El informe ofrece una panorámica sobre el estado actual de los RAEE a nivel mundial. En este post se abordarán primero cuestiones generales para luego centrarse en los aspectos legislativos.

En 2016, el mundo generó 44,7 millones de toneladas métricas (Mt) de residuos de aparatos eléctricos y electrónicos (RAEE de ahora en adelante), lo cual representa un equivalente de 6,1kg por habitante de media, frente a los 5,8 kg/ habitante de 2014, lo cual ya nos indica la tendencia al alza que se mantendrá, según el estudio en las próximas décadas. De los 44,7 millones de toneladas métricas:

  • Solo el 20% (8,9 Mt) se recicló a través de los canales apropiados.
  • El 4% (1,7 Mt) de desechos electrónicos en los países de mayores ingresos se recoge como
  • Se desconoce el destino del 76% (34,1 Mt) de los desechos electrónicos; es probable que vayan a vertederos, o bien sean comercializados o reciclados en condiciones inferiores.

Aunque el 66% de la población mundial está cubierta por la legislación referida a los RAEE, es evidente que son necesarios más esfuerzos para hacer cumplir, implementar y alentar a más países a desarrollar políticas en esta materia. Se espera que la cantidad de desechos electrónicos aumente, a nivel planetario, a 52,2 millones de toneladas métricas, o 6,8 kg / habitante, para el año 2021.

Por continentes, la generación de RAEE se distribuyó del siguiente modo:

  1. Asia fue la región que generó la mayor cantidad de desechos electrónicos (18,2 Mt). Sin embargo, Asia genera menos desechos electrónicos por habitante (4,2 kg / hab.).
  2. Europa (12,3 Mt) es el segundo mayor generador de desechos electrónicos por habitante con un promedio de 16,6 kg /hab; sin embargo, Europa tiene la tasa de recolección más alta (35%).
  3. América (11,3 Mt) – (América del Sur, Centroamérica y Norte América) genera 11.6 kg /hab. y recolectan solo el 17% de los desechos electrónicos generados en los países, lo que es comparable con la tasa de recolección en Asia (15%).
  4. África (2,2 Mt) genera solo 1,9 kg / hab. y hay poca información disponible sobre su tasa de recolección.
  5. Oceanía (0,7 Mt). Si bien es el más pequeño en términos de desechos electrónicos totales generados es el mayor generador de desechos electrónicos por habitante (17,3 kg /hab.), y solo se documentó que se recolectó y recicló el 6% de los desechos electrónicos.

La diferencia de residuos electrónicos generados en países desarrollados respecto a los países en desarrollo es muy grande: el país más rico del mundo en 2016 generó un promedio de 19,6 kg /hab., mientras que el más pobre generó solo 0,6 kg /hab.

Cabe destacar también la falta de datos fiables sobre RAEE por países. Faltan datos sobre producción, gestión y reciclaje de este tipo de residuos y sólo 41 países en el mundo recopilan estadísticas sobre desechos electrónicos. Esto incluye a los países de la UE, además de Islandia, Liechtenstein, Noruega y Suiza.

El informe recoge las 6 categorías de tipos de RAEE de la Directiva RAEE de la UE  2012/19/UE para su estudio y calculando los residuos correspondientes generados a nivel mundial:

  • Equipos de intercambio de temperatura (7,6Mt).
  • Pantallas, monitores (6,6 Mt).
  • Lámparas (0,7 Mt).
  • Equipos grandes (9,1Mt).
  • Equipos pequeños (16,8 Mt).
  • Pequeños equipos de TI y telecomunicaciones (3,9 Mt).

La falta de datos fiables llevó, en enero de 2017, a las entidades que realizaron este informe a crear la Asociación mundial para estadísticas de desechos electrónicos (“Global Partnership for E-waste Statistics”), que tiene por objetivo ayudar a los países a producir estadísticas de desechos electrónicos y crear una base de datos mundial de RAEE para seguir su desarrollo a lo largo del tiempo. También es una manera de hacer un mapa mundial de RAEE y sus efectos sobre el medio ambiente y la salud. Finalmente puede ayudar a lograr los Objetivos de Desarrollo Sostenible 11.6 (De aquí a 2030, reducir el impacto ambiental negativo per cápita de las ciudades, incluso prestando especial atención a la calidad del aire y la gestión de los desechos municipales y de otro tipo) y 12.5 (De aquí a 2030, reducir considerablemente la generación de desechos mediante actividades de prevención, reducción, reciclado y reutilización). En los países donde no existe una legislación nacional sobre desechos electrónicos, es probable que los desechos electrónicos se traten como desechos generales o de otro tipo.

