El último informe sobre la brecha de la circularidad de Circle Economy refleja una nueva reducción del porcentaje de materias primas que vuelven a la economía como materiales reciclados.

La economía circular solo alcanza el 7,2% a nivel mundial
Cada año se extraen unos 100.000 millones de materiales de la Tierra

De los aproximadamente 100.000 millones de toneladas de materiales vírgenes que se extraen de la Tierra cada año, solo el 7,2% vuelve a la economía en forma de materiales reciclados. Así lo refleja el último informe de Circle Economy sobre la Brecha de Circularidad 2023. El estudio refleja que solo en los últimos seis años, la economía mundial ha extraído y utilizado casi tantos materiales como en todo el siglo XX.

Así, se calcula que la economía mundial es circular en un 7,2% en la actualidad, frente al 9,1% en 2018, cuando Circle Economy calculó la cifra por primera vez.

Según el informe, elaborado en colaboración con Deloitte, reducir el uso global de materiales mediante soluciones circulares, como la reutilización, la reparación y el reciclado de artículos, puede limitar el calentamiento global a 2 grados y volver a situar las actividades humanas dentro de unos límites planetarios seguros. El informe se presentó ayer en el Foro Económico Mundial de Davos.

Matthew Fraser, director de Investigación y Desarrollo de Circle Economy, afirma que este bajo nivel de circularidad «demuestra hasta qué punto la economía mundial depende de materiales nuevos y vírgenes. Existe un enorme potencial para aumentar el uso de materiales secundarios en la economía mundial».

Los procesos lineales actuales no solo agotan los materiales finitos del planeta, sino que también producen toneladas de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) y residuos, una parte considerable de los cuales puede evitarse. Según el estudio, las principales necesidades de la sociedad, como la nutrición y la vivienda, podrían satisfacerse con sólo el 70% de los materiales que consume actualmente la economía mundial. Y lo que es más importante, reducir la extracción de materiales en un 30% mejoraría enormemente la salud medioambiental en tierra, mar y aire.

La clave de esta reducción reside en la transición de los combustibles fósiles a fuentes de energía más renovables y en la reducción de la demanda de minerales de gran volumen, como la arena y la grava, que se utilizan en gran medida para edificación e infraestructuras. En la práctica, significa potenciar las energías renovables y renovar los edificios e infraestructuras antiguos en lugar de construir nuevos, en combinación con otras medidas. Los enfoques más adecuados variarán significativamente según las zonas geográficas, dado el imperativo de transición justa reconocido en el Acuerdo de París de 2015.

La reducción potencial del uso de materiales será diferente en las distintas regiones del mundo: algunas, como Estados Unidos y los Estados miembros de la UE, deberán reducir radicalmente la extracción y el uso de materiales, ya que actualmente consumen el 31% de los materiales. Mientras que otras, como China, tendrán que estabilizar su consumo de materiales.

«La economía lineal tiene una serie de efectos perjudiciales sobre el medio ambiente que afectan significativamente al bienestar de las personas. La investigación demuestra que adoptando prácticas de economía circular podemos reducir la extracción de materiales, seguir prosperando y volver a vivir dentro de los límites seguros de este planeta», señala Martijn Lopes Cardozo, CEO de Circle Economy.

MÁS BENEFICIOS CON MENOS MATERIALES

Según el Informe sobre la Brecha de la Circularidad 2023, cuatro sistemas mundiales clave son responsables de la mayor parte de las emisiones y residuos: la construcción, los sistemas alimentarios, la movilidad y el transporte, y los bienes manufacturados y consumibles. Un total de 16 ambiciosas soluciones de economía circular aplicadas a estos sistemas pueden invertir el actual rebasamiento de cinco límites planetarios, garantizando la seguridad de la tierra, el aire y el agua y limitando el calentamiento global por debajo de los 2 grados.

El sistema alimentario ocupa ahora aproximadamente la mitad de la superficie habitable del planeta. Es responsable de un tercio de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero, de las cuales entre el 8 y el 10% están relacionadas con la producción de alimentos perdidos y desperdiciados. La transición a un sistema alimentario circular incluiría la reducción del desperdicio de alimentos mediante la mejora de la gestión del transporte y el almacenamiento, el apoyo a los suelos sanos para mantener la tierra cultivable durante más tiempo y centrarse en productos locales, de temporada y orgánicos para reducir la necesidad de fertilizantes tóxicos, combustible y transporte.

La construcción es responsable de aproximadamente el 40% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero, y sólo la producción de cemento aporta alrededor del 7% del CO2 liberado a la atmósfera en todo el mundo. Aumentar la eficiencia energética de los edificios y reutilizar el parque inmobiliario existente son algunas de las formas de mejorar este aspecto.

El sistema de movilidad y transporte es uno de los principales impulsores del cambio climático y la acidificación de los océanos, y es responsable de aproximadamente el 25% de las emisiones de gases de efecto invernadero en todo el mundo. En un sistema de movilidad circular, los desplazamientos a pie o en bicicleta y el trabajo a distancia serían fundamentales, al igual que la inversión en transporte público de alta calidad y la transición a los vehículos eléctricos.

Los bienes manufacturados y consumibles implican procesos industriales muy intensivos en energía y materiales. El informe calcula que más de una cuarta parte de la generación mundial de residuos sólidos son residuos industriales. Esto podría mejorarse con prácticas de moda más sostenibles, el fomento de la compra responsable y la ampliación de la vida útil de los productos.

Dieuwertje Ewalts, director de Economía Circular y Sostenibilidad de Deloitte, comenta que «estas conclusiones refuerzan que hemos llegado a un punto en el que el planeta no puede seguir el ritmo de la demanda humana de bienes materiales. La circularidad nos ofrece la oportunidad de reducir las presiones planetarias. La implicación de las empresas y la creación de más productos circulares en el futuro serán fundamentales para crear un impacto positivo tanto para el planeta como para la sociedad».

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