Un estudio analiza los riesgos que el lavado verde presenta para la «naturaleza positiva», un concepto enfocado en la mejora de la biodiversidad del planeta, más allá de la mitigación de los daños.

El greenwashing amenaza la naturaleza positiva

Investigadores han identificado la amenaza que supone el greenwashing o «lavado verde» para un mundo «positivo para la naturaleza», en el que se detenga el deterioro ambiental y mejoren los resultados de la biodiversidad.

El concepto de naturaleza positiva -a menudo visto como la versión para la biodiversidad del objetivo climático «cero neto»- se usa para describir un planeta en el que la naturaleza mejora realmente a nivel global, yendo más allá de los esfuerzos actuales que se centran sobre todo en mitigar los daños.

La profesora Martine Maron, de la Universidad de Queensland (Australia), que dirigió el trabajo, afirma que la naturaleza positiva es esencial para detener la actual extinción masiva del planeta. «Más de 90 líderes mundiales han firmado el Compromiso de los Líderes por la Naturaleza, que aboga por un futuro de naturaleza positiva para 2030 -explica-. Y 11 de las 100 empresas de la lista Fortune aspiran ya a contribuir a una naturaleza positiva. Son noticias fantásticas, pero estas loables ambiciones no deben quedar marginadas por un conocido enemigo del movimiento ecologista: el greenwashing«.

El greenwashing o lavado verde hace referencia a la publicidad engañosa o equívoca difundida por una organización para presentar una imagen pública ambientalmente responsable.

El profesor E.J. Milner-Gulland, de la Universidad de Oxford, afirma que «nuestro mensaje al público es que es muy importante analizar estas afirmaciones. Al igual que ocurre con el término ‘cero neto’, pronto empezaremos a ver que las empresas a las que compramos y los gobiernos a los que votamos afirman que están siendo, haciendo o contribuyendo a una naturaleza positiva. Pero, para ser claros, un logro así sólo es posible si cambiamos radicalmente nuestra forma de gestionar la sociedad y la economía».

«Lo que realmente necesitamos son normas -continúa Milner-Gulland-, para que quede claro qué constituye información engañosa, y transparencia, para que los consumidores y los votantes puedan distinguir el maquillaje verde de los auténticos esfuerzos de cambio».

Australia está enmarcando actualmente sus reformas de la legislación medioambiental nacional en torno al concepto de naturaleza positiva. Pero «para que estas iniciativas alcancen realmente ese objetivo, tendrán que ser sustanciales y de gran alcance, evitando la acumulación de nuevos impactos, especialmente sobre nuestra amenazada biodiversidad», afirma Maron.

«En Australia se siguen talando cientos de miles de hectáreas de hábitat cada año, así que aún nos queda mucho camino por recorrer antes de poder decir que somos positivos para la naturaleza», concluye.

El trabajo se ha publicado recientemente en la revista Nature Ecology & Evolution.

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