Las prendas que usamos están a menudo compuestas de distintos materiales, lo que dificulta enormemente su reciclaje. Ahora, investigadores daneses han conseguido separar el elastano del nailon y esperan separarlo también del algodón.

Consiguen reciclar tejidos mixtos
El elastano se utiliza hoy en día en la mayoría de la ropa deportiva, pero también se está volviendo cada vez más común en las prendas de uso diario.

Cuando sales a correr con tus mallas de running, el elastano es la razón de que te resulten tan cómodas. Se trata de un material elástico que permite que el tejido se estire y se adapte a tu cuerpo. Pero cuando las fibras de elastano se mezclan con algodón, lana, nailon u otras fibras, como ocurre con muchas prendas de hoy en día, resulta casi imposible reciclarlas. Es extremadamente difícil separar las distintas fibras y, por tanto, los materiales de la ropa no pueden reciclarse. Por esta razón, la ropa y otros textiles se encuentran entre los materiales que peor reciclamos y en su gran mayoría terminan en vertederos e incineradoras.

Pero esta situación podría revertirse gracias al trabajo desarrollado por investigadores de la Universidad de Aarhus, en Dinamarca, que están detrás de una nueva tecnología que puede separar las fibras de los tejidos mixtos. Los resultados de su investigación se han publicado en la revista Green Chemistry.

Steffan Kvist Kristensen, del Centro Interdisciplinario de Nanociencia de la Universidad de Aarhus, explica que «hemos desarrollado un método para separar completamente el elastano del nailon. Con el algodón aún no lo hemos conseguido, porque algunas fibras de algodón se rompen en el proceso. Pero creemos que, con algunos pequeños ajustes, podemos resolver este problema».

«En otras palabras -continúa-, podemos desmontar el tejido para poder reciclar muchos más textiles en el futuro».

No es fácil separar el elastano de otras fibras una vez que se han tejido juntas. La ropa se fabrica enrollando las fibras principales, como el nailon o el algodón, alrededor de las fibras de elastano, que consisten en largas cadenas de moléculas. Las fibras sólo se rompen si rompemos las largas cadenas de moléculas.

«Los numerosos eslabones de la cadena de elastano están unidos por una pequeña molécula llamada diamina. Calentando la ropa a 225 grados Celsius y añadiendo un alcohol específico, hemos encontrado un método para romper los enlaces del elastano. Cuando esto ocurre, las cadenas se deshacen y los materiales se separan, explica Steffan Kvist Kristensen.

«Todo el proceso se lleva a cabo en una olla a presión en la que introducimos los tejidos. A continuación, añadimos un poco de alcohol y un poco de base y lo calentamos. Luego lo dejamos cocer durante algo más de cuatro horas y, cuando volvemos a abrir la tapa, las distintas fibras se habrán separado», comenta.

Un desatascador como ingrediente secreto

Como la mayoría de las fibras de la ropa tienen que ser reciclables, Steffan Kvist Kristensen y sus colegas no pueden utilizar productos químicos agresivos. En su lugar, utilizan alcohol y le añaden una base de hidróxido de potasio.

«El hidróxido de potasio es uno de los principales ingredientes de los desatascadores comunes. Descubrimos que añadirlo aceleraba el proceso. Simplemente aumenta la velocidad de la reacción química», explica.

No sabe por qué ocurre exactamente, pero rompe los enlaces del elastano. «Estamos bastante seguros de que el hidróxido de potasio aumenta la reactividad de nuestro alcohol. O eso, o el hidróxido de potasio rompe ligeramente los enlaces, de modo que al alcohol le resulta más fácil romperlos por completo», afirma el investigador.

Llamada a la industria

Hasta ahora, los investigadores de Aarhus sólo han experimentado con dos medias de nailon a la vez. Por tanto, la tecnología aún no está lista para su aplicación a escala industrial. Para ello será necesario poder descomponer cantidades mucho mayores de ropa.

«Sólo podemos ampliar las cosas un poco debido a las limitaciones de nuestro equipo. Así que es la industria la que tiene que adoptar la tecnología y ampliarla en serio», afirma Kvist Kristensen.

Sin embargo, Dinamarca no dispone actualmente de las instalaciones necesarias para explotar la tecnología a gran escala. Para ello tendrá que buscar al sur de la frontera. «La industria química de Dinamarca es pequeña, pero Alemania tiene algunas de las mayores plantas del mundo. Lo más probable es que puedan utilizar nuestro método para reciclar grandes cantidades de fibras de ropa con elastano».

«Si queremos tener éxito con esto, tenemos que conseguir que las grandes plantas químicas se suban al carro. Pero tienen que ver un modelo de negocio en comprar materiales reciclados y utilizarlos en la producción de nuevas fibras. Si no, la tecnología nunca despegará», concluye el experto.

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