Las estadísticas de desechos electrónicos no solo son relevantes en términos de impacto ambiental; también hay un componente económico muy importante. El valor total de todas las materias primas presentes en los desechos electrónicos se estima en aproximadamente 55 mil millones de euros en 2016, que es más que el Producto Interno Bruto de 2016 de la mayoría de los países del mundo. Y aquí solo se tiene en cuenta el valor de las materias primas.

Aprovechar estos elementos y crear economía circular al revalorizarlas supondría más empleo y más ingresos por generación de nuevos negocios. Para explotar esta oportunidad y mitigar simultáneamente la contaminación, el informe señala que se necesitan buenas políticas para facilitar la creación de una infraestructura y fomentar la recuperación de materiales valiosos.

Potencial del valor de las materias primas secundarias en los desechos electrónicos en 2016.

Materialkilotoneladas (kt)Millones €
Hierro16,2833.582
Cobre2,1649.524
Aluminio2,4723,585
Plata1.6884
Oro0.518,840
Paladio0.23.369
Plásticos12,23015.043

Las estadísticas disponibles actualmente no permiten rastrear la cantidad de desechos electrónicos o productos electrónicos usados enviados desde las subregiones más ricas del mundo. Un estudio de caso sobre Nigeria mostró que, en 2015/2016, los Estados Miembros de la UE fueron el origen de alrededor del 77% de los equipos eléctricos y electrónicos usados importados en este país africano. A veces, el equipo usado se rompe realmente al llegar y debe considerarse como un desecho electrónico. Dado que los países de bajos ingresos generalmente tienen menos infraestructura de gestión de desechos electrónicos que las economías de mayores ingresos, también son los más propensos a sufrir daños ambientales alarmantes.

El tipo de desechos electrónicos cubiertos por la legislación difiere considerablemente entre los países, lo que dificulta la coordinación de cantidades de desechos electrónicos recogidos y reciclados. Sin mejores estadísticas sobre desechos electrónicos, es imposible medir la efectividad de legislación existente para mostrar posibles mejoras en el futuro. También es difícil proporcionar datos que guíen el desarrollo de negocios.

En cuanto al comercio transfronterizo de RAEE, los países miden los flujos de importación y exportación con las estadísticas de comercio internacional, que generalmente se basan en el comercio de aduanas. Dichas estadísticas utilizan los códigos del Sistema Mundial de Comercio Armonizado. Sin embargo, estos códigos no distinguen entre electrónica nueva y la usada. Aunque ha habido algunos intentos y conversaciones entre los EEUU y la UE para crear indicadores para la electrónica usada y los desechos electrónicos dentro de los sistemas nacionales de exportación, la inclusión de productos electrónicos usados dentro de los sistemas de códigos de comercio sigue siendo difícil de alcanzar. Los países proporcionan a la Secretaría del Convenio de Basilea estadísticas sobre las importaciones y exportaciones de desechos electrónicos. Sin embargo, los países no cubren el alcance completo de los desechos electrónicos, y los países solo cumplen en parte, si es que lo hacen, sus obligaciones de presentación de informes. En segundo lugar, las estadísticas tampoco cubren el comercio de equipos deshechados, aunque funcionales. Por lo tanto, las estadísticas sobre importaciones y exportaciones de equipos usados y desechos electrónicos son inexistentes o de baja calidad para la mayoría de los países.

Así pues, el mercado de comercio ilegal internacional de los RAEE puede adoptar muchas formas, por lo que en el 2015 se llevó a cabo un estudio específico sobre esta cuestión efectuado por los mismos organismos que realizaron el informe objeto de este post junto con la Interpol y una consultoría.

Por lo tanto, los métodos para cuantificar una visión completa de las importaciones y exportaciones de AEE y RAEE usados aún deben ser desarrollados y contrastados. Un posible método es identificar equipos usados o de desecho basados en un umbral de precio del envío. Aunque el método es aplicable, según el informe, a menudo produce estimaciones que son demasiado bajas.

