El uso de energías renovables, el diseño eficiente, la movilidad combinada o la reducción del desperdicio alimentario son algunos de los elementos clave para lograr ciudades más circulares, según un informe de la Fundación Ellen McArthur.
Actualmente, las urbes suponen el 85% del PIB mundial, consumen el 75% de los recursos naturales y producen entre el 60 y el 80% de las emisiones de gases de efecto invernadero. Estos datos reflejan el potencial de las ciudades para liderar la transición hacia la economía circular, puesto que concentran la mayor parte de la población, así como el consumo de recursos y la generación de riqueza.
La fundación Ellen McArthur se creó en 2010 con el objetivo de acelerar la transición hacia la economía circular como vía para dar respuesta a uno de los grandes retos globales: el excesivo uso de recursos finitos, la incesante generación de residuos y sus consecuencias en el planeta. La entidad entiende la economía circular bajo tres principios: un diseño de sistemas que permita eliminar la generación de desperdicios, el aumento de la vida útil de los productos en su nivel más alto de valor y el reaprovechamiento de los materiales para incluirlos de nuevo en el ciclo de producción. Una de las líneas de investigación principales de la fundación se enfoca a las ciudades como motores de cambio.
Tal y como recoge el estudio Cities in the circular economy, an inicial exploration, las ciudades circulares cuentan con elementos clave que mezclan el uso de energías renovables, el diseño eficiente y las tecnologías digitales. El entorno construido consiste en un modelo modular y flexible que permite la reutilización, el uso de materiales reciclados y un diseño eficiente para reducir el gasto energético. Además, los edificios albergan sistemas de producción de energía y huertos urbanos.
La movilidad es otro de los ejes principales, con el foco en estructuras intermodales que hagan fácil combinar el transporte público, compartido y a demanda. De esta forma, se reduce el uso del coche privado y el espacio que ocupa puede destinarse a otros usos ciudadanos.
Por otro lado, el sistema alimentario se rediseña también bajo principios circulares, donde todos los desechos se reaprovechan para ser utilizados en agricultura rural y urbana, eliminando los desperdicios alimentarios.
En todos estos procesos, las tecnologías digitales tienen un rol esencial, mediante la monitorización, el análisis de datos y la creación de servicios en forma de aplicaciones.
El informe recoge también los retos a seguir explorando en el ámbito de la ciudad circular: cómo puede servir la economía circular para generar empleo, mejorar la calidad de vida en la ciudad y aumentar la resiliencia de las comunidades urbanas.
Fuente:
Spri