Del total del aceite industrial usado recuperado, el 74% se transformó en bases regeneradas para formular nuevos lubricantes, mientras que el 26% restante se destinó a valorización energética.
Durante el pasado año, las empresas adheridas a SIGAUS comercializaron 288.144 toneladas de aceites industriales, un volumen similar al de 2023, con un ligero crecimiento del 0,2%. Por sectores, más de la mitad del aceite (57%) se destinó al sector de la automoción mientras que un 41% al uso industrial. Por procedencia, un 69% fue de fabricación nacional y el 31% restante fue importado.
En cuanto a la recogida del aceite usado, este se generó en 66.500 establecimientos productores repartidos por 4.800 municipios españoles, incluyendo una actividad muy intensa en las zonas rurales (3.400 municipios atendidos), montañosas (1.400) y/o escasamente pobladas (1.800).
Para atender a estos puntos, SIGAUS contó con una red compuesta por 164 empresas y 203 instalaciones que cubren las distintas fases de gestión del residuo, desde su recogida hasta su transporte, almacenamiento, tratamiento previo y tratamiento final. Estas empresas realizaron 178.000 operaciones de recogida, mediante las cuales se recuperaron 153.589 toneladas brutas de aceites usados, incluyendo un 14% de agua y otros impropios.
Regeneración de 98.000 toneladas de aceite usado
Tras separar las impurezas, el volumen neto de aceite industrial usado resultante fue de 132.568 toneladas, que fueron aprovechadas en su totalidad gracias los distintos tratamientos disponibles, cumpliendo así con el objetivo de valorización que establece la normativa. Concretamente, tres cuartas partes de los aceites usados regenerables —cerca de 98.000 toneladas— se transformaron en bases regeneradas, lo que permitió obtener más de 61.000 toneladas de nuevos lubricantes, cantidad suficiente para llenar el cárter de 15 millones de vehículos.
El aceite usado que no fue regenerado se valorizó energéticamente a través de un proceso que lo transforma en un combustible alternativo al fuelóleo convencional —denominado fuel BIA—, apto para su uso industrial, principalmente en hornos de cementeras, papeleras o centrales térmicas de generación eléctrica. Gracias a este tratamiento, se generaron en torno a 30.000 toneladas de este combustible con bajo contenido en azufre.
La gestión llevada a cabo por SIGAUS, basada en los principios de la economía circular, permitió un importante ahorro de materias primas y energía, además de evitar emisiones significativas de gases de efecto invernadero. En total, se evitó la emisión de más de 83.000 toneladas de CO₂, así como el consumo de 1.275 GWh de energía. Todo ello es posible porque la producción de bases lubricantes o de fuelóleo a partir del aceite usado requiere menos energía y genera menos emisiones que los procesos convencionales basados en el refino del crudo, lo que –además– contribuye a reducir el consumo de una materia prima no renovable: serían necesarios hasta 32 millones de barriles de petróleo para producir los productos obtenidos del aceite usado gestionado.
Control y trazabilidad
Toda la información remitida por SIGAUS a las autoridades ambientales procede de su Sistema de Información Tecnológico (SIT), que se nutre de las declaraciones facilitadas por las empresas que comercializan aceites industriales en España, y las que realizan las diferentes operaciones de gestión de aceites usados, basadas en los respectivos documentos oficiales que las acreditan. Estos datos se enriquecen con variables estadísticas y se integran en un sistema de información geográfica (GIS) que permite un control exhaustivo de la gestión del residuo, desde el establecimiento donde se genera hasta su destino final.
Eduardo de Lecea, director general de SIGAUS, señala: “El aceite usado es un residuo peligroso que se produce en todos los rincones del territorio y de la economía. La buena noticia es que se trata, también, de unos de los residuos más y mejor controlados. En 2024 volvimos a cumplir con solvencia los objetivos legales de recuperación, valorización y regeneración del aceite usado, convirtiendo el residuo en recurso y el problema en oportunidad. Llevamos 18 años haciéndolo. Y además de una forma muy eficiente, ya que rebajamos el coste repercutido a nuestras empresas adheridas y, en última instancia, a los consumidores del producto. Gracias a nuestra apuesta por la tecnología, tenemos un grado de información y trazabilidad impensable hace años y que es una referencia en nuestro sector. Tenemos información sobre más de 160.000 puntos que generan aceites usados y controlamos cada movimiento del aceite usado en nuestro país. Una información que nos permite reportar con la máxima garantía a las Administraciones Públicas, y asegurar a empresas y ciudadanos que el aceite usado no impacta en nuestro medio ambiente”.