Existen métodos alternativos para evaluar estos flujos. Un primer ejemplo es el que han llevado a cabo varios periodistas y la Basel Action Network (BAN), que colocó rastreadores GPS en equipos obsoletos en la UE y EEUU. Uno de los principales hallazgos de BAN mostró que el 34% de los 205 rastreadores implantados se movieron fuera de la costa, casi todos hacia países en desarrollo. De los exportados, el 93% se destinó a países en desarrollo de Asia donde no se realiza un reciclaje adecuado. El 7% se envió a países como Méjico y Canadá. El estudio mostró que alrededor de un tercio de los residuos electrónicos controlados por los 200 rastreadores GPS en los EEUU terminaron en países en desarrollo.

Otra forma alternativa de medir las importaciones de AEE y desechos electrónicos usados es ubicar a un investigador en el puerto receptor. El enfoque se suele llamar ‘Persona en el puerto’ siendo éste el que se llevó a cabo para obtener los datos sobre la importación en Nigeria comentado en párrafos anteriores.

La legislación sobre RAEE a nivel internacional

India y China, ambo países con regulaciones nacionales de desechos electrónicos, cubren gran parte de la población mundial, las políticas oficiales y la legislación afectan, actualmente, alrededor de 4.800 millones de personas, que representan el 66% de la población mundial en comparación con el 44% en 2014. Sin embargo, la existencia de políticas o legislación no implica necesariamente una aplicación exitosa o la existencia de suficientes sistemas de gestión de desechos electrónicos.

Por ejemplo, la industria formal de reciclaje de desechos electrónicos ha mostrado un crecimiento considerable en la capacidad y calidad del tratamiento en China que ha documentado que el 18% de los residuos electrónicos generados se recogen y se reciclan en los últimos años. China tiene una legislación nacional vigente que regula la recogida y el tratamiento de desechos electrónicos de televisores, refrigeradores, lavadoras, aires acondicionados y ordenadores (tanto de escritorio como de portátiles). Sin embargo, debido a una variedad de factores sociales y económicos, el sector informal sigue liderando el negocio de recogida y reciclaje de RAEE. Esto a menudo causa efectos perjudiciales sobre el medio ambiente y la salud. Por lo tanto, el crecimiento del sector formal es importante para disminuir los impactos ambientales y de salud debido al tratamiento inadecuado e inseguro de los desechos electrónicos.

Por otro lado, los tipos de desechos electrónicos cubiertos por la legislación difieren considerablemente entre los países, lo que explica las dificultades para coordinar las cantidades de desechos electrónicos recogidos y reciclados. Muchos de los países que ya han adoptado legislación sobre desechos electrónicos aún pueden aumentar la cobertura para incluir todos los productos. Por ejemplo, en los Estados Unidos, los productos electrónicos de consumo incluidos en la serie de informes de la EPA son productos electrónicos utilizados en residencias y establecimientos comerciales, como empresas e instituciones, y están clasificados como productos de video, audio e información. Por lo tanto, muchos aparatos eléctricos y electrónicos están fuera de su ámbito de aplicación en este país, como son todos los equipos de refrigeración y congelación, la mayoría de los equipos grandes, como lavavajillas, secadoras, etc., algunos equipos pequeños y lámparas.

Europa cuenta con la legislación de residuos electrónicos más desarrollada en el mundo. En Europa, la cantidad de RAEE documentados para ser recogidos y reciclados también es la más alta. En la Unión Europea (UE), la gestión de residuos electrónicos está regulada uniformemente por la Directiva RAEE (2012/19 / UE ). La directiva está destinada a regular la recogida, el reciclaje y la recuperación de desechos electrónicos. Incluye la provisión de puntos nacionales de recogida de desechos electrónicos y sistemas de procesamiento, que permiten la eliminación y el tratamiento adecuados de los desechos electrónicos. Esto da como resultado una mayor cantidad de desechos electrónicos procesados que deben contabilizarse y notificarse a la autoridad nacional competente. La Directiva RAEE establece que los Estados miembros fomentarán el diseño y la producción de equipos eléctricos y electrónicos, que tengan en cuenta y faciliten el desmantelamiento y la recuperación, en particular la reutilización y el reciclado de residuos electrónicos, sus componentes y materiales. Los Estados miembros adoptarán las medidas adecuadas para reducir al mínimo la eliminación de los residuos electrónicos como residuos municipales no clasificados y conseguir un alto nivel de recogida selectiva de residuos electrónicos. La Directiva exige a los Estados miembros que creen sistemas que permitan a los interesados finales y a los distribuidores devolver los residuos electrónicos sin coste. Para garantizar un tratamiento ambientalmente racional de los residuos electrónicos recogidos por separado, la Directiva sobre residuos electrónicos establece los requisitos de tratamiento para los materiales y componentes específicos de los desechos electrónicos y para los sitios de tratamiento y almacenamiento. Este marco legal utiliza el principio de Responsabilidad Ampliada del Productor, que requiere que los productores organicen y / o financien la recogida, el tratamiento y el reciclaje de sus productos al final de su vida útil. Cada Estado miembro de la UE más Noruega, Suiza e Islandia han implementado legislación nacional de acuerdo con las condiciones de cada país.

