Investigadores alemanes afirman que al asignar al metano una equivalencia de CO2 no se tiene en cuenta el impacto que este gas desempeña en el clima a corto plazo.

Emisiones de metano
Los vertederos son los principales emisores de metano en la gestión de residuos

Las emisiones de metano han aumentado rápidamente en los últimos años, contribuyendo de forma importante al calentamiento global. A pesar de ello, el metano no se trata adecuadamente en los marcos de gobernanza nacionales e internacionales existentes. Investigadores del Instituto de Estudios Avanzados de Sostenibilidad (IASS) de Potsdam, en Alemania, destacan en un nuevo estudio la necesidad urgente de actuar.

Según el Acuerdo de París, el efecto de los gases de efecto invernadero, incluido el metano, se expresa en términos de «equivalentes de CO2», una unidad que refleja su efecto de calentamiento en un periodo de 100 años. Los investigadores argumentan en el estudio que este enfoque no representa adecuadamente el impacto climático del metano y descuida sus efectos sobre la salud humana y los ecosistemas.

«Gobernar el metano basándose en asignarle una «equivalencia de CO2» significa que solo se tiene en cuenta de forma sólida su impacto climático en una escala temporal de 100 años, incluso en los sistemas de fijación de precios del carbono, por ejemplo. De este modo, no se tiene en cuenta el importante papel que desempeña el metano en el clima a corto plazo -en el transcurso de los próximos 20 años-, tiempo durante el cual el impacto del calentamiento del metano es aproximadamente 80 veces mayor que el del CO2. La corta vida atmosférica del metano significa que los esfuerzos para reducir las emisiones pueden reducir rápidamente las concentraciones atmosféricas y, como consecuencia, el calentamiento global», dice la autora principal del estudio, líder del grupo de investigación del IASS, Kathleen Mar.

Además, el Acuerdo de París y otros marcos de gobernanza no tienen suficientemente en cuenta la contribución del metano a la contaminación atmosférica.

Mayor concienciación de los responsables políticos

El metano tiene fuentes naturales y antropogénicas, como los humedales, los combustibles fósiles, la agricultura, la gestión de residuos y los incendios. De forma alarmante, las emisiones y concentraciones de metano han aumentado rápidamente en los últimos años. Un estudio reciente concluye que esto se debe en partes aproximadamente iguales a las emisiones de los combustibles fósiles y a las emisiones combinadas de la agricultura y la gestión de residuos. Sin embargo, algunos datos sobre las emisiones de metano se perciben como inexactos: las mediciones in situ han demostrado en repetidas ocasiones que las emisiones de metano debidas a las fugas de las operaciones de petróleo y gas están infradeclaradas, y en el sector agrícola, los informes siguen dominados por métodos básicos de estimación.

Aunque los retos para la gobernanza del metano son considerables, los investigadores señalan algunos avances positivos. Por ejemplo, la UE ha publicado recientemente una estrategia para reducir las emisiones de metano en el marco del Pacto Verde Europeo. Y, en la Conferencia sobre el Clima COP26 celebrada en Glasgow, más de 100 países firmaron el «Compromiso Mundial sobre el Metano», iniciado por EE.UU. y la UE, para reducir las emisiones mundiales de metano en al menos un 30% para 2030.

Los actores no gubernamentales dan un paso adelante

El rápido cumplimiento de estos compromisos es fundamental, afirma Kathleen Mar: «Cuando se trata del cambio climático, los gobiernos a menudo no han cumplido sus promesas. Esto no tiene por qué ser el caso cuando se trata del metano: las reducciones significativas de las emisiones de metano están a nuestro alcance con las tecnologías disponibles y medidas rentables, incluyendo la mejora de la detección de fugas en la industria del petróleo y el gas, así como las tecnologías de captura y utilización de metano para los vertederos».

La ampliación del panorama de actores en la última década también es motivo de optimismo, con una gran variedad de organizaciones no gubernamentales, alianzas transnacionales e iniciativas del sector privado que se ocupan del tema del metano y proponen vías para una mayor mitigación.

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