La demolición orientada a la reutilización y el reciclaje de un edificio en Viena generó una facturación de 100.000 euros y evitó la producción de 450 toneladas de residuos.

El proyecto BauKarussell ha creado un modelo de negocio para la reutilización de RCD en Austria

Los residuos de construcción y demolición (RCD) son la corriente residual más voluminosa generada en la UE y un flujo de residuos prioritario para la Comisión Europea. El año pasado Austria introdujo una regulación progresiva para prevenir el vertido de materiales de alto valor mediante el aumento de la reutilización de componentes de construcción y demolición. En este contexto, se lanzó un proyecto de reutilización en un trabajo de demolición a gran escala por primera vez en Austria.

Según la Regulación austriaca sobre reciclaje de materiales de construcción, tiene que llevarse a cabo una auditoría sobre sustancias peligrosas antes de un trabajo de demolición que produzca por encima de 750 toneladas de residuos y el volumen bruto del edificio sea de más de 3.500 m³.

La regulación de 2016 ha añadido una obligación para llevar a cabo también una auditoría sobre componentes reutilizables. Estos elementos potencialmente reutilizables tienen que ser identificados y si hay una demanda concreta, deben ser desmantelados y entregados de una manera que no dificulten o hagan imposible su reutilización. Parqués de madera, ladrillos, gres, tejas, puertas, ventanas, objetos sanitarios y radiadores son ejemplos de componentes que pueden ser desviados de la basura si son desmontados correctamente.

Puesto que faltaba una experiencia práctica a gran escala, seis organizaciones de Viena lanzaron el proyecto BauKarussell para cerrar esta brecha. El consorcio, formado por empresas sociales de reutilización, un diseñador de edificios y una consultoría medioambiental, combina diferentes perspectivas y conocimientos con el objetivo de desarrollar un paquete de servicios para el desmantelamiento de grandes edificios.

El piloto se inició con el desmantelamiento de la planta de Coca-Cola en Viena, realizado por las empresas sociales y en el que principalmente se emplearon a trabajadores de grupos desfavorecidos como desempleados de larga duración o personas con antecedentes de migración. Esta demolición orientada a la reutilización y el reciclaje generó una facturación de 100.000 euros y evitó la generación de 450 toneladas de residuos. La cantidad de residuos prevenidos corresponde a casi el 1% de la masa total de demolición en Austria, un valor notable para un proyecto piloto.

Matthias Neitsch, director gerente de la red austríaca de empresas de reutilización, Repanet, dijo: «Según nuestras estimaciones, hasta un 10% de la masa de demolición podría desviarse de los residuos para reutilizarse. En Austria se podrían crear 9.000 puestos de trabajo por proyectos como BauKarussell y generando empleo para sectores desfavorecidos a través de empresas de inserción social”.

Fuente:
Rreuse

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