Desde 2016, los estados miembros de la UE se han propuesto recoger el 45% de la cantidad colocada en el mercado, un 65% en 2019. Llegar a estos objetivos legales para 2019 será muy difícil. Los estadísticas facilitadas por Eurostat esencialmente no muestran un aumento desde 2009, que alcanza el 37% de los desechos electrónicos generados. Una cuestión clave, investigada detalladamente en la UE mediante el proyecto Countering WEEE Illegal Trade (CWIT: Contrarrestar el Comercio Ilícito de RAEE), es capturar el tonelaje presente en múltiples flujos complementarios, incluido el descarte con otros desechos (≈10% de los residuos), el reciclado y la recogida de residuos complementarios no informados, piezas y materiales valiosos (≈40%), exportación para reutilización (≈10%) y exportaciones ilegales (≈5%). Los datos más recientes de los países de la UE se extraen de la prospectiva de materias primas secundarias del Proyecto Urban Mine. Estos datos muestran que los países con mejores resultados en Europa, en términos de recolección de desechos electrónicos, son Suiza, que recoge el 74% de los residuos generados, Noruega (74%), seguidas de Suecia (69%), Finlandia e Irlanda (55%). Irlanda y Dinamarca recogen el 50% de los residuos generados. De todos modos, el denominador de la tasa de recogida se establece según estimaciones de la UNU que tienen un error de margen de al menos ± 10% según el país.

Habida cuenta de las diferencias entre la Unión y sus vecinos del este, el sur del Cáucaso y la subregión mediterránea, la UE estableció la Política Europea de Vecindad (PEV) en 2003/2004 para alinear los intereses en la lucha contra los problemas comunes, siendo los RAEE uno de ellos (Comisión Europea, 2007). Los planes de acción de la PEV tienen como objetivo ayudar a los países socios de la PEV y a Rusia a abordar las cuestiones ambientales. Proporcionan información sobre la política y la legislación ambiental de la UE en ámbitos políticos clave (incluida la Directiva RAEE) y explican cómo se puede avanzar. En los últimos años, la Unión Europea ha llevado a cabo y financiado muchas iniciativas para mejorar el marco jurídico e institucional que permite una gestión adecuada de los desechos electrónicos en la subregión. La mayoría de los proyectos en curso apuntan a aumentar las capacidades de los países balcánicos (en particular Macedonia, Serbia, Croacia y Bulgaria) para liderar e incidir en temas de gestión de desechos electrónicos y crear conciencia sobre la gestión adecuada de los desechos electrónicos entre los ciudadanos, los funcionarios del gobierno y el sector privado.  Gracias a esta colaboración, actualmente, los Balcanes cuentan con legislación nacional en vigor sobre RAEE (Albania, Bulgaria, Bosnia y Herzegovina, Montenegro, Macedonia, Serbia y Eslovenia). Bulgaria y Eslovenia son miembros de la UE y, por lo tanto, han adoptado la Directiva RAEE. Sin embargo, todavía no existe una legislación nacional que aborde los desechos electrónicos en Kosovo.

En cuanto a Rusia, en 2017 empezó un programa de Responsabilidad Ampliada del Productor  para chatarra eléctrica y electrónica. Los fabricantes e importadores deben ayudar a recoger y procesar productos electrónicos obsoletos de acuerdo con la legislación rusa de economía circular.

