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Liderado por la Universidad de Santiago de Compostela, el proyecto usará bacterias genéticamente modificadas para convertir dióxido de carbono e hidrógeno en un biocombustible apto para el transporte.

Proyecto para la producción de biocombustible a partir de CO2

El proyecto europeo Bac-To-Fuel, coordinado por el profesor de la Universidad de Santiago de Compostela (USC) Manuel Arturo López Quintela, desarrollará una planta prototipo que producirá biocombustible avanzado mediante el uso de bacterias genéticamente mejoradas para convertir CO2, junto con hidrógeno renovable, en un biocombustible renovable y respetuoso con el medio ambiente. López Quintela pertenece al grupo de investigación NANOMAG.

El proceso consta de dos fases, que forman una «hoja biónica», que imitará la fotosíntesis. En el primer paso del proceso, se utilizarán nanomateriales innovadores (Atomic Quantum Clusters, o AQC) para imitar el proceso natural de la fotosíntesis mediante el uso de la luz solar directa y aguas residuales, para obtener hidrógeno renovable. Estos nuevos materiales subnanométricos pueden lograr la producción de hidrógeno a precios competitivos al permitir un proceso escalable y eficiente.

En el segundo paso, el hidrógeno producido en el paso anterior alimentará un biorreactor junto con CO2 en bruto y bacterias genéticamente modificadas, para obtener biocombustibles avanzados adecuados para el sector del transporte.

«Este nuevo proceso, cuando se implemente, podría convertir a Europa en líder mundial en el competitivo mercado para la producción de biocombustibles ecológicos», dicen fuentes del consorcio. En el proyecto, financiado por la UE con 3 millones de euros, también participa el centro tecnológico belga Vito, la empresa española Nanogap , las universidades de Lancaster (Reino Unido) y Wageningen (Países Bajos) y la Universidad Técnica de Berlín (Alemania)

Descarbonizando el sector del transporte

Según explican los responsables del proyecto, los biocombustibles desempeñarán un papel importante en la sustitución de los combustibles fósiles líquidos, particularmente para aquellos modos de transporte que aún no pueden electrificarse. La producción y el uso de biocombustibles pueden proporcionar beneficios tales como una mayor seguridad energética, una menor dependencia de las importaciones de petróleo y una menor volatilidad en los precios del petróleo.

Además, los biocombustibles de nueva generación también pueden apoyar el desarrollo económico mediante la creación de nuevas fuentes de ingresos. Se espera que el consumo convencional y avanzado de bioetanol y biodiésel aumente en toda la Unión Europea, impulsado por las mayores tasas de incorporación de dichos biocombustibles esperadas por cada estado miembro.

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