Expertos del sector coinciden en que el desarrollo de la movilidad eléctrica debe ir acompañado de una potente industria del reciclado de las baterías de los vehículos.
Expertos en reciclaje de baterías señalaron ayer el reto que para el sector supone el tratamiento de las baterías de litio y el esfuerzo y los recursos que muchas empresas están realizando para garantizar la existencia de soluciones de reciclaje para estos residuos peligrosos. Todo ello teniendo en cuenta que el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima tiene como objetivo llegar a 540.000 vehículos eléctricos y enchufables en 2025.
Durante las III Jornadas Economía Circular con Propósito, organizadas en Madrid por la división de Economía Circular de Ilunion, se abordó el futuro del reciclaje de las baterías de litio, como soporte al modelo de movilidad eléctrica y tras la aprobación del reglamento UE 2023/1542, de 12 de julio, relativo a baterías y pilas y sus residuos.
El encuentro fue inaugurado por el comisionado para la Economía Circular del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Alejandro Dorado, quien afirmó que «la economía circular está llamada a crear nuevos mercados y nuevas líneas de negocio vinculados al ecodiseño, la reutilización, la remanufactura y el reciclaje. También a la mejora de la trazabilidad o la servitización. Se crearán al menos 70.000 empleos nuevos hasta 2030 en España. Y para ello será clave el PERTE de Economía Circular, dotado con casi 500 millones de euros y una línea específica para equipos de Energías renovables, entre los que se encuentran las baterías».
Marco normativo común
Representantes de empresas y administraciones analizaron los retos y las oportunidades del reciclaje de estos equipos, «además de la necesidad, por un lado, de acompasar la oferta de materias primas recicladas con la demanda de éstas y, por otro lado, asegurar un marco normativo y técnico común en todos los estados miembros», como señaló el director general de Ilunion Economía Circular, Pedro Antonio Martín.
«El reciclaje de baterías de litio -añadió- garantizará tanto la sostenibilidad del modelo de movilidad eléctrica como la generación de nuevos puestos de trabajo. Es alentador ver todo el esfuerzo y los recursos que se están poniendo desde diferentes iniciativas privadas para impulsar esta actividad».
Ilunion ha apostado por una solución de reciclaje finalista para las baterías de litio con tecnología LFP (litio ferro fosfato) por ser la más extendida entre los fabricantes orientales, cuyos productos están consiguiendo cada vez una mayor penetración en el mercado. «Nuestro proceso no se limitará a extraer la Black Mass para venderla a un tercero, sino que vamos a llegar hasta su procesado final, extrayendo los materiales que la componen con la pureza suficiente para reintroducirlos en el mercado y puedan servir para fabricar nuevas baterías», explicó Martín.
La planta de tratamiento de baterías de litio de Ilunion se ubicará en el Parque Tecnológico de Boecillo en Valladolid, contará con capacidad de tratamiento de 6.000 toneladas al año de estas baterías y creará entre 30 y 40 puestos de trabajo.
Hacia un modelo energético sostenible
Para Toni Massot, jefe del proyecto Novolitio de Urbaser, «el reciclaje de las baterías de litio usadas, así como de los residuos de su fabricación es un nuevo reto ambiental que debemos atender como eslabón imprescindible para conseguir una transición hacia un nuevo modelo energético con el fin de que sea sostenible».
Recalcó que el nuevo modelo de movilidad asociado a la tecnología eléctrica que estamos promoviendo no puede realizarse «a costa de agotar recursos o desplazar su impacto ambiental y social a otras latitudes en las cuales la población no puede defenderse frente a posibles situaciones de abusos de poder».
Por ello, como apuntó Raúl Yuste, Global Key Account Manager Battery Recycling de BASF, la industria de reciclado de baterías necesita crecer significativamente para lograr los ambiciosos objetivos de cero emisiones netas en Europa y satisfacer la demanda del mercado.
“Es importante establecer toda la cadena de valor en Europa para ser completamente competitivos. Para ello, necesitamos aumentar considerablemente las capacidades en Europa, un fortalecimiento del marco regulatorio y una visión más sólida sobre la sostenibilidad como verdadero diferenciador europeo», señaló.
A su juicio, este es un momento crítico para la industria. «Cuando el riesgo financiero es mayor, la industria europea de baterías necesita un apoyo pragmático, creativo y urgente. Por lo tanto, alentamos a los responsables políticos a simplificar el marco regulatorio necesario para la industria y a priorizar el apoyo a la inversión para poder llevar a cabo los grandes proyectos industriales. Esto creará un business case tangible para la industria, que actualmente es mucho más fuerte fuera de Europa», apuntó.
Anticiparse al despegue del vehículo eléctrico
Para María Jesús Kaifer, directora técnica y de desarrollo de FCC, el despegue en ventas del vehículo eléctrico «tiene que venir acompañado del desarrollo de plantas de reciclaje de baterías de litio». En este sentido, añadió, «la apuesta de FCC por el reciclaje de los componentes de la transición energética es completa y abarca todas las energías renovables. Este camino hacia una verdadera economía circular se enmarca en el eje medioambiental de nuestra Estrategia de Sostenibilidad 2050″.
En la segunda mesa redonda, se explicaron casos de buenas prácticas empresariales en Economía Circular, como las expuestas por Nacho García-Valdecasas, Global Lead de Sustainability Shopping de Amazon; Francisco Botía, director general de Fundación Inserta Innovación; Juan Meijide, director general de Insertega, y Raúl Espinosa, director general de SQRUPS.
El encuentro fue clausurado por el viceconsejero de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio de Castilla y León, Rubén Rodríguez.