Otros países con sistemas de reciclaje y recogida de RAEE desarrollados se encuentran en América del Norte, Asia oriental y el sur de Asia. En varias regiones, la legislación nacional sobre desechos electrónicos está completamente ausente, como en gran parte de África, el Caribe, Asia Central, Asia Oriental y Melanesia, Polinesia y Micronesia.

El informe también precisa que los países que ya cuentan con legislación en materia de RAEE, deberían enfocarse más claramente hacia la economía circular. La legislación sobre desechos electrónicos debería alentar un mejor diseño del producto en la etapa de producción. Esta es la clave para facilitar el reciclaje y para producir productos que sean más fáciles de reparar o más duraderos. Además, las políticas deberían apuntar hacia un uso más eficiente de los recursos para mejorar los procesos de producción y la recuperación de materiales valiosos incorporados en los aparatos eléctricos y electrónicos.

La mayoría de las leyes y políticas actualmente se refieren al principio de la Responsabilidad Ampliada del Productor (RAP de ahora en adelante), la cual exige que los fabricantes acepten la responsabilidad de todas las etapas del ciclo de vida de un producto, incluida la gestión del final de su vida útil.

El principio de la RAP se implementa en una variedad de legislaciones y políticas. Según un principio de RAP, la responsabilidad se puede asignar individualmente, donde los productores son responsables de sus propios productos, o colectivamente, donde los productores en el mismo tipo o categoría de producto cumplen juntos la responsabilidad de la gestión. Un sistema lo más cercano posible a la Responsabilidad Individual del Productor puede estimular más fácilmente las mejoras en la fase de diseño porque el productor está interesado en los beneficios obtenidos por el diseño mejorado. Sin embargo, la complejidad de un sistema de este tipo ha impedido hasta ahora su desarrollo, dando como resultado políticas y legislación que se refieren a la responsabilidad colectiva y no a la individual.

Sin embargo, en los países en desarrollo, la falta de instalaciones de tratamiento que aceptan los estándares internacionales y la falta de infraestructura de recogida que canalice los desechos electrónicos a estos sitios constituyen un gran obstáculo para el productor.

En este sentido cabe destacar el caso de Japón. En este país, la mayoría de las categorías de la Naciones Unidas se recogen y reciclan en virtud de la Ley de Promoción del Reciclaje de Pequeños Desechos de Equipos Eléctricos y Electrónicos. Japón fue uno de los primeros países del mundo en implementar un sistema basado en RAP para desechos electrónicos. Japón cuenta con un sólido marco legal, un sistema de devolución avanzado y una infraestructura de procesamiento desarrollada.

El Convenio de Basilea sobre el control de los movimientos transfronterizos de los desechos peligrosos y su eliminación es un tratado multilateral destinado a suprimir los patrones de comercialización de desechos peligrosos que son ambiental y socialmente perjudiciales. La convención fue firmada por 186 países. Los desechos electrónicos, debido a su composición, a menudo contienen elementos peligrosos. Por lo tanto, la Convención afirma que, para proteger la salud humana y el medio ambiente, los desechos peligrosos no deben comercializarse libremente como los productos comerciales ordinarios, y, en consecuencia, establece un proceso de notificación y aprobación por escrito para todos los movimientos transfronterizos de desechos peligrosos. Pero la exención reglamentaria del Convenio de Basilea sobre equipos destinados a la reutilización es totalmente compatible con su principal objetivo medioambiental para evitar la generación de residuos, ya que la reutilización prolonga el ciclo de vida de los AEE y, por lo tanto, mitiga la generación de residuos peligrosos. Al prolongar la funcionalidad de la electrónica, la reutilización promueve la conservación de los recursos naturales y al menos temporalmente desvía la necesidad de reciclaje o eliminación. Sin embargo, la distinción de si algo es un desperdicio o no y, por lo tanto, está destinado a ser reutilizado, es un debate de larga duración en el marco del Convenio de Basilea. La Conferencia de las Partes (COP13) más reciente no pudo llegar a un consenso final (ver página 2 del siguiente documento).

Así, pues, queda aún un largo camino por recorrer tanto a nivel legislativo como de políticas efectivas para lograr un control y un aprovechamiento de los RAEE dentro de una concepción de economía circular que se enfrente con un gran lastre, propio de la economía lineal, como es la obsolescencia programada, la funcional e incluso la psicológica (ver post de Terraqui del 31 de mayo de 2017 ).

Pueden acceder al informe completo en este enlace.

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