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Ecolec y Cofidis firman un acuerdo de colaboración para la gestión al final de su vida útil de las tarjetas bancarias, consideradas residuos electrónicos según el RD 110/2015.

Nueva iniciativa para el reciclaje de tarjetas de crédito

La entidad financiera Cofidis y la Fundación Ecolec han firmado un acuerdo para impulsar y fomentar la gestión de las tarjetas bancarias al final de su vida útil. Se trata de una colaboración pionera para potenciar la correcta gestión y reciclaje de las tarjetas bancarias y “contactless”, que no deben tirarse a la basura sin más. Debido a su composición y al incorporar elementos de almacenamiento de información electrónicos, son consideradas residuos de aparatos eléctricos y electrónicos (RAEE) según el Real Decreto 110/2015, y al final de su vida útil deben gestionarse adecuadamente.

Esta alianza entre Cofidis y Ecolec supone un nuevo impulso en la gestión las tarjetas de crédito que quedan en desuso para su reciclaje. En palabras de Anna Golsa, directora de Digital Business Development y Marketing de Cofidis: “La experiencia de Fundación Ecolec en gestionar de forma eficiente la recogida, el tratamiento y eliminación de residuos de aparatos eléctricos y electrónicos le convierte en nuestro partner idóneo para fomentar desde nuestra compañía el reciclaje de las tarjetas de crédito, una iniciativa que se suma a todas las acciones que estamos llevando a cabo para reducir el impacto ambiental”.

Luis Moreno, director general de la Fundación Ecolec, añade: “Esta unión reforzará la labor que realizamos para mejorar la trazabilidad y el control integral en la cadena de gestión de este tipo de residuos. Muchos usuarios desconocen que sus tarjetas cuando se estropean y finaliza su vida útil se convierten en un RAEE y deben ser correctamente tratadas para contribuir a la protección del Medio Ambiente”.

El mercado de las tarjetas bancarias y su reciclaje

Los últimos datos facilitados por el Banco de España muestran que la cifra de tarjetas en circulación en España se situó, en septiembre de 2019, en torno a los 85 millones. De este cómputo total, como mínimo el 65% deben ser gestionadas conforme al Real Decreto 110/2015, según Fundación Ecolec.

Muestra de ello es que las tiras magnéticas del reverso suelen estar fabricadas con cloruro de polivinilo, denominado comúnmente como PVC, y es un polímero obtenido del petróleo presente en las tuberías del agua o en numerosos envases que lleva cloro en su composición, por lo que mal gestionado puede convertirse en un veneno medioambiental. Además, están fabricadas con materiales como el cadmio y sustancias como ftalato y formaldehidos que, de no gestionarse adecuadamente, terminarán contaminando la tierra y el agua.

Por este motivo, es importante tener en cuenta que tirar a la basura sin más cualquier tarjeta en desuso es peligroso para el entorno por las sustancias que las componen. En este sentido, tanto Anna Golsa como Luis Moreno coinciden en que existe una tendencia común a tirar las tarjetas de crédito caducadas al contenedor amarillo, entorpeciendo la labor de reciclaje.

Una tendencia que desde Cofidis persiguen combatir: “Desde nuestra compañía trabajamos a distancia por lo que tenemos que facilitar al cliente los medios y mecanismos para contribuir con el reciclaje de las tarjetas. Y es por esto que cuando renovamos una tarjeta el cliente también recibe un sobre de franqueo pagado, en el que introduce la tarjeta caducada y que se puede depositar en cualquier buzón de correos. En Cofidis nos aseguramos así que reciben el correcto tratamiento entregándolas a Ecolec”, sostiene Golsa.

Para llevar a cabo una correcta gestión de este material, Fundación Ecolec ha puesto en valor la labor que se realizan en las plantas de tratamiento, donde se desmontan las tarjetas de crédito para separar los componentes y se aíslan para tratar de manera personalizada los materiales dañinos. Otro de los componentes principales y que debe ser correctamente reciclado es el plástico.

En esta fase, los profesionales aplican las técnicas precisas para que resulte posible su reutilización. Una vez se obtienen las materias primas, se podrán elaborar nuevas tarjetas u otros dispositivos con esos materiales. El proceso de reciclaje finaliza, por tanto, con la introducción de esos otros productos en el mercado.

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