Un nuevo estudio de la Agencia Europea de Medio Ambiente advierte de que la transición a una economía circular pasa por centrarse menos en el reciclaje de residuos y más en el uso de los recursos, y reducir los «insostenibles niveles de consumo» actuales.
A pesar de los avances legislativos de los últimos cinco años, los esfuerzos por transformar la economía europea -en gran medida lineal y «desechable»- en una economía circular requerirán acciones más audaces. Es esencial adoptar medidas decisivas para reducir drásticamente los residuos, priorizar la reducción del uso de recursos, aumentar las tasas de reciclaje y mejorar el diseño circular de los productos, según una evaluación de la situación de la economía circular en Europa que acaba de publicar la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA).
Las políticas de economía circular de la Unión Europea se han reforzado en los últimos años, pero aún deben volverse más vinculantes y orientadas a objetivos para acelerar la adopción de un modelo más regenerativo. Esto significa ir más allá del actual enfoque en los residuos para abordar de manera más directa el uso de los recursos. El informe explica los beneficios del posible establecimiento de objetivos futuros sobre el uso de recursos o la huella material y las posibles vías para acelerar la transición hacia un modelo más circular.
Desarrollar una economía circular es una parte crucial de los esfuerzos de la UE para abordar el cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la contaminación. El informe de la AEMA ofrece un análisis exhaustivo de cómo le está yendo a la UE en la transición hacia una economía más circular y el fuerte impulso político que supone del Pacto Verde de la UE, junto con alternativas y propuestas para acelerarlo aún más.
Progresos desiguales
La fuerte dependencia europea de los recursos naturales para obtener materiales, alimentos y combustible conlleva importantes repercusiones medioambientales y climáticas. Sin embargo, según el informe, tras el fuerte aumento del consumo de recursos en el pasado, esta tendencia se ha estabilizado en los últimos años. Se ha observado una modesta disociación entre el consumo de recursos de la UE y el crecimiento económico, con un ligero descenso del consumo total de materiales mientras aumentaba el producto interior bruto (PIB). Sin embargo, y al mismo tiempo, la dependencia europea de las importaciones mundiales para el suministro de algunas materias primas, minerales metálicos y combustibles fósiles fundamentales está aumentando en un contexto geopolítico más difícil.
La UE ha puesto en marcha medidas para permitir el cambio a una economía circular, lo que significa abandonar los actuales modelos de producción y pautas de consumo «lineales». Esta transformación está consagrada en el Plan de Acción para la Economía Circular, una de las partes fundamentales del Pacto Verde Europeo. En los últimos años se han producido avances positivos hacia la circularidad en Europa, como el aumento de las tasas de reciclaje y la aparición de una economía colaborativa y otros modelos de negocio circulares.
Con una tasa de circularidad del 11,5% en 2022, Europa consume una proporción de materiales reciclados superior a la de otras regiones del mundo. Sin embargo, los avances en la UE han sido lentos y aún estamos lejos de la ambición de duplicar la tasa de circularidad de la Unión para 2030.
El informe de la AEMA evalúa el progreso hacia los objetivos circulares actuales y afirma que existe una probabilidad baja o moderada de que se alcancen en los próximos años.
El informe explica, sin embargo, que muchas políticas de economía circular son todavía relativamente nuevas y que algunas aún no se han implantado plenamente a nivel nacional. Además, el impacto de estas medidas tarda en filtrarse a los cambios en los modelos empresariales, los patrones de consumo y, en última instancia, nuestros patrones de uso de los recursos. Sin embargo, además de aplicar las políticas existentes, se puede hacer más.
Reciclado de más calidad
El informe también estudia posibles medidas para el futuro, como el establecimiento de objetivos y el fomento de un reciclado de mayor calidad -en el que los materiales conserven su función y valor originales durante el mayor tiempo posible- para fomentar la independencia de recursos de la UE y reducir su importación. Además de aplicar principios de ecodiseño, también es fundamental aumentar la circularidad maximizando el uso y la vida útil de los productos mediante la reutilización, la reparación y la refabricación.
Igualmente, debe prestarse especial atención a la economía del suministro de materias primas, de modo que los incentivos y los precios de las materias primas tengan en cuenta su impacto medioambiental y los materiales reciclados tengan más facilidades para reintroducirse en la economía.
La base de estos cambios es la necesidad de reducir el consumo de productos de los niveles insostenibles actuales, pero las tendencias actuales en la UE van, por desgracia, en la dirección contraria. Existen numerosas oportunidades para que las futuras políticas de la UE se basen en la investigación en curso sobre la demanda de los consumidores, sobre cómo cambiar sus comportamientos, así como para integrar los principios de transición justa en las acciones futuras.
Otras conclusiones clave del informe son:
- Maximizar el valor y la función de los productos existentes requiere una intensidad de uso significativamente mayor por producto y una vida útil mucho más larga.
- Es poco probable que pueda lograrse una reducción significativa de la generación de residuos para 2030. El reciclaje ha aumentado con el tiempo, pero las tasas se han estancado en los últimos años.
- El éxito a gran escala de una economía circular depende en gran medida de que se devuelvan cantidades sustanciales de materias primas secundarias de alta calidad al uso productivo.
- Europa por sí sola no puede frenar el uso insostenible de los recursos que se produce a escala mundial, por lo que será esencial un marco sólido de gobernanza mundial sobre el uso de los recursos y la economía circular.