La población reclusa participa activamente en el reciclaje de este residuo a través de un acuerdo con Ecopilas.

La población reclusa española ha recogido y reciclado un total de 3.129 kilos de pilas y baterías usadas desde el año 2011. Estos datos, hechos públicos por la fundación Ecopilas, responsable de la retirada selectiva de estos residuos en diversos centros penitenciarios de nuestro país, “muestran una contribución y una sensibilidad muy activa de gran parte de este colectivo hacia la sostenibilidad y la conservación medioambiental”, apunta José Pérez, consejero delegado de Recyclia y presidente de Ecopilas-,.

Ecopilas inició su colaboración con la red de centros penitenciarios en abril de 2011 a través del Ente Público de Trabajo Penitenciario y Formación para el Empleo (TPFE). Esta colaboración incluye, además de la instalación de contenedores de pilas desechadas en los centros adscritos, la impartición de sesiones informativas y de sensibilización a la población reclusa.

Concretamente, Ecopilas ha desplegado en los tres últimos años una red de alrededor 1.000 contenedores para pilas y baterías en 21 centros penitenciarios en las comunidades autónomas de Extremadura, Castilla y León, La Rioja, Baleares, Andalucía, Comunidad Valenciana, Canarias, Aragón, Galicia, Madrid, Castilla La Mancha y País Vasco.

Tras su recogida, la fundación traslada los residuos a plantas autorizadas para su tratamiento. Además, informa a la Administración pública de toda la actividad, así como sobre la trazabilidad de todo el proceso a través de su propia plataforma informática.

Para José Pérez, “tras estos buenos resultados, nuestro objetivo es seguir trabajando para sumar más centros penitenciarios a nuestra red de recogida con el fin de facilitar la mejor solución para deshacerse responsablemente de sus residuos”.

Mediante su colaboración con Ecopilas, la red de centros penitenciarios de nuestro país cumple con las obliga­ciones de retirada de pilas usadas recogidas en el Real Decreto 106/2008, y asegura que sus residuos reciben un tratamiento adecua­do para el aprovechamiento de sus componentes.

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