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Un informe de la AEMA considera esencial minimizar y valorizar los alimentos desechados y los residuos de jardinería para impulsar la economía circular en Europa.

Biorresiduos
Prevenir el desperdicio de alimentos es esencial para avanzar hacia una economía circular. Foto: RESIDUOS PROFESIONAL

La Agencia europea de Medio Ambiente (AEMA) ha publicado el informe «Biorresiduos en Europa: convertir los desafíos en oportunidades», en el que analiza la situación y el potencial de este flujo de residuos, que se compone en gran parte de los residuos de alimentos y jardines.

Los biorresiduos son uno de los flujos de residuos clave en Europa y tienen un gran potencial para la transición hacia una economía circular. Según el informe de la AEMA, la reducción y el uso de residuos biológicos podrían reducir las emisiones, mejorar los suelos y proporcionar energía. El reciclaje de residuos orgánicos también es clave para cumplir el objetivo de la Unión Europea de reciclar el 65% de los residuos municipales para 2035.

Los residuos biológicos son el mayor flujo (34%) de todos los residuos municipales en Europa y alrededor del 60% de estos biorresiduos son restos de alimentos. A lo largo de toda la cadena de valor, el desperdicio de alimentos asciende a unos 173 kilogramos anuales por ciudadano de la UE, lo que corresponde a aproximadamente una quinta parte de todos los alimentos que se producen.

La prevención del desperdicio de comida podría disminuir considerablemente los impactos ambientales de la producción, procesamiento y transporte de alimentos. El informe de la AEMA señala que estos beneficios son mucho mayores que los derivados de su reciclaje, que aún así son necesarios e importantes.

Mucho biorresiduos también podrían convertirse en un fertilizante de alta calidad y mejorador de suelos, así como en biogás, un combustible renovable. Esto requiere que se recojan por separado y sin mezclarlos con otros tipos de residuos. La contaminación de los residuos biológicos con plásticos es especialmente preocupante.

Actualmente, el compostaje es la forma dominante de gestionar los biorresiduos, pero la digestión anaeróbica con la producción de biogás está aumentando, señala el informe de la AEMA.

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