Un estudio realizado en 27 países pone en evidencia que aún persiste la dependencia de los plásticos de un solo uso en los supermercados y destaca los aspectos en los que se puede mejorar, además de ofrecer algunas experiencias de buenas prácticas.

La organización internacional Break Free From Plastic (BFFP) ha publicado el informe Supermarket Audits: Stores’ Untapped Potential in Fighting Plastic Pollution, el primer análisis global que evalúa las prácticas de supermercados frente a la crisis de la contaminación plástica.
Entre agosto y noviembre de 2024, voluntarios de 27 países realizaron 496 auditorías en 247 minoristas. El estudio concluye que, salvo donde existen leyes estrictas, las cadenas de distribución hacen lo mínimo por reducir el uso de plásticos de un solo uso, a pesar de su influencia decisiva entre productores y consumidores.
Los resultados de las auditorías realizadas ponen de relieve la escasa implantación en general de algunas buenas prácticas para reducir el consumo de plásticos:
- Prácticas positivas aisladas: aunque existen ejemplos de buenas iniciativas en distintos países, son minoritarias y demuestran que son viables, pero aún poco extendidas.
- Venta a granel insuficiente: solo el 14% de los supermercados auditados ofrecen secciones de productos secos a granel.
- Eliminación de bolsas para frutas y verduras: apenas el 11% ha retirado las bolsas plásticas en estas secciones.
- Sistemas de depósito y retorno (DRS): presentes en el 44% de las tiendas, pero con gran desigualdad: en Alemania alcanzan el 96% (por obligación legal), mientras que fuera de este país solo llegan al 17%.
- Restricción de bolsas de un solo uso en caja: el 58% no las ofrece o las cobra, principalmente gracias a normativas ya vigentes en más de 100 países.
- Alternativas reutilizables: el 53% vende bolsas de tela o de larga duración como sustituto.
Supermercados: un eslabón olvidado en la cadena del plástico
Los supermercados son actores clave en la cadena de valor del plástico: se encuentran en un punto intermedio entre la producción y el consumo. Sin embargo, su potencial de cambio ha estado subestimado.
El informe destaca que medidas como las secciones a granel, la aceptación de envases reutilizables en charcuterías y pescaderías, o la sustitución de bolsas de plástico para frutas y verduras son todavía poco frecuentes.
BFFP insta al sector a no esperar a nuevas leyes y a aplicar estrategias integrales de reducción del plástico, que incluyan:
- Objetivos ambiciosos de eliminación de envases de un solo uso.
- Políticas de compra que prioricen alternativas sostenibles.
- Apoyo a infraestructuras de reutilización y retorno de envases.
Organizaciones ambientales de distintos países, destacan también algunos de los aspectos a mejorar por los supermercados locales. En Chile, por ejemplo, a pesar de leyes pioneras, las auditorías revelan incumplimientos y proliferación de bolsas supuestamente “reutilizables” que acaban como residuos. En el caso de México, se reclama rediseñar envases para hacerlos realmente retornables y circulares. Y en Indonesia, los supermercados generan hasta cinco veces más residuos que el comercio tradicional, por el abuso de envoltorios y envases desechables.
Dependencia de los plásticos de un solo uso
Según Emma Priestland, coordinadora de campañas corporativas de BFFP, “los supermercados dependen en exceso de los plásticos de un solo uso. Con medidas sencillas y probadas pueden reducir drásticamente su huella plástica y ayudar a sus clientes a evitar envases innecesarios, con beneficios claros para la salud y el medio ambiente”.
Este primer diagnóstico global pretende repetirse anualmente, ampliando el número de países y cadenas analizadas. El objetivo: generar un conjunto de datos que evidencie las mejores prácticas y presione al sector para asumir un papel protagonista en la lucha contra la contaminación plástica.