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El estudio alerta de que mientras el sistema eléctrico se está descarbonizando, la creciente presencia de plásticos en las plantas de valorización energética dificulta el objetivo gubernamental de cero emisiones en 2050.

Las incineradoras emiten más carbono cuanto más plástico queman
Residuos en el foso de una incineradora. Foto: RESIDUOS PROFESIONAL

Un nuevo informe de la consultora Eunomia sobre los impactos de la incineración y el vertido de residuos en las emisiones de gases de efecto invernadero y la calidad del aire en Reino Unido, alerta de que es necesario eliminar el plástico de los residuos que se envían a las incineradoras mediante un pretratamiento mecánico y un mayor reciclaje, para reducir el impacto de la incineración de residuos sobre las emisiones de carbono.

El informe, encargado por ClientEarth, revela que la generación de electricidad a partir de la incineración de residuos -también conocida como valorización energética de residuos– produce muchas más emisiones de carbono por kilovatio hora (504 gCO2e/kWh) que las emisiones de la red nacional desplazadas, que son actualmente de 270 gCO2e/kWh.

Y a medida que el mix de generación de electricidad del Reino Unido siga descarbonizándose, se espera que esta disparidad aumente, ya que se prevé que las emisiones de carbono producidas por las fuentes de electricidad de la red nacional se reduzcan a 66 gCO2e/kWh en 2035, mientras que se espera que las producidas por la incineración de residuos aumenten hasta 527 gCO2e/kWh.

Este aumento de las emisiones de carbono producidas por la incineración se atribuye en gran medida a la creciente proporción de plástico en los residuos enviados a incinerar. La mayor parte del plástico procede del petróleo crudo, y los efectos de su quema en una instalación de incineración son similares a los de la quema de petróleo.

El número de instalaciones de incineración en el Reino Unido ha aumentado en los últimos años, impulsado por el deseo de reducir los residuos en los vertederos, y sus partidarios argumentan que proporcionan una alternativa baja en carbono a la energía generada a partir de combustibles fósiles como el gas y el carbón.

Sin embargo, la creciente proporción de plástico en los desechos residuales que llegan a las incineradoras -que se prevé que alcance el 17,1% en 2035- está aumentando el impacto del carbono de estas instalaciones, y la descarbonización de la red energética del Reino Unido supone que la energía generada a través de la incineración de residuos ya no puede considerarse una energía baja en carbono, según afirma el informe.

Para reducir el impacto del carbono de las instalaciones de incineración, el estudio apunta a la necesidad de eliminar los residuos plásticos presentes en el flujo de residuos, ya sea mediante un pretratamiento mecánico de los residuos para eliminar los plásticos densos y las películas de plástico a las que no llegan los sistemas de reciclaje domésticos, o mediante el aumento del reciclaje de plásticos en general.

De no hacerlo, el rendimiento climático de la incineración podría ser peor que el de los vertederos en 2035, pues se espera que las emisiones de los vertederos disminuyan debido a que los objetivos de reciclaje cada vez más elevados hacen que la materia orgánica y el papel se eliminen de los desechos residuales, lo que dificultará cada vez más que el sector de los residuos alcance el objetivo gubernamental de cero emisiones en 2050.

La aplicación de tecnologías de captura y almacenamiento de carbono (CAC) para eliminar de la atmósfera el carbono liberado por la incineración reduciría el impacto del carbono de estas instalaciones, y los operadores de incineradoras lo están estudiando, pero la tecnología aún no es comercialmente viable y su uso aumentaría considerablemente el coste de la gestión de residuos.

Calidad del aire

En cuanto a la calidad del aire, aunque las modernas instalaciones de incineración están equipadas con controles para reducir significativamente la contaminación atmosférica, el informe asegura que siguen emitiendo óxidos de nitrógeno y partículas nocivas -pequeñas partículas producidas por la incineración de material- que contribuyen a los impactos sobre la calidad del aire. Esto subraya la necesidad de hacer más hincapié en el reciclaje, la reutilización y la prevención de residuos para reducir la cantidad de residuos enviados a incineración.

Ann Ballinger, consultora principal de Eunomia, afirma que «a medida que mejore el reciclaje, la intensidad de carbono de las incineradoras aumentará con el tiempo según se incremente la proporción de plásticos en la materia prima de los residuos. Para alcanzar el objetivo del Reino Unido de convertirse en un emisor neto de carbono cero en 2050, todos los sectores de la economía deben tomar medidas para reducir sus emisiones de carbono. En el caso de la incineración de residuos, esto significa centrarse en el reciclaje de plásticos para eliminar el carbono fósil de la materia prima que se dirige a las instalaciones de incineración».

Tatiana Luján, abogada de ClientEarth, añadie que «a medida que el mundo se ahoga en plásticos y países como China cierran sus puertas a los residuos extranjeros, la incineración será cada vez más impulsada como una alternativa «fácil». Pero los residuos no desaparecen en nube de humo. Cuantos más residuos y plásticos se envíen a quemar, más sufrirán paralelamente nuestro medio ambiente y nuestra salud».

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